A lo largo de más de 30 años de profesión, han sido numerosas las ocasiones en las que he respondido a esta cuestión pero han sido muchas más, las veces que yo misma me lo he preguntado.
Es notable que la respuesta ha ido variando con el tiempo y ocurrió así hasta descubrir que la clave, no se ceñía a como reconocer un buen vino, sino a saber qué es un buen vino. He ahí la cuestión, sí señor.
Hasta hace unos pocos años, en la cata y la degustación, observábamos exclusivamente las notas sensoriales que un vino podía ofrecernos y unos parámetros analíticos a los que referirnos.
Hoy, sin embargo, la ciencia y los que la estudiamos y más concretamente desde la aparición de la neuroenología somos cada vez más conscientes de la relatividad del término “buen”.
Y es que, calidad se describe como la propiedad o conjunto de propiedades que permiten juzgar el valor de algo y también como la adecuación de un producto o servicio a las características especificadas.
Atendiendo a sendas definiciones, parece que la calidad no es algo determinado sino que más bien, pertenece al ámbito de la percepción individual y personal de cada consumidor y a sus expectativas sobre ello.
Si atendemos además a los muchos aspectos psicológicos y neurológicos que influyen en la cata de un vino, no haremos más que confirmar lo relativo de la expresión “un buen vino o un vino de calidad”.
Nuestro estado emocional y hasta la postura del catador pueden influir en el momento de la degustación.
Son, de esta manera, las expectativas personales las que realmente dictan los atributos de calidad y bonanza de un vino.
Quizá al respondernos a preguntas como el momento en que lo vamos a tomar, con quién, dónde o con qué motivo, es cuándo encontremos mucho más que unas nociones básicas, encontraremos entonces, todo un decálogo para acertar.
Resumo aconsejando que los mejores aliados para convertir un vino en un gran vino, en un buen vino , en un vino de calidad son disfrutar de una agradable compañía y sentirnos más felices ya que estar satisfechos emocionalmente es la mejor garantía para disfrutar un vino.
No quiero olvidarme de aquellos que prefieren ser aconsejados por algunos prescriptores. En este caso, existen numerosas listas guías y por las que pueden dejarse llevar.
En otro caso, recomiendo probar a descubrir, ser curiosos, dejarse llevar por la intuición y olvidar viejas y acomodadas creencias limitantes . Estos elementos son una garantía para elegir con total acierto.
Por Maite Geijo.
@maitegeijovinos