La Semana Santa más segura
Cambios en los recorridos de la Madrugá, el Martes Santo al revés, altavoces en las calles… una Semana Santa colapsada “echa el resto” para protegerse
Texto: José Antonio Rodríguez benítez Fotos: Javier Comas
Que la 2018 va a ser la Semana Santa más segura de los últimos tiempos no cabe ninguna duda. Todo lo que se prevea no garantiza que no pueda haber sucesos desagradables pero si previene y amortiza sus consecuencias en el caso que sucedan.
Este año, el Ayuntamiento de Sevilla, en coordinación a la Delegación del Gobierno y otras organizaciones especializadas en seguridad han diseñado un dispositivo que permite actuar de manera más efectiva, por ejemplo, en el caso de episodios como los del pasado año. Por ello, el centro histórico contará con un sistema de megafonía que estará instalado en zonas sensibles determinadas en el plan de seguridad. Esta propuesta comenzará a funcionar el Viernes de Dolores y estará vigente hasta el Domingo de Resurrección y su principal función será la del calmar al público en caso de alguna incidencia.
Igualmente, se va a incrementar la iluminación de las vías céntricas con un sistema que permitirá regular su intensidad en función del momento. También habrá cámaras de videovigilancia y un incremento notable de efectivos policiales en la calle.
Además, los sevillanos podrán descargarse una aplicación que les permitirá recibir SMS por parte de los servicios de emergencia con alertas, recomendaciones e información precisa en los supuestos previstos o en caso de alarmas sobrevenidas.
La Semana Santa de 2018 tendrá una calle Sierpes más expedita al haberse retirado 300 de las 4.200 sillas que el Consejo de Cofradías instala a lo largo de ellas. Las hermandades dispondrán, como en años anteriores, de GPS localizadores y todas ellas contarán con un hermano formado en materia de seguridad para canalizar las instrucciones de los dispositivos de emergencias.
Esfuerzos que todos confían en no usar, señal de que la Semana Santa ha discurrido con la normalidad ansiada por todos.
Martes Santo
Las hermandades del Martes Santo, con el objetivo de mejorar el funcionamiento de la jornada, pactaron hacer la estación de penitencia en sentido inverso al natural y alterar el orden de paso de algunos de los cortejos. De esta manera, los pasos comenzarán entrarán en la Carrera Oficial por la Puerta de Palos y tras recorrer la Avenida de la Constitución, Plaza de San Francisco y calle Sierpes, entrarán en la Plaza de la Campana. Decisión drástica no exenta de polémica que pondrá a prueba si, con este “cambio radical”, las cofradías logran sus objetivos de evitar parones y precipitar los regresos de aquellas cofradías con entradas más tardías como el Dulce Nombre o La Candelaria. El nuevo orden será el siguiente: El Cerro, San Esteban, los Estudiantes, San Benito, Santa Cruz, la Candelaria, los Javieres y la Bofetá.
Una Madrugá diferente
Desde el año 2000 la Madrugá de Sevilla es una jornada necesitada de una transformación. A los problemas derivados del colapso de los cortejos se ha unido los nuevos planteamientos que en materia de seguridad va a aplicar el Ayuntamiento de Sevilla y la Delegación del Gobierno. Esto ha derivado en una reforma de la jornada que el usuario de sillas en la Carrera Oficial no advertirá pues las cofradías seguirán discurriendo en horarios y orden similares al tradicional.
Los principales cambios vienen protagonizados por el recorrido de ida de El Calvario y los de regreso del Silencio y la Macarena. La hermandad del Calvario, para ofrecer mayor espacio al basto cortejo de la Esperanza de Triana, va renunciar a llegar a la Carrera Oficial por O’Donell y lo hará a través de la Plaza del Museo y Alfonso XII.
El Calvario obligará al Silencio a dar un rodeo a su regreso. En vez de alcanzar su templo por la Plaza del Duque y Alfonso XII, donde se encontraría con la hermandad de la Magdalena, discurrirá por Las Cortes, plaza de la Concordia y Santa Vicenta María, lo que también conlleva retrasar algunos minutos su entrada.
Sin duda, la hermandad que mayor esfuerzo hará será la de la Macarena. Renuncia a transitar por la que parecía “irrenunciable” calle Cuna para desviar la cofradía hacia la Plaza de la Alfalfa a través de la Cuesta del Rosario. La llegada a la hermandad como hermano mayor de José Antonio Fernández Cabrero ha resultado vital para desbloquear una situación enquistada en anteriores negociaciones. Ahora la Macarena llegará a la Plaza de Alfalfa para buscar la Plaza del Cristo de Burgos y, de ahí, a Santa Ángela de la Cruz para así recuperar el itinerario habitual de regreso.
Año extraordinario
Este 2018 pasará a la historia por ser un año extraordinario para tres cofradías: La Esperanza de Triana, el Amor y las Cigarreras
Cien años de “Soleá dame la mano”
Se cumple un siglo de la marcha que compuso Manuel Font inspirada en el canto de los presos al paso de la Esperanza de Triana por la cárcel del Pópulo.
Sucedía cada año, desde que la Esperanza de Triana reorganizara sus desfiles procesionales a partir de 1889 y, tras pasar por el Baratillo, iba buscando Reyes Católicos para regresar a su templo de San Jacinto. A la altura de la cárcel del pópulo, cuyo edificio había servido con anterioridad de convento, los presos asomaban sus voces y desde el interior de la prisión se oía el melancólico y desgarrador canto.
Decía la vieja saeta: “Soleá dame la mano, / por las rejas de la cárcel, / que tengo muchos hermanos, / huérfanos de padre y madre. / Eres la Esperanza nuestra, / estrella de la mañana, / luz del cielo y de la tierra, / honra grande de Triana”.
El paso de palio se volvía, entonces, a los presos y se acercaba a un postigo de la cárcel donde hoy se ubica la esquina de la calle Almasa. Esta tradición se prolongó hasta la desaparición de la cárcel del Pópulo en 1932. Para recordarlo, en aquel lugar se colocó en 1955 un espléndido azulejo de la Virgen pintado por Antonio Kiernam, de Cerámica Santa Ana.
Aquel momento, lleno de tanta poesía como dolor debió conmover a Manuel Font de Anta. Tanto que a su marcha más prodigiosa la llamó Soleá dame la mano. Así lo consideran los expertos que coinciden en atribuir a este artista la genial composición, aunque, como sucedió con otras obras de la “Factoría Font”, fuera registrada por su hermano José varios años después de su estreno.
“La marcha se registra el 14 de julio 1922, a las 12:40 horas, y culmina su trámite en febrero de 1923 junto a Amarguras, A la memoria de mi padre… sin embargo, tenemos noticias de su estreno en 1918 en una información de El noticiero sevillano que narra el estreno”, ha referido Francisco Javier Gutiérrez, director de la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla a la revista “Pasión en Sevilla”, de ABC.
En conjunto, se trata de una marcha con acusados rasgos nacionalistas envueltas en las melodías propias del folclore andaluz y la música popular.
Dicen de ella que hasta el propio Igor Stravinsky, durante una estancia en Sevilla en la Semana Santa de 1921 la escuchó al paso de la Virgen del Refugio de San Bernardo por la Puerta de la Carne. Fue entonces cuando pronunció la frase “estoy escuchando lo que veo y estoy viendo lo que escucho”.
Se trata de una marcha compleja de interpretar, quizás por ello no formó parte de los repertorios de las bandas sevillanas en general salvo por la experimentada Banda Municipal. Y es que para interpretarla de manera acertada se precisa de la pericia de músicos profesionales que, en décadas anteriores, escaseaba. ◉
El gen del amor en el ADN de la Semana Santa
Texto y Fotos: Javier Comas
El recuerdo a un ser que se marchó, la primera novia con la que saliste a ver cofradías o el padre que viste a su hijo de nazareno por primera vez. La Semana Santa es un elemento que lleva indisoluble en su ADN el gen más puro del amor. Desde la devoción a la propia imagen sagrada, hasta la obra de arte que el escultor regaló a la ciudad para convertirla en un Dios paseante.
El Cristo del Amor lanza su abrazo cada Domingo de Ramos con ese acto imposible de soltarse de la cruz. El pelícano que deja a sus crías beber de su propia sangre para alimentarlas. Martínez Montañés puso el resto en sus gubias para tallar a la advocación que realmente de sus manos saldría. Según el profesor de Historia del Arte Andrés Luque Teruel, “es un punto de inflexión de la escultura pasionista en la Semana Santa de Sevilla, es el modelo que incorporó las pautas montañesinas y un modo de expresión propio para superar los modelos renacentistas que estaban vigentes hasta ese momento. Es la imagen que incorporó el naturalismo y unas pautas expresivas conforme a los principios barrocos en la Semana Santa de Sevilla”· El Amor convertido en arte del más hermoso del barroco, el amor que se refleja en los seres queridos que imaginamos cuando tenemos ante nuestros ojos a la imagen de nuestra devoción, ese es el verdadero sentido de la Semana Santa.
“Toda la Semana Santa rezuma amor: amor a Dios, amor a la Virgen…”, comenta el actor y artista Miguel Caiceo. Recuerda que “el año pasado estuve en la salida de una cofradía a la cual estoy vinculado. El capataz, minutos antes de salir, habló a los costaleros, Me cogió del brazo y me acercó al paso. De repente, vi dos chicos llorar sin parar. Me dijeron que hace tres días murió su madre y que aquí están para ver a su devoción. Yo me acerqué a ellos, les di un abrazo fuerte, recé con ellos con sus brazos en mis hombros: nuestra madre era el amor de nuestra vida”. Y es que la Semana Santa son historias personales, historias indisolubles a la celebración más hermosa que regala la ciudad, al teatro de fe que saldrá a la calle.
Manolo Villanueva es el capataz del Señor del Gran Poder, junto a ocho cofradías más. Reconoce que “mandar al Señor es algo único, algo que nunca podrá superar a nada”. Recuerda “a una mujer que se puso a decirle al Señor en la calle: ‘¿Por qué te has llevado a mi hijo, con lo joven que era?’ Miguel el capiller se subió al paso y le dio dos claveles. Al cogerlos le dijo: ‘Espero que me lo estés cuidando ahí arriba’. Ese es el Gran Poder”. El amor más puro que Dios regala cada madrugada solo con una inmensa zancada.
Francisco José López de Paz lleva treinta años contando la Semana Santa desde la radio. Ha vivido muchas experiencias, afirmando que “la Semana Santa que conocemos no se entendería sin el amor”. Sabe que “tienen mucho que ver, de hecho la Semana Santa no deja de ser una historia de amor que tiene la ciudad con la pasión, con la figura histórica de Jesús de Nazaret, que es también el hijo de Dios para las católicos. Una tradición que la ciudad la cuida y la mima todos los años. Es una historia de amor humana, porque hay mucho de cariño, de recuerdos de los seres queridos en el sentido de que todo es una transmisión. Cuando tú sales de nazareno, no solo lo puedes hacer por tu fe, sino por el recuerdo a tu padre, de tus hijos, de tu familia o de tus amigos; hay mucha emotividad en eso de la Semana Santa. Del amor humano, siempre se ha dicho que cuando los chavales y las chavalas salen por primera vez solos y empiezan a hacer vida casi de adulto, es cuando llega la Semana Santa, cuando todo el mundo descubre lo que es estar en libertad en la calle, que te dejen salir, que te dejen llegar más tarde. Las primeras pandillas de chicos y chicas salían en Semana Santa y en esa semana. Había muchas historias de amor entre personas. La Semana Santa es un ámbito perfecto para el enamoramiento”.
Llega el tiempo sin tiempo del niño de aquel Neruda que supo de la intensidad de esta celebración, los días del gozo que más entienden de amor en un encuentro que lleva siglos produciéndose, la fe de un pueblo convertido en pasión desbordada. Ya lo dijo Octavio Paz: “El amor es intensidad y por esto es una distensión del tiempo: estira los minutos y los alarga como siglos”.