Arcángel
Cantaor
Posa para el fotógrafo en las históricas paredes del Mesón Don Raimundo, en pleno corazón de Sevilla. Se siente como pez en el agua pisando la madera de escenarios añejos, como las voces de Alosno que han acunado al flamenco más auténtico que ha parido Andalucía desde que la memoria recuerda y en los libros se cuenta. Su rostro es más que reconocible en este mundo, hijo de alosneros de raza que lo alumbraron hace cuarenta y dos años. En 1998 se destapó con la raza de un joven que quiso comerse el mundo con la voz de los mejores, con el corazón de los grandes y con el alma de maestros como Enrique Morente. Francisco José Arcángel Ramos es producto de su tierra, como el mismo se define en esta entrevista. El aire de Huelva que se cuela en sus tonos, donde el fandango huele a ría y a mar, a campo y a Andalucía. Así piensa y así repasa sus años.
¿Cómo le va la vida a Arcángel?
Si hacemos una media, considero que bien. Contento con lo que voy consiguiendo. Pero, como en todos los casos y familias, siempre hay alguna goterilla. Afortunadamente, la pena no supera a la alegría. Estoy en un momento de mi vida muy bonito en el que estoy intentando afianzarme un poco más.
¿Y ha sido agradecida con usted?
Sin duda alguna. Tengo la suerte de poder vivir de lo que me gusta y poder haberme planteado una carrera de lo que me encanta. Con eso, ya me parece que en cierta manera ha sido agradecida. En el plano familiar, sí tengo muchas lagunas, porque la pérdida de mis padres es algo en lo que la vida me ha golpeado duramente. Pero soy afortunado, tengo una familia bonita e hijos preciosos a los que quiero mucho.
¿Cómo es Arcángel?
Es difícil hablar de uno mismo y definirse, pero si yo tuviera que presentarme a alguien le diría que soy una persona que intenta disfrutar de la vida lo más que puedo, siempre desde el respeto; que me gusta ayudar a los demás, el deporte… Siendo sincero, a veces soy un poco cabezota, no por defender las cosas porque sí, sino porque creo mucho en mis ideas. En general, soy una persona normal; no me llama la atención la fiesta, soy más de trabajo, de estar tranquilo, hogareño… Sobre todo, eso sí, enamorado y súper enganchado a mi afición, que es el flamenco.
Hablando de flamenco, ¿en qué momento se encendió la mecha para dedicarse al cante?
Ese momento te llega solo. En mi caso, lo que hacía era divertirme con lo que me gustaba, que era cantar. No pensaba en nada más. Llegó un momento que, sinceramente, era más fácil seguir hacia adelante que darte la vuelta después de haber hecho tantas cosas y vivir tantas experiencias. Fue de manera regular, cuando me di cuenta, ya estaba metido en el ajo, ya era complicadísimo salirse y tampoco quería hacerlo. Algo que ya formaba parte de mí.
¿Tuvo algún impulsor?
En realidad no existió en mí esa figura, he trabajado con mucha gente y haciendo camino poco a poco.
¿Y algún referente del que aprender?
Muchos. Creo que lo más bonito del mundo es la humildad, pero no humildad entendida como un sentimiento de pena sino de saber uno quién es y no utilizar nada en contra de nadie. Nadie es imprescindible en esta vida y nunca se acaba de aprender. He aprendido de casi todos, pero si tengo que mencionar a alguien, es a Enrique Morente.
Es un debate que plantean muchos flamencos en esta época. Los tiempos cambian y las modas musicales también. Por eso, le pregunto: ¿Está denostado el flamenco en la sociedad?
No, al contrario, está mejor que nunca. Es verdad, que con el afán que se tiene de que llegue a más público y a más gente, se hacen cosas que banalizan el mensaje del flamenco; pero a nivel de difusión, promoción y concienciación social, está mejor que nunca.
Nació en Alosno, la tierra del cante por antonomasia. ¿Qué hay de ella en usted?
Yo soy mi tierra, soy una consecuencia de mi tierra. Afortunadamente he nacido en Huelva, que tiene una diversidad melódica increíble, de la que hemos bebido todos los que hemos salido de aquí. Además, en los últimos tiempos, han salido muchos compañeros de Huelva, cosa casi inexistente antes en el flamenco. El cante de mi tierra lo llevo conmigo todos los días.
Si le preguntara por ¿cuál es el palo del flamenco más difícil?
Enrique Morente dijo: “El cante más difícil es el que peor se te da”. Hay cantes que se les presupone una dificultad, pero depende tanto del que la ejecuta…
Entonces, ¿qué opina de los que encasillan a Arcángel con el fandango?
Es inevitable que la gente cuando piense en ti, lo primero que piense sea en eso. A mí no me molesta, hubo un tiempo que, a lo mejor sí, pero creo que la gente sabe lo que uno hace y es un orgullo que la gente piense en ti cuando se acuerden del fandango.
Entonces ha conseguido que se asocie su nombre a un estilo…
A mí me agrada que sea así, es muy bonito
¿Qué proyectos tiene entre manos Arcángel?
Estoy preparando el siguiente disco que va a salir en 2020 del que no puedo avanzar mucho porque aún estamos pensando cómo enfocarlo. Conciertos de verano tengo bastantes y estoy con muchas cosas por delante.
Y en esos conciertos, ¿cuándo estará en Sevilla?
En Sevilla estaré en noviembre.
¿Qué le pide al futuro?
Felicidad y que las cosas salgan bien, lo único que quiero. Mi necesidad pasa por sentirme bien conmigo mismo y que seas capaz de generarle alegría a los demás.
Texto: Javier Comas
Fotos: Aníbal González