El 23 de noviembre de 1248, las tropas del Rey Fernando III entraron en Sevilla dando fin a más de 500 años de periodo musulmán en Sevilla. Una gesta histórica que dio pie a un nuevo periodo cristiano en la ciudad hasta nuestros días. Este año se cumplen 775 años.
La fecha marcada en el calendario es la del 23 de Noviembre de 1248. Aquel día. La ciudad de Sevilla, sus murallas y fortificaciones se rindieron a las tropas castellanas que capitaneaba el Rey Fernando III, ahora Santo. Tras meses de asedio desde el lado noreste Reino de Sevilla, aquella gran urbe musulmana caía en manos cristianas y le arrebataron a Ál-Ándalus su penúltima gran ciudad de la península ibérica. Fue de las empresas más importantes, y difíciles, de la Reconquista y de ella se celebran 775 años.
Para entender lo sucedido habría que remontarse años atrás. Una empresa que nació desde el Cantábrico y que se fue extendiendo durante siglos hasta el sur de aquella Al- Andalus de entonces hasta llegar al año 1247. En ese momento, Fernando III puso su base de operaciones en la localidad de Alcalá del Río. Allí permaneció hasta el 15 de agosto, hoy día de la Asunción de la Virgen y fecha en la que él y su ejército bordearon Sevilla. La última noche antes de entrar en la ciudad hicieron noche en la otra Alcalá, la de de Guadaíra. Como narra el portal Patrimonio de Sevilla y numerosos historiadores, su objetivo era aproximarse a San Juan de Aznalfarache y cortar el suministro de víveres desde el Aljarafe, además de ofrecer cobertura a la flota naval castellana que venía desde Santander, Puerto de Castilla y entraba por Sanlúcar de Barrameda.
LA FLOTA DE CASTILLA QUE ENTRÓ POR EL GUADALQUIVIR
Como cuentan las crónicas, los refuerzos navales tardaban y Fernando III sabía que eran imprescindibles para tomar Sevilla. Por ello, el encargo del Rey cristiano era claro: había que armar una flota fuerte y preparada para combatir en el Guadalquivir. Para ello se construyeron 16 embarcaciones en los astilleros de Santander, Castro Urdiales, San Vicente de la Barquera y Laredo. Así nació la relación entre Cantabria y Sevilla, y fue la razón por la que el escudo de la comunidad norteña contenga un río, una torre y un puente. Esa torre no es otra que la Torre del Oro.
Las crónicas cuentan que se contó con la ayuda de unos 1000 hombres entre marinos, galeotes y gentes diversas de armas en la toma de la ciudad. Durante los meses que duró la gesta, las tropas de Castilla que estaban comandadas por el Almirante Bonifaz se hicieron fuerte en el río, el Castillo de San Jorge y el Puente de Barcas, única unión terrestre de Sevilla con Triana.
La web Patrimonio de Sevilla también señala que en la primavera de 1248, “el refuerzo del infante don Alfonso y sus tropas se torna vital para la reconquista, ya que éste se asentaría en la Buhaira (Huerta del Rey) controlando el sector oriental de la ciudad y los Caños de Carmona que la abastecían de agua. En la Puerta de la Macarena, se establecieron las tropas del infante don Enrique y las tropas de las órdenes de Calatrava y Alcántara. En las proximidades del Arroyo Tagarete se instalaría el Arzobispo de Santiago. Por su parte, Fernando III avanzó por el sur hasta las inmediaciones de la Puerta de Jerez”.
Llegó el 3 de mayo y los barcos cántabros superaron la barrera de la Torre del Oro rompiendo sus cadenas, como escriben las crónicas. “Una de las embarcaciones quebró el puente más o menos por su parte central y dejó a Sevilla completamente aislada, intensificándose el asedio. Los musulmanes estuvieron completamente encerrados desde Mayo de 1248, aguantando hasta Noviembre. Entonces, las autoridades castellanas comenzaron con las negociaciones”, apuntan Patrimonio de Sevilla y narradores del momento.
Ya en puertas de la Reconquista, el emir árabe de la ciudad, Axataf, ofreció distintos acuerdos al Rey Fernando III. “Iban desde cederle el Alcázar y las rentas de la ciudad, a repartirse los terrenos de la ciudad entre musulmanes y cristianos, rechazando el monarca todas las propuestas. El 23 de noviembre se produjo la entrega de las llaves de la ciudad, que aún se conservan en la Catedral. A partir de este hecho, Fernando III, concedió una tregua a la población musulmana para que recogiese sus pertenencias y se marchase”, comenta Patrimonio de Sevilla.
El recuerdo de la ciudad con el Rey Santo sigue vivo cada 30 de Mayo, aniversario de su fallecimiento y día de su santoral. Por su parte, cada 23 de Noviembre, cuando se recuerda la reconquista de Sevilla, la espada del Rey Santo de nombre “Lobera”, vuelve a salir del tesoro de la Catedral y es portada por el Alcalde de Sevilla por las naves catedralicias.
Este año que acaba de comenzar se cumplirán los 775 años de este hecho histórico para el futuro de una ciudad que siglos después se convertiría en la capital del mundo y que exportó a todo el globo la religión cristiana a través de la empresa castellana. En Sevilla se celebrarán actos conmemorativos donde destacará uno por encima de todos: la celebración de un Santo Entierro Grande el Sábado Santo por las calles de Sevilla. 15 escenas de la pasión que se unirán en la Carrera Oficial al cortejo de la hermandad del Santo Entierro.
Texto: Javier Comas