1 Abr, 2021 | Blog

En las postrimerías de la Exposición Iberoamericana que revolucionó la ciudad, la Fox vino atraída por su exotismo y grabó para la historia una Semana Santa espontánea, desordenada e imperfecta.

Así era la Semana Santa de Sevilla de hace casi un siglo y así lo grabaron ‘los americanos’ que viajaron a Sevilla entre 1930 y 1931 para filmar una celebración llena de inquietantes demostraciones populares para el pueblo anglosajón.

Durante la Cuaresma y la Semana Santa, la Fundación Cajasol y la Cámara de Comercio proyectan en sus salas «Los sonidos perdidos de la Semana Santa de Sevilla», una cinta rescatada por los investigadores madrileños Jesús Romero y Enrique Guevara de los fondos de la Universidad de California del Sur y que han sido devueltos a la vida gracias a la edición de Carlos Valera. Con una duración de 54 minutos, ofrece la visión de la Semana Santa antes de la Guerra Civil con todo lujo de detalles, calidad y sonido; convirtiéndose en el primer testimonio sonoro de esta celebración.

La cinta arranca con la salida de la Cena desde Omnium Sanctorum con las imágenes antiguas del misterio y del Señor. Pasa el tranvía hasta dos veces antes de salir la cruz de guía. Con los pasos, el público masculino se quita el sombrero. Una avioneta sobrevuela la torre y los veladores junto a la calle Guadiana están a rebosar. Unos gritan mientras otros saludan a la cámara, que es el principal reclamo del momento. 

Después llega la salida de San Esteban. Hay espectadores subidos a un coche para ver la salida en primera fila. Abre el cortejo la corneta a caballo del Brigada Rafael que se escucha con total nitidez. Sale el Cristo ya con su paso recientemente comprado al Cachorro y que aún conservan en la Puerta Carmona. Se escucha la voz del capataz: «La derecha adelante, más la derecha adelante». El palio de la Virgen de los Desamparados, sin candelabros de cola, sale literalmente a empujones, mientras suena una saeta rápida y alguien dice un «olé». Al paso de la cofradía, una mujer llama a «Murillo». 

Los cámaras graban al rato a San Benito en Almirante Apodaca. Primero, el misterio sobre su antiguo paso y un poco detrás, el palio. La Presentación al Pueblo avanza sin compás alguno y lleva un guardabrisa roto que lo colocan los priostes a los pies de Pilatos. El paso de la Encarnación brilla en el año de su estreno. La escena la remata un tranvía que va detrás del cortejo y que no duda en tocar la bocina. 

San Bernardo es la cofradía con más minutos de grabación. Todo parece que los de la Fox habían pactado su seguimiento. Desde la popular ida por la calle Gallinato a los «vivas» por la calle Ancha, junto a la ‘Freiduría San Bernardo’. El Cristo de la Salud y la Virgen del Refugio son los antiguo, el resto permanecen igual. La Virgen avanza por el puente mientras suena con total claridad y calidad la marcha ‘Mektub’. 

La siguiente escena se produce en la calle San José. Desde un balcón se manda parar a ambos pasos para que se canten saetas mientras el tío de los globos adelanta al paso de Cristo de atrás hacía adelante. Después, en los palcos, suena otra saeta desde la primera fila por la misma intérprete. El capataz manda la levantá: «Te voy a llamar. Tos por iguá valiente, a esta es», y aparece un vendedor entre el público: «¡Latas, refrescos, mantecado helado, al rico bocadillo, cosas graciosas!». Después, el palio aparece a los sones de ‘Rocío’ y eso no impide a la saetera cantar. El fiscal le da con la vara a unos niños del público para que se sienten y permitan al cámara tomar bien la escena. 

Finalmente, se graba la entrada de San Bernardo que es todo un espectáculo totalmente distinto a lo que se vive hoy en día. Unas bengalas iluminan el camino tras el palio en una calle completamente apagada. El jaleo es atronador, el paso va arrasando y nadie mira a la Virgen que está entrando. La atracción es la cámara de la Fox y los vecinos se cogen unos a otros a hombros para salir en la película. 

La Macarena de las Huertas 

Llega el Jueves Santo y los Negritos pasan por los Palcos. El edificio Fénix está en construcción y los carteles publicitarios que lo tapan son de ‘Joyería Reyes’ y ‘Productos de higiene y limpieza para la carne’. En la calle Entre cárceles se le ‘Cavas Freixenet’. El Cristo de la Fundación lleva una banda de cornetas y tambores y la Virgen avanza bajo el palio antiguo que está hoy en Cádiz y viste el manto de Ojeda que hoy se disfruta en Écija. Antes de que llegue La Trinidad, que sale este día y va delante de las Cigarreras (La Exaltación salía el Viernes Santo), llega el Rey Alfonso XIII y la Reina Victoria Eugenia que ocupan la presidencia. Se escuchan aplausos en la plaza de San Francisco. 

Vuelve a escucharse al vendedor entre el público: «Hay cerveza, gaseosa, refresco, bocadillo». Pasa el misterio de las Cinco Llagas y la Virgen de la Esperanza, y suena con nitidez una bronca entre el público: «A mí no me empujes, ’tá entérao’». 

Con el Viernes Santo por la mañana, sorprende el regreso de la Macarena por la calle Don Fadrique. Avanza el misterio del Señor de la Sentencia con el Cristo vuelto de espaldas como lo concibió inicialmente para su misterio Castillo Lastrucci una década antes de la filmación. Arrolla. En la trasera, una barra (como las que llevan ahora las carretas del Rocío) sirve para que los hermanos empujen el paso al andar. Suena el redoble de la Centuria y los armaos desfilan con los ropajes de Rodríguez Ojeda que pocos meses moriría. Un nazareno con banderín adelanta a la cofradía. De repente, llega la Macarena con arrasando la bulla a su paso. Estrena el manto de tisú que le bordara Juan Manuel. La reciben con «vivas»· a la altura del bar Plata. Donde hoy se levanta la basílica, hay una casa en cuyo tejado no cabe un alfiler, igual que en la Resolana. Detrás de la Macarena se han incorporado penitentes del Silencio, con las cruces al revés. Así era el regreso de la Macarena en los años 30. 

Es por la tarde y El Cachorro avanza por el puente mientras un vendedor canta: «Semillas de coco helado». El Cristo de la Expiración aparece en el actual paso de la Cena de Jerez proyectado por Lastrucci y, al bajar el puente, en la casetilla del puerto, está el fotógrafo de ABC Serrano con quien podría ser Sánchez del Pando. Detrás, la Virgen del Patrocinio que se quemó en 1973 con el actual palio. La O se atisba detrás y la atraviesan armaos de negro, presumiblemente del Cachorro, que van detrás del Cachorro y unos nazarenos de terciopelo y capa blanca. 

El resumen de una joya rescatada. La Semana Santa de otros tiempos que ha sabido conservar muchos sonidos y otros, con el paso del tiempo, se perdieron. Así sonaba aquella celebración de sombreros, gabardinas, dejes andaluces y popularidad; de vinos de Jerez que rodaban por las tascas y nazarenos con el antifaz levantado sin reparo alguno; la de pasos que arrollaban y entraban a duras penas; la de un pueblo que abrazaba su celebración como nadie y que, años después, casi aniquila al completo por la ceguera de las ideas políticas. 

Texto: Guzmánde las Heras
Fotos: Univ.de Carolina del Norte

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