Olor a mar y a vino de Jerez que nace de las botas del Puerto de Santa María. El Real Club Náutico de esta hermosa ciudad gaditana celebra sus 103 años de vida y el cincuentenario de la regata que cada verano convierte a esta localidad en el epicentro de la vela nacional en la segunda quincena de agosto. Escaparate entra en este lugar para conocer su historia, muy ligada a la Casa Real Española y a la Andalucía más marinera. Santiago Villagrán, presidente; José María Escribano, ex presidente; Juan Castañeda, gerente; Nicolás Mariño, director técnico de la regata; Ángel Ruiz, fundador de la regata, expresidente y primer ganador y Juan Luis Moreno, comodoro de honor del club, reciben al equipo de esta revista entre embarcaciones y pantalanes que rezuman la historia del tiempo
Y es que los orígenes del Real Club Náutico de El Puerto de Santa María se remontan a principios del siglo XX, dosage siendo su sede una pequeña casa entre dos puentes, cialis el de San Alejandro (actualmente desaparecido) y el del ferrocarril. La instalación se repartía entre dos plantas, purchase la primera destinada a las embarcaciones y la segunda de ellas incluía un pequeño bar. Pero una visita lo cambiaría todo. Por aquel entonces S.M. El Rey D. Alfonso XIII, con motivo de su viaje a la Escuela Naval de la vecina localidad de San Fernando, visitó este Club, dando gran relevancia con su presencia a aquellas originarias instalaciones. Así comienza esta historia que llega hasta nuestros días.
Salvador señala “lo necesario que siempre hemos sido para la ciudad. Aquí había tres clubs: Las Redes, Vistahermosa y el Náutico. Y nosotros hemos sido el más abierto al pueblo. Muchos de los eventos que organizamos articulan el Puerto de Santa María en lo social y deportivo”.
Con Juan Castañeda recorremos sus instalaciones que se sitúan a orillas del río Guadalete. Apunta que «hasta hace 8 o 9 años teníamos barcos en los dos márgenes. Ahora solo en la derecha”. En la entrada están la zona de oficinas, restaurantes, cuarto de los marineros y un aula de enseñanza. Al Final, el salón de juego y de socios, el restaurante, pista de tenis y un vips club. Ya en la zona del varadero está la parte meramente deportiva de vela y piragüismo. Son 350 cuotas que se traduce en más de 600 personas las que mantienen este espacio repleto de amor al mar e historia del entorno.
Entre sus nombres emblemáticos se encuentra José María Escribano. Expresidente fundamental en el devenir de este club y que recuerda a todos los que han hecho posible su mantenimiento.
Un club que ha tenido entre sus socios de honor a Rafael Alberti y por el que han pasado toreros, ganaderos, gente del mundo del cante, empresarios, aristócratas y todo tipo de personalidades de la sociedad española aficionada al mar.
La regata: el gran emblema
Pero si se trata de un evento por lo que es conocido este Real Club Náutico es por su regata que este 2021 cumple 50 años.
Ángel Ruiz recuerda sus inicios cuando la fundó en 1972: “Propongo a mi amigo Antonio Barbadillo, presidente por entonces del Consejo Regulador de Jerez, hacer una regata donde le pido un catavino de oro para entregar como trofeo y que se haga patrocinador”. Antes, “a principios de los 70, el Club de Polo de Jerez organizaba la Copa Jerez Sherry en Sotogrande. Un día, hablando con un amigo italiano, pensé en hacerle una regata igual como se hacía lo del polo. Entonces hablé con Barbadillo. Le pareció buena idea y lo aprobó el Consejo Regulador. Una de las condiciones que nos pusieron es que la regata pasara por Sanlúcar de Barrameda. La entrega de trofeos se hizo aquí y otra pequeña entrega, en Sanlúcar”. Así nació este sueño que cada agosto pone en el panorama internacional de la vela a esta entidad.
Recuerda que antes “era algo más festivo que deportivo: Cenas de smoking con los marinos, Una parafernalia que ahora no hay. Al poco tiempo se interesó otro patrocinador: el Casino Bahía de Cádiz. También se apuntó después Osborne y Puerto Sherry. Llegamos a tener cuatro regatas. Era el gran evento social del Puerto”.
La Casa Real y el Club
Entonces todo creció y “la regata salió de nuestras fronteras. Empezaron a venir muchos portugueses, gallegos, valencianos… Aquello llegó a oídos de la casa Real y empezó a participar el actual Rey, por entonces Príncipe Felipe, en los años 90. Aquello le dio el vuelco a la regata donde llegaron a participar más de 80 embarcaciones”. Ese fue el inicio de la unión entre este evento y la Casa Real. Nicolás, director técnico de la regata, recuerda un episodio complicado: “Hubo un año una crisis tremenda porque se tuvo que suspender una regata porque el príncipe iba primero. Se fue el viento. Aquí calibras la importancia que tiene esta competición».
Entre las anécdotas destaca Ángel que siendo presidente del club, “vino la Infanta Cristina. Al bajar del barco en bañador, quise darle la insignia de oro del club, pero no supe cómo ponérsela”. Todos ríen en esta reunión distendida en la zona de restauración del club”. Entre copas de Sangre y Trabajadero, se apenan de que “Don Juan Carlos nunca haya llegado a venir”, al menos que ellos sepan. “En alguna regata del Sherry se decía que iba a venir el Rey, pero nunca se le vio”. Pero sí lo hizo su padre. “En 1992, Don Juan si vino en su mítico barco “El Giralda” junto con una regata de barcos de época que venían desde Palma para subir a Sevilla a la Expo. Aquí estuvo tres o cuatro días. A los pocos meses, murió”.
José María recuerda que tuvo que dar cobijo a los más de 30 barcos en estos pantalanes. “Le pedí a Osborne que diera una cena y un flamenco fabuloso. Fue la última alegría que se llevó en su vida. También, el presidente de entonces, Miguel Duro del Moral, que era médico, le dijo: “Señor, está fumando mucho”. Le respondió: “Doctor, para lo que me queda…”.
Una competición de primer nivel
Nicolás describe las características técnicas de la regata: “Es una regata clásica de cruceros. El mundo del crucero ha evolucionado mucho”. Recuerda que “aquí hubo un momento con grandes barcos patrocinados que condicionaron mucho la parte social de la regata que incluso impusieron sus criterios. Aquello apartó al mundo del crucero tradicional. Desde la crisis de 1992, prácticamente desaparece el crucero tradicional”. Por ello remarca que “la regata es un reflejo de la sociedad. Cuando va en alza el mundo, la regata igual. Al revés pasa lo mismo. A partir de ahí empieza un cambio. Se trata de atraer al crucero tradicional que se dedique a la competición. Cuando desaparece Osborne de patrocinador, el club tiene que asumir todo el peso económico. Tras tocar fondo, se recupera y desde la edición 36 alcanza una estabilidad y mantiene un nivel deportivo importante, con un número importante de barcos. Ahora son gente netamente regateros, deportistas de alto nivel”.
El catavino de oro pasa a manos del ganador cuando gana tres consecutivos o cinco alternos. Nicolás apunta que “este año se quiere recuperar la regata larga con motivo del 50 aniversario. Aquello se fue perdiendo a demanda del deportista que buscan los bastones”.
Y es que “la regata siempre ha pretendido acercar la vela a tierra para que se vea desde la playa. Eso también ha tenido muchas presiones por parte de los participantes. Eso hacía que recorriera toda la bahía de Cádiz y que la gente lo viera”. Por ello indica que “uno de los problemas que tiene este deporte es la visibilidad”.
Este 2021, la Regata del Real Club Náutico del Puerto de Santa MarÍa y las Carreras de Caballos de Sanlúcar se han hermanado. 175 aniversario de unos y 50 de otros. Competiciones que ponen a esta tierra en el panorama internacional del caballo y la vela. Esa que tiene en el Puerto de Santa María uno de sus mayores emblemas náuticos.