Mario Niebla del Toro Carrión.
Director de la Revista Escaparate
Este será el año. Nuestro año. El que llevábamos años esperando. Yo tengo la sensación de que el 2017 será un gran año. Para empezar suma diez y eso apunta maneras. No me tome por loco. Arrimémonos al bordillo y zambullámonos de cabeza en este año con todas las ilusiones en todo lo alto. Trabajemos sin descanso por cumplir las metas adormiladas que tenemos en nuestra cabeza y no dejemos pasar ni un sólo día más para pelear por lograrlas. Venimos todos con heridas de guerra, medallas de batallas de los años más duros, pero con olor a nuevo, a primera vez, prestos a echarle dos pares de reaños a un nuevo tiempo en nuestra vida. Peleemos por llenarnos de buenos sentimientos, de grandes gestos, colmarnos de belleza, de arte. Lo que no es arte el tiempo se encargará de borrarlo. Retémonos y afrontemos todas las trabas posibles con tal de agarrar con todas nuestras fuerzas aquello que nos hace sentir bien. Si no nos retáramos nuestra alma estaría vacía. El 2017 que acabamos de desenvolver será el año de los retos, de los logros conseguidos. Será el año del viaje que llevábamos años queriendo hacer, de apuntarse a ese curso para el que nunca encontramos antes el tiempo, será el tiempo de tener tiempo para gastarlo en disfrutar de la dolce far niente, el momento de pedir perdón, de rescatar a ese amigo al que le debemos un café, una explicación, un abrazo y un gracias. Será el momento de cuidarnos y de cuidar a quienes nos quieren. Será la mejor época de nuestra vida, de reír sin consuelo, de llorar de alegría, de empezar el libro, el año de cantar, de bailar sin pudor, ni miedo al ridículo. Será el tiempo de abrazarnos, de querernos y de dejarse querer. Será el año de ser sinceros, claros cristalinos, de correr por el campo, de navegar, de montar en globo, de subir a la cima, de bañarnos desnudos en el mar, de estar en silencio viendo atardecer con nuestra música favorita, de levantarnos temprano con el único objetivo de ver amanecer un nuevo día. Será el año de imprimir fotografías de aquellos momentos más dulces de nuestra vida, de nuestra niñez, de rodearnos de gente positiva y con buen karma a granel. Será el año de sentirnos más vivos que nunca y con afán de superación. Será el año de ser críticos con todo y con nosotros mismos, pero con una capacidad de perdón tremenda, sobre todo para perdonarnos por no ser aquellos héroes que nos creíamos ser en el universo de nuestro ombligo. Dejemos pasar este año hasta el fondo de nuestras expectativas. Recibámosle con una gran sonrisa y muchas ganas de ganas por hacer cosas, por tener curiosidad por todo en la vida. Echemos de nuestro lado para siempre el venir de vuelta de nada. Estamos empezando a vivir aunque se peinen canas. Me encanta ver a mi amigo Toni Benítez con su solera y experiencia acudir a sus clases de Bellas Artes o sus clases de bulerías. Es de las personas más jóvenes que conozco. Está más vivo que nunca. Me encanta ver a mi padre que acaba de aprender a usar el “whatsapp” y está entusiasmado. La curiosidad, las ganas de aprender, el inconformismo y el buen gesto tiene que empapar cada rincón de este 2017 que viene ansioso por llevarse el gato al agua del año de entre los años. Será un tiempo de cantar. Será el año de preguntar recetas nuevas. Será un tiempo de prosperidad, de emprender, de enamorarse, de rectificar, de crecer, de decidir, de proponer, de asumir lo que nos dé vértigo y poderle el pulso con un único objetivo: Ser felices. Sean felices por amor de Dios o por lo que más quieran. Sean felices y trabajen serlo sin descanso porque como decía Marañón “descansar es empezar a morir”. Enciendan todas las luces de sus casas un lunes sin ser festivo, saquen sus mejores vajillas y mantelerías y sienten en sus mesas a la gente que les sume, les quiera o simplemente les divierta. El tiempo de ser inocentes pero traviesos. La prudencia justa, sueltos y sin vacunar. Rompamos las barreras que nos frenen en esencia y pongámonos el mundo por montera. Este 2017 no será un año más. Será el año. El 2017 será fiesta, será vida. El tiempo me dará la razón.