Mario Niebla del Toro Carrión.
Director de la Revista Escaparate
“Ya hemos visto que la vida era otra cosa”
Vivimos días para reflexionar, reencauzar, concluir y decidir. No hemos vivido un confinamiento para seguir como siempre. No, amigo. Ni mucho menos. No ha sido moco de pavo como para quedarnos con los brazos cruzados viendo la vida pasar y repitiendo con inercia esquemas. Vamos a coger el toro de la vida por los cuernos y vamos a darle un revolcón a nuestra realidad. Vivamos vivos, con los ojos abiertos de par en par para ver más que nunca hacia donde va nuestra felicidad: la vida es una espera constante. De un tiempo a esta parte ando sentimental, más sentimentalón de lo acostumbrado, incluso con bipolaridad anímica si me admite un exceso de sinceridad. Eso sí, con más ganas si caben por hacer, por construir, por proyectar, por luchar por las metas de siempre y las recién descubiertas que en conjunto sumen nuestro confort espiritual, interior. Hay un antes y un después en mi forma de ver la vida. No tengo otro objetivo en estos días confusos que encontrar mi sitio en el mundo, mi felicidad, mi bienestar, replanteándome lo que hasta hace un cuarto de hora largo era firme y definitivo. Estos son unos días y éstas unas noches idóneas para ir de cabeza al meollo de nuestra cuestión. No malgaste este momento crucial en otra cosa que no sea ser generoso contigo. La generosidad no se mide por el tamaño o el volumen de aquello que se da, sino por la grandeza del corazón que lo da. Regálate tiempo para pensar en ti. No nos dejemos llevar como camarón por la marea. Fundamental ese ratito, por simple que parezca, saboreando nuestro vino favorito, divisando el horizonte de la ventana con la sonrisa dibujada por todo lo que nos dejamos atrás y por todo lo bueno que está por llegar, si nos empleamos en ello, claro está. Fundamental el silencio en el paseo marítimo viendo la puesta de sol y el olor a mañana fresca paseando descalzo por la orilla. Esencial llamar a quienes queremos sin pudor para decírselo y con la humildad de reconocer que les necesitamos para que el paisaje hagan de nuestro mundo un bonito sitio donde emplear nuestra vida, nuestras ilusiones y nuestros retos. Vivimos días espectaculares para crecer y para deshacernos de lo que nos achica. Ha llegado el momento de elegir nuestra vida. Hagámonos amigos de la soledad y de la ausencia de ruido para pararnos y replantear cada guión y punto de nuestra existencia. No queramos otra cosa que lo auténtico. No seamos mediocres. Seamos ambiciosos con nuestros sentimientos. Buen momento para rezar, para estudiar, para amar, para compartir, para convivir. Buen momento éste para la vida. Regalémosno esa reflexión, sin prisa, pero sin pausa. La vida nos brinda una oportunidad de oro para exprimirla precisamente. No estamos para tonterías de la tía Carlota. ¡Para nada! Escribo estas palabras en la calma aplatanada de Sanlúcar de Barrameda, con el carácter de pueblo y el sosiego de sus calles empapadas de solera y lentitud que sugieren tomarse la vida con calma. Esta sensación que respiro mientras hilvano esta carta es un ofrecimiento silencioso para optar por una vida tranquila en el karma de nuestro interior. Ese estar a gusto en nuestra piel nos convierte en proclives para alcanzar los hitos que nos queramos marcar. Este confinamiento que dejamos de momento atrás ha debido servirnos para ir a lo positivo, no enredarnos en lo superfluo, porque ya hemos visto que la vida era otra cosa. No perdamos el tiempo que se va la vida.