Nació en el 38, la Guerra tocaba a su fin y su padre tenía ya 41 años. José María Pemán Domecq repasa gran parte de la vida y obra de su padre: uno de los grandes literatos de la historia moderna de España e hijo de su tiempo que hoy aparece marcado por los que solo miran el presente con ojos del pasado. Con recuerdos al Cádiz de posguerra y a la España del hambre, con la memoria privilegiada que el entrevistado guarda desde su niñez, la Revista Escaparate analiza en esta entrevista la figura de José María Pemán 40 años después de su muerte de la mano de su hijo.
-¿Orgulloso de ser Pemán?
-Claro que sí. Para mí es un orgullo y me da más satisfacciones que insatisfacciones. El tener un apellido tan conocido no puede pasar desapercibido
-Y Domecq por su madre…
-Mi padre vivió toda la vida en Cádiz pero él heredó por parte de su abuelo una villa en Jerez de la Frontera por la carrera de Trebujena. Se llamaba Cerro Nuevo. Pasaba temporadas en la casa esa y después en Cádiz. Ahí aprovechaba para leer y escribir. Entonces, en esa finca, como ejercicio le gustaba dar paseos a caballo y da la casualidad que la familia Domecq, don Pedro el marqués, tenía una finca cerca donde él la tenía y como el paseaba a caballo, en uno de ellos conoció a su mujer. Se enamoró, se llamaba María del Carmen Domecq, al final se casaron en Jerez. Era mi madre.
-¿Qué recuerda de su padre?
-Soy persona que tiene buena memoria. Lo recuerdo desde que tenía 3 años. Recuerdo a mi padre muy metido en su trabajo. Su vocación era la de escribir. Lo hacía todas las mañanas. Desde que nací, él ya tenía 41. A pesar de que estaba siempre muy ocupado, le encantaba la familia. Cuando ya era más mayor ya podía comer en la casa de San Antonio 14 en Cádiz. Fui el único que nació en esa casa. Precisamente, en el año 33 que no había nacido, él estrenó en Madrid una obra de teatro. Fue la primera que escribió y la que más repercusión mundial tuvo: ‘El Divino impaciente’. Esa fue una obra en unos momentos difíciles para España. Se estaba viendo venir que iba a ver una confrontación. La izquierda republicana estaba atacando mucho. En esa crispación que había, un empresario de teatro que era hermano de Herrera Oria le dijo a mi padre: “A ver si es capaz de hacer una obra de teatro. Nos gustaría que fuera sobre un santo para contrarrestar el ambiente antirreligioso que se estaba viviendo por parte de la República. Eligio la vida de San Francisco Javier. Tuvo el atrevimiento de hacerla en verso. Salió redonda. Los versos son una maravilla y tuvo un éxito aplastante. Se estrenó en Madrid en el teatro Beatriz, fue traducida a varios idiomas y se interpretó hasta en Japón.
-¿Cómo era su trato?
-En mi infancia yo iba al mismo colegio donde se educó, en san Felipe Neri. A las horas de las comidas, era muy simpático e interesante. Me ayudaba en cosas que no entendía del bachillerato. Siempre me atendió con todo el cariño. A pesar de todo, cuando era joven, era deportista. Jugaba bastante bien al tenis. Cuando lo conocí era más mayor. Lo veía poco porque viajaba mucho. Tenía muchas demandas de conferencias por toda Europa e Hispanoamérica. También tenía que ir mucho a Madrid por ser presidente de la Real Academia española. Se estrenaron muchas obras en Argentina donde era muy conocido.
-¿Recuerda algún viaje con él?
-A los viajes le acompañara su mujer cuando vivía. Se quedó viudo en el 69. Algunas veces invitaba a que fuéramos alguno de los hijos. Tuve la suerte de que me eligió para que le acompañara junto con Luis María Ansón. Fue designado por el ABC como corresponsal para ir a Jordania. Estuvimos en la visita de enero de 1964 de Pablo VI. Fue un viaje muy interesante donde conocí con él los santos lugares. Como momento especial recuerdo cuando fuimos a ver al Papa que iba a la orilla del lago Tiberiades. Alguien le comentó al Papa: “Mire, ahí estaba José María Pemán”. Lo conocía. Se interesó en saludarlo. Cuando lo hizo, pidió que le dieran una medalla que habían acuñado conmemorativa de ese viaje. El Santo Padre se agachó. la metió en la orilla, la bendijo y se la regaló.
-En ABC estaba gran parte de la vida y las inquietudes de su padre…
-No había los adelantos técnicos de ahora. Era enormemente impaciente. Cuando veía oportuno que había sucedido algo, inmediatamente eso lo plasmaba en un artículo. Ahora lo hubiera mandado rápido. Él tenía siempre la prisa de que al día siguiente lo publicaran en la tercera página. Siempre lo recuerdo dictando por teléfono al ABC el artículo para que inmediatamente saliera. Estábamos todavía en la época después de la guerra y en la que España tenía escasez de todo. Una de las cosas que recuerdo era que par a hablar con Madrid había que poner conferencia. Le decían: “Hay seis horas de retraso”. Él tenía influencia en la telefónica y le ponía la conferencia un poco antes.
-Ha hablado antes de los tiempos de la guerra. Usted nació en sus últimos compases pero su padre la sufrió en primera persona. ¿Qué le contaba?
-Ahora que estamos con este gobierno de izquierdas, sobre todo el ayuntamiento de Cádiz, hay un fenómeno que me produce indignación. Él durante la guerra conocía a Primo de Rivera y, de cajón, él era un profundo católico, monárquico acérrimo, liberal… La izquierda republicana pinta ahora que los malos fueron los que ganaron la guerra y ninguno era una hermanita de la caridad. Pero quemaron las iglesias, los conventos… ¿Qué iba a querer por su ideología? Luchar porque su país recobrara la normalidad y el orden. Él no fue el frente a pegar tiros, Franco le pidió que se metiera en la Junta de Burgos. Con su pluma y palabra, combatió a la ideología que estaba llevando a España al desastre. Eso era lo propio de la guerra. Una vez terminada la guerra, donde pidió que lo quitaran de la Junta de Burgos, fue totalmente contrario a que siguiera franco. Se tenían mucho respeto. En muchas ocasiones se citó con él y le pedía por favor que reinstaurará la monarquía. Nos contaba después esas visitas. Un día le dijo: “Mire Pemán, no sea usted tan impaciente, yo soy tan monárquico como usted y le aseguro que cuando ya no esté en España, habrá un rey. Pero ahora, Pemán, a los españoles no se les puede dejar solos”. Al final se murió en la cama como sabemos.
-También tenía amistad con Juan de Borbón…
-Junto con Doña María de las Mercedes fueron mis padrinos de mi bautizo. Se entrevistó muchas veces con Juan de Borbón. Hubo que saltarse el orden dinástico. Franco no quería saber nada de Don Juan porque había hecho un manifiesto contrario. Si queríamos la monarquía, había que abdicar en su hijo. Gracias a eso, Franco todavía en vida nombro sucesor a Don Juan Carlos. Se murió y fue inmediato. Doy muchas gracias en eso a Suarez. Fue un hombre muy importante en esa transición. A parte de que se instaurara la monarquía, se consiguió el consenso y la concordia entre todos los españoles con la promulgación de la Constitución de 1978.
-Volviendo al presente, ¿qué opina de todo lo que está pasando en España?
-Al hilo de lo que digo de la Constitución, lo que está pasando una cosa clara, hubo un nefasto presidente: Zapatero. Se le ocurrió inventar la ley de la Memoria Histórica. Es una ley muy difícil de aplicar. No se tiene en cuenta que en España existieron los dos bandos. Parece que los malos solo fueron los nacionales.
-¿Y con la retirada de la placa en Cádiz?
-Lo que ha pasado ahora en Cádiz no es más que el producto de utilizar la ley de la Memoria Histórica bajo el prisma de la falta de resignación por haber sido los perdedores y por el odio a los que habían ganado. Eso no lo perdonan. El poner en práctica esto intentando borrar el pasado es tirar un dardo envenenado al espíritu de la concordia y paz que reflejó la Constitución de 1978. Así es como yo lo veo. Dejarse guiar por ese sentimiento de odio y rencor, a la larga no llegará a ningún lado porque entiendo que la justica y la verdad es lo que triunfa. Estoy convencido que lo que han hecho es una injusticia. Solo han contemplado una época muy corta: la de la confrontación, no su historia. Todo lo que hizo mi padre por este país perdonando a los contrarios, influyendo en el gobierno para que pudieran venir a España exiliados… Fue un hombre de concordia y de paz.
-¿Hasta dónde llegó por alcanzar ese espíritu de concordia y paz?
-Para mí, lo más importante de mi padre es ese espíritu de concordia y paz para todos los que han acudió a él. Ayudó a todos. Hizo muchas cosas importantes por Cádiz y España. Quiero destacar la última visita que hizo el Rey Felipe a Cádiz con motivo de la fundación del Diario de Cádiz. Estaba Kichi. En los postres estaba con un sobrino mío: Manuel Guerrero. Nos levantamos a fumar un cigarro y se levantó Kichi. Mi sobrino me lo presentó. Cuando le dije que era José María Pemán hijo, ese hombre se deshizo en alabanzas. Eran y son muy del Nazareno ambos. Me dijo con sinceridad: “Su padre es un gran literato. Para mí su padre es el mejor embajador que ha dado Cádiz para que se conozca esta ciudad en todo el mundo”. Son palabras suyas textuales. Las cosas que pasan son de partido porque no tienen más remedio de vivir con esa confrontación para seguir en su puesto.
-¿Y después de la retirada de la placa ha vuelto a encontrárselo?
-No lo he visto y estaría deseando algún día podérmelo encontrar. Si me lo encontrará le recordaría a Kichi que en la vida hay que saber perdonar y vivir con la concordia. Le recordaría como mi padre en unos carnavales antes de morir fue Alberti disfrazado de marinero a Cádiz.. Cuando se enteró que estaba en la plaza de san Antonio en el tablao, se fue corriendo y se dieron un abrazo. De ese abrazo se ha hablado mucho. Ese es un reflejo del espíritu de concordia que hay en España. Le diría a Kichi: vamos a olvidar y dame un abrazo como mi padre se lo dio a Alberti. Que el sucesor que venga vuelva a poner la placa. A la familia nos duele que haya sido tratado como un maleante.
-¿Qué es Pemán para Cádiz?
-Para Cádiz es una persona muy importante porque gracias a toda la obra literaria, todas las de teatro que hacían alusión a Cádiz, su poesía… hizo que Cádiz fuera una ciudad universal. Influyó mucho en el abrir a Cádiz al resto de España y el mundo. Al ser tan famoso, cosechaba influencia de mucho tipo y de todo se aprovechó a Cádiz. Por ejemplo, organizó los cursos de verano en la universidad de Cádiz donde vino gente muy importante.
-¿Y para España?
-Dicho no solamente por los ideólogos de derecha, sino de izquierdas; el mismo Umbral y otros que no son sospechosas de dar coba, que hablaban de verdad: “Como articulista, escrito, orador… ha sido lo mejor que ha tenido España en el siglo pasado”. Hay quien se mete con la poesía. No digo que no todas fueran perfectas, pero fue un buen poeta y muchas son una maravilla.
-Hemos hablado de las bondades, pero ahora le pregunto por alguno de los momentos complicados que vivió su padre estando Franco en el poder.
-Cuando lo destituyeron como presidente de la Real Academia Española, él había hecho un discurso alabando mucho a Calvo Sotelo y según Primo de Rivera no había ensalzado lo suficiente a él. Se originó un malentendido. Primo de Rivera lo quiso retar a duelo y tuvo que intervenir Franco y se hizo la paz. También, después, tuvo pequeñas complicaciones con la Guardia Civil. Como tenía esa ironía gaditana, en una ocasión, yendo a Madrid en coche le pusieron una multa al su chofer porque de repente apareció la pareja que estaba escondida. Lo cazaron por exceso de velocidad. Sabían que ahí picaba todo el mundo. A mi padre se le ocurrió la idea de poner un artículo en ABC donde hablaba de lo que le había pasado. Dijo que le había recordado a la época de los maquis. La que se lio… Pues mandaron la Guardia Civil a casa.
-Recientemente la Junta de Andalucía le ha rendido un homenaje en el Oratorio de San Felipe de Cádiz.
-Fue muy bueno, muy bien llevado y todos hablaron muy bien. Quedé muy satisfecho. Estamos muy agradecidos a la Junta porque ha promovido este homenaje que no solo se queda en el ahí sino que quieren darle una continuidad y luchar para que el Ayuntamiento vuelva a reponer esa placa. Quieren hacer un homenaje todos los años en los que se vea la concordia de mi padre con Alberti. Luchar contra los que quieren borrar a mi padre del mapa. Que la gente pueda conocer quien fue y disfrutar leyendo sus escritos, teatro, oratorio, poesía y todo lo que hizo…
-Si se tuviera que quedar con un personaje histórico…
-Felipe II. Por todo lo que abarcó y lo que hizo.
-Con ese espíritu de ambición de Felipe II, ¿cómo ve España ahora?
-España ha ido bien hasta que vino la pandemia, por bastante buen camino y desgraciadamente, con el advenimiento de nuestro querido presidente, Pedro Sánchez, entre la pandemia y política de este hombre, ha dado un paso atrás muy importante. Muy difícil va a ser salir rápido de esta situación. Solo deseo que le quede poco tiempo y podamos tener otro gobierno que de verdad, sin decir tantas mentiras, trabaje y actúe para poder reconducir a España y llevarla a los momentos tan buenos que hemos vivido recientemente.
Texto y fotos: Javier Comas