Su Alteza Serenísima Príncipe Hubertus von Hohenlohe es un polifacético esquiador alpino mexicano. Descendiente de la familia real de Württemberg, un antiguo principado de la actual Alemania. Cantante, fotógrafo y empresario, en 1981, fue el fundador de la Federación Mexicana de Esquí y en 1984 representó a su país en los Juegos Olímpicos, realizados en Sarajevo, Yugoslavia. Hubertus de Hohenlohe creció en México hasta los diez años de edad, cuando su familia se mudó a España, y después a Austria, cuya nacionalidad también posee, y donde estudió en escuelas de las ciudades de Vorarlberg y Graz. Su madre es la Princesa Ira de Fuerstenberg, una princesa ítaloalemana y sobrina de Gianni Agnelli, el magnate de la marca de vehículos Fiat, y su padre el difunto Alfonso de Hohenlohe, quien introdujo el automóvil Volkswagen en México. El Príncipe Hubertus tiene residencias en Ronda y Marbella, y es en esta última donde su augusto padre dejó una senda marcada y decisiva como gran impulsor del turismo internacional del más alto nivel que ha llegado a nuestros días.
Viaja por todo el mundo objetivo en mano, ¿con qué estampa se quedaría?
Me impacta que estamos de vez en cuando encerrados en nuestros pequeños mundos que nos creamos y que pensamos que son muy importantes y que después, cuando se viaja a otros sitios, todas las imágenes saltan, como si estuvieras en otra película y, si te das cuenta, todas las películas no son tan importantes. Cada uno hace su propia película. Hay muchas maneras de poder salir de un mal rollo, de una cosa de la que podemos pensar que no hay salida. Creo que eso es lo importante. La vida tiene muchas facetas, muchos colores. Siempre hay un nuevo camino y una nueva oportunidad. Con muchas.
Es cantante de pop, es esquiador, fotógrafo…¿qué faceta le llena más?
(Sonríe) A mí me gusta todo, pero la verdad es que ahora en la fotografía es donde más cosas estoy haciendo. No sé, me gusta todo, porque cantando se puede expresar lo que has visto, fotografiando también… Se usan todos los sentidos que el ser humano tiene.
Tengo entendido que le gusta el diseño, ¿es la creatividad y la búsqueda de armonía lo que encuentra en esta disciplina?
(Sonríe) Me encanta las cosas de cada día que sean bonitas e inteligentes y que la gente le dé sentido a las cosas que usamos. Sí, puede ser la creatividad y la búsqueda de alguna enseñanza cada día lo que puede cautivarme del diseño.
Dicen sus amigos que es un poco “Fashion Victim”, a ver ¿qué es para el Príncipe de Hohenlohe la Moda?
(Risas) Para mí la moda es el primer impacto de cada persona que ves. Los ojos, la moda, lo que llevan…es un poco lo que debe elegirse. Cuando vas por la ciudad te echan muchas sensaciones a la cara. Cuando decides qué ropa te vas a poner, cuál te gusta, decides quién eres. Tú eres una mezcla de muchas cosas. Somos una mezcla de dónde hemos nacido, de lo que hemos visto y de lo que nos han enseñado y, un poco, de lo que hemos elegido.
¿Se puede vivir al margen de la Moda?
Sí, yo por ejemplo me pregunto cada día sino me voy a poner toda mi vida un pantalón negro y una camiseta blanca y queda fantástico, lo que pasa es que al final pienso que qué aburrido. Está muy bien pero después hay tantos problemas que no me gusta resolver este demasiado rápido.
¿Suele seguir una apariencia característica o es de los que cambian en función de las tendencias?
No, creo que tengo un estilo definido como un elegante un poco pop digamos. Me gusta una elegancia espontánea rota por colores…en ese plan.
Tiene familia en Sevilla, viene con Frecuencia a Cádiz y, sobre todo, a Sanlúcar de Barrameda donde es presidente del Campo de Golf, tiene casas en Marbella y Ronda…¿Qué significa Andalucía para este príncipe nacido en Méjico proveniente de una familia real germana?
Soy muy andaluz. Andalucía es el sitio donde lo pasamos mejor. La gente está como más relajada. Tiene arte, tiene duende y les gusta pasarlo bien. De vez en cuando, tengo dificultades para hacer todo lo que en Andalucía me gustaría hacer, porque hay gente que no viene y no ven las muchas cosas buenas que posee. Después tiene un clima que es el mejor de Europa.
Quienes le conocen aseguran que su carácter guarda un asombroso parecido con el de su padre el desparecido y emblemático Príncipe Don Alfonso de Hohenlohe, ¿qué hay de cierto en ello?
Soy muy parecido. Soy una versión más moderna. Soy muy parecido, como muy buena gente, siempre buscando una cosa nueva y, digamos, me gusta lo bonito de la vida. No me gusta lo feo, lo malo. Me gusta que funcionen las cosas y que se haga bonito. Me gusta que todos triunfen.
¿Disfruta de la vida como lo hizo su augusto padre?
No tanto, no tanto. Mi padre tenía más vicios (sonríe), más mujeres, más rollos y se casó más veces (risas). Pero digamos que disfruto de otras cosas.
¿Cómo recuerda a la figura de su padre, el creador de la Marbella de la jet set mítica de los años sesenta?
Mi padre fue una persona muy abierta, muy creativa, muy espontánea, quería a la gente, pobre y rica por igual. No salía sólo rodeado de ricos y creo que eso es lo fantástico que la gente recuerda de él.
¿Ha continuado ese compromiso en su familia con nuestra tierra de la manera que lo hizo el Príncipe Don Alfonso?
Sí, sí, absolutamente. A mí me encanta seguir lo que él empezó, por ejemplo con el vino, con Sanlúcar de Barrameda y con todas sus ilusiones. Lo que ocurre es que estamos en una época de crisis bastante fuerte, que nos toca a todos, pero esperemos pasarla pronto y poder hacer cosas, por ejemplo, en Sanlúcar muchas cosas, porque es un pueblo, una ciudad, con un sitio único que se merece nuestro esfuerzo y que recuerde a mi padre y a mi familia.