Mario Niebla del Toro Carrión.
Director de la Revista Escaparate
“Vuelve la Feria de Abril para ser un año más una apología de la propia vida”
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@niebladeltoro
Foto: Aníbal González
Gallardean las banderas en las pañoletas de las casetas del Real con la alegría de Sevilla vestida de abril. Almidonados lucen los trajes perforados de las flamencas de la ciudad de la luz. Rechinando luce la plata de botonaduras y caireles de los jacos españoles y cruzados por el adoquinado, fileteado de albero de las calles nombradas con toreros que alcanzaron el cielo maestrante de la del Príncipe. Rayas rojas y blancas, blancas y verdes, envuelven la algarabía de palmas y cantes, de salpicones de vino del marco de Jerez, abrazos y exceso, de risa y reencuentros con la ciudad de siempre. Sevilla es excesiva. El olor que como druidas provocan las gitanas buñueleras, engalanadas con encalados mandiles enlazados con gracia y frescura, se mezcla con el de la chufa, el coco fresco, el turrón, el algodón de azúcar y hasta de la manzana caramelizada. El pan de oro rescatado de los altillos enmarcan la sensación de hogar, de casa, de las viviendas efímeras de los sevillanos y su Feria. Feria va en mayúscula porque hablo de Sevilla. Mantones de Manila se postulan cuajados de flores de mil colores y el cielo de farolillos es una fantasía que atraviesa la luna de la primavera de la ciudad de los sueños. Los clarines con su trompetería fiscalizan los tiempos y hasta Tejera interpreta Churumbelerías y el olor a habano adereza verónicas, quites, suertes y tandas sólo interrumpido por los oles y el silencio ensordecedor que sólo la ciudad del Gallo y Belmonte es capaz de hacer sentir. Pescado frito, gambas si se va a pie, montaditos de lomo y jamón con regañás. Manzanilla o fino.Vale, y rebujito. Los cascos de los caballos estrenan la mañana feriante al poco de salir los repartidores de las casetas conformando una gran ópera de jinetes y amazonas, de cocheros y lacayos engalanados desde muy temprano. Al fondo, la niñez se disloca por la calle del Infierno y hasta la cola de los taxis adornan la fachada emocional de la calle Manolo Vázquez, el Brujo de San Bernardo. Cascabeles y madroños vibran con brío en hermosas mulas, fuertes como el roble. Vuelve la Feria de Abril para ser un año más una apología de la propia vida. La Feria es efímera, llega para dejar huella y marcharse. La Feria es la propia vida. Es la forma que tiene Sevilla de anunciarnos cada primavera que esta tierra no es un valle de lágrimas. La Feria es la vida, porque allí se celebra y porque es la mirada de estreno de un niño de corto aferrado a la perilla de la montura de su padre. La Feria es un piropo a la vida y a Sevilla que es lo mismo. Atrás dejamos un tiempo contra natura que nos ocultaba la sonrisa. El sevillano celebra la apertura de un sobre porque es vitalista por definición. Todo vuelve como siempre, mejor que nunca. Enlazo estas palabras con el arrojo de un adolescente, el regusto de los mayores, la ilusión de un niño que viste por vez primera chorreras, muy derecho y serio, o la de una niña que estrena mantoncillo, peinas y tacones de lunares de Calzados Catedral. Escribo nervioso con sabor a primera vez, consciente de que en estos días revivimos escenas de antaño, de nuestros padres y abuelos, de brindis de Sanlúcar y Jerez a lomos del más regio de los animales, el caballo. Escaparate, fiel a su cita, un mes más le trae la cara dulce del momento, la espuma y la nata de la actualidad para brindarle, montera en mano y desde el centro de ruedo, a desconectar de sus quehaceres por un momento con la excusa de nuestra Feria de Abril. Disfrutamos trabajando cada página de esta publicación sevillanísima, porque vendemos alegría y ganas de vivir. Tome este punto de partida que es la Feria para salir con su mejor sonrisa y, soltando el móvil por un momento, déjese conquistar por la ciudad efímera de Los Remedios. Llegarán sin que nos demos cuenta, en un santiamén, los fuegos artificiales que pondrá el punto y final a una esperada y añorada semana en la que Sevilla es más Sevilla que nunca. ¡Feliz Feria! ¡Viva Sevilla y su mes de abril!