Quiso regalar a Escaparate su última entrevista pública antes de dejarnos este pasado 28 de marzo. María Teresa Cecilia Zita Carlotta de Borbón-Parma se marcha a los 86 años tras una apasionante vida entre la distancia y el apego a la alta sociedad de la que ella era baluarte. Entre su amado atardecer de Cádiz, nuestra protagonista reflexionó el pasado mes de noviembre sobre la vida y la verdad, sobre el tiempo y la memoria de sus recuerdos.
Falleció en París víctima del coronavirus, donde vivía la gran parte del año. Con una genética ligada a la familia Borbón que desde 1700 reina en España, era miembro de la rama carlista que durante décadas mantuvo la pretensión al trono del país. La princesa María Teresa, título que jamás utilizó, nació el 28 de julio de 1933, gracias al matrimonio de Francisco Javier de Borbón y Braganza, príncipe de Parma y de Plasencia, y de su esposa, Magdalena de Borbón Busset. Hermana de Carlos Hugo, Cecilia y Nieves de Borbón. Los periodistas expertos en realeza han señalado siempre que “mantuvo toda su vida una actitud conciliadora, lejos de pretensiones dinásticas, en cierto modo progresista, desligándose de los principios tradicionalistas que mantuvo durante años Sixto, el menor de la familia”.
Creció en el antiguo castillo de Bostz, Besson. Tras cursar sus estudios secundarios en Tours, obtuvo un doctorado en estudios hispanos de la Universidad París-Sorbona y otro doctorado en sociología política de la Universidad Complutense de Madrid. En ambas universidades ejerció como profesora. Estudió con profundidad el Islam y su relación con los derechos de las mujeres, por las que luchó hasta el fin de sus días. Su tesis doctoral estuvo dedicada al conflicto nacional irlandés y durante toda su vida fue una persona docta en diversas materias sociológicas.
Siempre escudera de su hermano, apoyó durante los años del franquismo las ideas liberales que Carlos Hugo planteó al Partido Carlista. Un año estuvo marcado en la historia de su vida: 1976. Participó en la trágica y recordada concentración carlista celebrada en Montejurra (Estella, Navarra), en la que los partidarios de la línea tradicionalista, encabezada por Sixto de Borbón-Parma, ayudados por elementos de extrema derecha, abrieron fuego contra los partidarios de Carlos Hugo, que había democratizado y actualizado el movimiento carlista. En aquellos sucesos murieron dos personas y sus asesinos quedaron libres al año siguiente gracias a la ley de amnistía que imperaba por entonces.
Desde que muriera Carlos Hugo hace diez años, su hijo mayor, Carlos Javier de Borbón-Parma Orange-Nassau, es el jefe de la familia. Su propio sobrino señaló en su despedida que “nuestro mejor homenaje es seguir trabajando por la causa carlista, luchando por los derechos, libertades y dignidad de las personas y de los pueblos”. El propio Carlos la recordaba por su “energía, voluntad, independencia, en ocasiones apasionada y acogedora”.
La prensa y la sociedad le puso el sobrenombre de la “princesa roja” por sus ideas progresistas, pese a estar desvinculada de los círculos de la realeza. No se casó, ni tuvo hijo, pero su historia parte de siglos donde sus orígenes comunes con los Reyes españoles se remontan a Luis XIV. La rama de Carlos María Isidro, el hermano de Fernando VII que disputó el trono a Isabel II e inició las guerras carlistas, se extinguió y la herencia carlista pasó a un sobrino del último pretendiente, Javier de Borbón-Parma, padre de la princesa fallecida.
Se marcha con una vitalidad asombrosa, tras casi nueve décadas apasionantes. Descanse en paz, Alteza, Escaparate siempre la recordará con una sonrisa.