«El amor es un viento, que igual viene y que va”. Para Feliciano Pérez-Vera las sevillanas siguen siendo su amor incondicional que lo han llevado a la cima de estas letras guardadas en el corazón de todos, como esta, pero el viento también lo ha llevado a ser novelista de éxito. Letras de oro para una Andalucía que añora cada verso salido de su puño y letra que son eternos en boca de artistas como Isabel Pantoja, María del Monte, Los del Río o Amigos de Gines. El éxito también ha sido en la gestión, donde llegó a ser director general de la desaparecida Caja San Fernando. Este genio del renacimiento popular vive sus días felices en el centro de Sevilla, con el cariño de su mujer e hijos y con la búsqueda constante de la inspiración, esa que de vez en cuando viene a visitarle por primavera.
– ¿Quién es Feliciano?
-Fundamentalmente trabajador y dedicado a las cosas que me gustan. Desde pequeño me gustaban las sevillanas, el folclore andaluz…. En definitiva, mi alegría es trabajar en las cosas que me han gustado.
– ¿Qué tienen las sevillanas de Andalucía?
– En el libro ‘Sevillanas’ hago un resumen de lo que he estudiado del género. Desde pequeño sabía que había unas tonás antiguas que las fui grabando con mi casete a los viejos que las cantaban. No tienen nada que ver con el flamenco pero es el alma de andaluz. Expresa de una forma sencilla o graciosa lo que es esta tierra.
– Su vida ha estado llena de inquietudes creativas pero, de todo lo que ha hecho, ¿qué le ha llenado más?
– Como he sido abogado, he tenido mi carrera profesional y mis éxitos en ese campo que me han llenado bastante. En las sevillanas, me quedo sobre todo con la gente que he conocido. Colaborar con artistas grandes que me han aportado mucho. La satisfacción es ver que he conectado con el alma del pueblo.
– De esas personas grandes, ¿cuál le ha marcado más?
– Con Rafael de León, sin dudarlo. Nació en esta calle: San Pedro Mártir. Lo conocí cuando tenía unos 14 años. Independientemente de animarme a que escribiera, aprendí de él muchas cosas. Fue un grandísimo poeta y escritor. Ha sido la persona que más me ha influido en mi labor creativa. El conectó directamente con una Andalucía de finales del XIX y años 20 que es la que más me inspira.
– ¿Qué le contaba de aquellos tiempos?
– Que fueron maravillosos. Rafael se va de Sevilla porque se mete en el mundillo de la generación del 27. En vez de dedicarse a la poesía culto, se mete en el mundo de las canciones.
– Hablo ahora con el Feliciano escritor… De sus novelas, ¿con cuál se queda?
– Las novelas mías llevan dos líneas: la andaluza y la universal. La de la línea andaluza me dan más satisfacciones porque la gente conectan mucho más con ellas. Hay otras dos que son más de ambiente local o rural. Una es una historia del XIX, ‘Fuerte es el amor más que la muerte’ y la otra que es ‘Después de recorrer el mundo entero’ donde un arqueólogo ingles viene a descubrir Tartessos en la marisma del Rocio. La Andalucía nuestra vista desde los ojos de un inglés. Me gustan las novelas llenas que cuenten muchas cosas. Muy movidas.
– Y la última salida del horno ha sido ‘Uno de los nuestros’…
– Es una historia de Sevilla que ha ocurrido en una familia. Intenta presentar la sociedad de Sevilla entre los años 1962 y hasta la llegada de la expo, que cambio la ciudad completamente la ciudad.
– Vuelvo al lado compositor. Si tuviera que quedarse con una de sus míticas sevillanas, sería con…
– La que le ha llegado más al alma a la gente es ‘Una oración rociera’ que describe todos los sentimientos de una familia rociera. Una persona que está agradeciendo a todas las personas que le han enseñado al Rocío. A nivel popular, me han gustado mucho las que van de boca en boca: ‘El desamor’, ‘La carreta de mi prima, ‘Tengo unos palillos’, ‘Salta la rana’…
– ¿Cómo empezó su camino en esto de las sevillanas?
– Era un niño que tocaba la guitarra y el piano. Mi casa era muy musical y literaria. Teníamos muchos ratos de hablar de ello. Descubrí unos discos de pizarra que tenía en casa que ya no se usaba. Empecé a usarlo y a escuchar las sevillanas del XIX y XX. Eso me llenaba el alma. Empecé a investigar. Tengo la anécdota de estar tocando la guitarra a finales de los 70 y pasó una mujer con 80 años vestida de negro y me dice: “Déjame la guitarra”. Quedé sorprendido. En Hinojos, donde nací, se había perdido el folclore. También en Andalucía. La autonomía ayudó muchísimo a que la gente descubriera sus costumbres y sus raíces. Vi a muchos viejos y le cogí esas sevillanas que iban a perderse. Las metí en el famoso disco de la Caja San Fernando ‘Así cantaba nuestra tierra por sevillanas’.
– Y ¿cómo recuerda esos inicios?
– Pasaba mis vacaciones en Hinojos y en el salón de mi casa había un piano. Entró Antonio ‘El Raya’ el de ‘Los Rocieros’. Cuando yo tenía 14 o 15 años escucho que tenía una sevillana mía: ‘El Corral’ y me dijo: ‘Me dejas que yo la grabe’. Ese es el inicio. Ese mismo verano me presenta a Rafael de León en el Roció. Fue el que me dijo que entrara en la Sociedad de Autores junto a Juan Solano. A partir de ahí, las grabaciones. Conozco a Gracia Montes también que, junto a los Rocieros, son los que me graban.
– Usted habla mucho en sus respuestas de El Rocío, pero ¿qué misterio guarda?
– Es inexplicable. El otro día ley en San Juan de la Cruz. El defendía mucho las imágenes porque estábamos en plena reforma protestante. Decía que Muchas veces se producen milagros cuando la gente peregrina a lugares lejanos. Y por esos lugares, al ser impracticables, Dios permite esos milagros. Quizás es la única explicación teológica que podría tener conexión con El Rocío. Conozco muchos testimonios de grandes favores de la Virgen.
– ¿Cree que falta ingenio en estos tiempos?
– Tengo que diferenciar. Veo muchas películas, series, etc. Veo que los temas están todos muy manidos, quizás por el miedo a renunciar a lo que siempre ha sido fuente de inspiración: amor, odio… Veo ese miedo a volver a esas cosas con un afán solo de de novedad que va muchas veces en contra de la calidad. En el mundo de la creación, musical y literaria, faltan grandes compositores. Antes los había y ahora no hay tantos. Quizás haya una pequeña crisis de creatividad en los momentos actuales.
– Hablando de usted, ¿qué le inspira más?
– Normalmente no soy un ser inspirado continuamente pero reconozco que de vez en cuando se me viene una transformación interior que me hace escribir cosas que conecten con la gente. Pero no estoy siempre inspirado. La última canción que he hecho es ‘Todo es mío’ y me inspiró dando un paseo por el puente de Triana. Todo el que es rociero es dueño de todo lo que supone y el Rocío es eso. A partir de esa idea, sale la canción.
– ¿A qué le tiene miedo Feliciano?
– Lo normal es a la muerte. Si lo ves como algo lejano, no se lo tienes, pero si te llaman y te dicen que te han encontrado algo, el susto es tremendo. Pero ese miedo es el más grande que tiene el ser humano. Aunque soy creyente y creo en una eternidad feliz, el hecho de que tu vida cambie de un estado a otro es lo que más respeto me impone en este momento. Mis novelas siempre llevan una vertiente con ese diálogo con el más allá. Un tío mío, que es cura, me puso este ejemplo: “Cuando un niño nace, y toma aire por primera vez, piensa que se va a morir y, en cambio, es el momento en el que comienza la vida”.
-Termine la frase: La familia es…
– …lo más importante que tenemos.
– ¿Cómo está viviendo estas primaveras tan tristes?
– Luchando contra la desesperación con actividad. Haciendo cosas.
– Un año de su vida.
– El 2000. El cambio del milenio, mi situación personal, los tres hijos nacidos,….
– Un color.
– El Azul. Tanto del cielo como del mar.
– Un lugar.
– El Rocío.
-Una ciudad.
– Sevilla, sin duda.
– Un personaje histórico.
– Cristóbal Colón. Es la persona que más ha aportado y sufrido a consecuencia de su intuición.
– ¿Qué queda de Feliciano por delante?
– Mucho. En el campo de las novelas, mucho. Tengo dos pendientes de publicar. En el campo de la composición, todos los días hago cosas nuevas. Me queda mucho por hacer.
Texto: Javier Comas
Fotos: Aníbal González