Tristán Domecq es un joven interiorista nacido en Vigo. Nieto de los marqueses de Mos y de Valladares, y bisnieto de los condes de la Maza, siendo su bisabuela condesa de Frigiliana, desde muy pequeño ha tenido fijación por el diseño y la estética, ya que en su familia es casi una tradición. Su tío abuelo fue decorador, su madre también y hay varios arquitectos en la familia. A
pesar de su juventud, se ha consolidado como una de las figuras más destacadas del interiorismo actual, vistiendo sus espacios siempre de una manera elegante, convirtiéndolos en lugares cálidos, dinámicos, desenfadados y sin renunciar a esa cualidad tan destacable en él como es la atemporalidad.
¿A quién admira?
Admiro a gente de mi profesión pero también de otras. De mi profesión, Axel Vermount es a uno de los que más admiro.
¿Dónde encuentra su inspiración?
Viajando, visitando edificios antiguos, la inspiración la puedes encontrar en cualquier sitio. Un portal bonito antiguo puede ser muy inspirador.
¿Cómo era en su más tierna infancia?
Pues tímido en general. Me encantaba irme solo en bicicleta para visitar obras públicas de la ciudad. Además también había manualidades con una mesa de carpintero que tenía en casa. De pequeño ya apuntaba maneras.
¿Cómo se definiría?
Organizado, espontáneo y un poco maniático.
¿Cómo comenzó en este mundo del diseño de interiores?
Pues un poco de casualidad ya que no había sido mi profesión. Aunque, por lo que he dicho antes, siempre me encanto el mundillo.
¿Quiénes fueron los primeros en confiar en usted? ¿Cuál fue su primer trabajo?
Pues fui yo mismo. Me compré un piso y decidí hacerlo yo mismo tanto el proyecto como la obra donde hice un poco de todo y así aprendí.
¿Cómo ve su día de mañana?
Yo ya a más de una semana vista no planeo nada. Pero me veo haciendo lo mismo que ahora a nivel laboral.
¿Qué es lo que debería ser esencial en un interiorista?
La organización y planificación. Nuestra labor no sólo es poder proyectar algo bonito. También es adelantarnos a los problemas para que la obra sea lo más fluida posible. Ahí es donde damos un verdadero valor añadido. Que proyectemos bien ahorra mucho dinero a nuestros clientes.
¿Qué encargo no aceptaría?
Algo donde ya me encorseten un proyecto antes de empezar.
¿Es difícil ser sincero con los clientes?
No, para nada. De hecho creo que también me pagan para que les diga la verdad.
¿Es compatible lo estético con lo práctico siempre?
Sin duda, ahí también es parte de nuestro trabajo. Y nuestra obligación es hacerlo así.
¿Cuál es el estilo por el que se reconoce a Tristán Domecq?
Pues no sabría contestarte. Me defino como sobrio y atemporal.
Si el color de Sevilla es el almagra, ¿cuál es el de Tristán?
El azul marino.
¿Hay vocación de interiorismo en España?
Ahora muchísima. Creo que el crecimiento es exponencial. Cada vez más gente valora nuestro trabajo y conoce realmente nuestra profesión. Antes se pensaba que nuestro trabajo era solo elegir coloridos y telas.
¿Qué importaría a España?
El mimo y cuidado que invierte cualquier persona en su casa en el norte de Europa. En España en general, la gente no le da mucha importancia a su casa. Es una cosa cultural ya que aquí se recibe en la calle, pero poca gente te invita a su casa. Esto ha cambiado un poco el COVID. En el norte de Europa, es al contrario.
¿Cómo ve el país?
Pues el mundo en general está bastante revuelto. Y en España en particular veo un déficit en la cultura del esfuerzo y del trabajo.
¿Un personaje histórico?
Balenciaga. Personaje histórico relevante en el mundo del diseño y además español. Era un genio.
¿Uno artístico?
Matise
¿Una ciudad?
Depende para qué, pero para vivir, Madrid.
¿Un lugar?
Las Rías Bajas.
¿Cuál sería su proyecto cumbre?
Un hotel. Siempre me ha encantado tener un hotel. Viviría en uno.
Texto: Fernando Copete
Fotos: Santa Rita / Belén Imaz