Isabel de León Borrero
Marquesa de Méritos
Es una de las pocas mecenas del arte que tiene Sevilla y es el arte su pasión. Isabel de León Borrero, Marquesa de Méritos y presidenta de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, nos recibe en la Casa Palacio de los Condes de Lebrija, buque insignia de la esta sevillanísima familia aristocrática; para hablar de Sevilla de quien confiesa estar enamorada. En su segunda entrevista para Escaparate nos habla de su forma de ver la vida, de la situación de la cultura en nuestra ciudad, de la finca “El Esparragal”, cuya rehabilitación llevó a cabo de forma brillante y de su tío Rafael de León, gran poeta con el que afirma no se ha hecho justicia. Isabel es auténtica. Sevilla está con ella y la necesita.
¿Cómo fue su infancia en esta emblemática casa?
Maravillosa, maravillosa. Éramos cuatro hermanos, tuvimos la suerte de tener unos padres fantásticos. Mi padre era maravilloso, insuperable. Yo creo que tenía mucho “feeling” con él. Mi madre era estupenda. Era una señora guapa, elegante, magnífica. La pobre murió pronto. Teníamos muchos amigos. Se salía mucho menos. Los guateques eran en las casas y disfrutábamos a tope de todo.
¿a qué jugaba?
Como había poco, jugábamos a policía y ladrón, al parchís, inventábamos mucho. No había tantos juguetes como ahora. Salíamos en pandilla y los juegos eran los naturales de la época.
¿Con qué soñaba?
Yo siempre he tenido una imaginación maravillosa. Es un don que Dios me ha dado. Siempre me he divertido. Nací divertida y creo que me moriré divertida. El sueño de mi vida era llegar a ser arquitecto. Todo el arte siempre me ha apasionado, desde niña. He tenido la suerte de haberlo desarrollado, pues sin ser arquitecto he rehabilitado varias casas y con un mínimo de arte he hecho todas estas decoraciones y asuntos estéticos que he ido llevando a cabo a través de los años.
¿Podría decirme qué papel ha jugado Sevilla en las bellas artes?
Sevilla es la ciudad más importante y más artística de Occidente junto con Florencia. Sevilla aporta mucho porque tiene un tesoro artístico, una acumulación de conventos, iglesias, esculturas, pinturas y de artistas que Sevilla ha dado al mundo que no tiene parangón.
¿Qué tiene Sevilla para una esteta como Isabel de León?
Estoy enamorada de Sevilla y lo que hago lo hago por Sevilla. Sevilla es un todo que enamora.
¿Qué le preocupa a la Marquesa de Méritos como presidenta de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría?
Me preocupa la poca difusión cultural que hay. Lo primero que hice cuando llegué a la Academia fue abrir ésta a la ciudad para difundir la cultura valiéndonos de conferencias y exposiciones y, sobre todo, en contacto con los sevillanos, divulgando una cultura que es nuestra y que no llega a mucha gente. La cultura y la educación es lo que ensalza a los pueblos.
Ese aperturismo llevó a sus filas académicas al maestro Curro Romero…
Nosotros hicimos académico al maestro Curro Romero porque considerábamos que el Arte del Toreo, en el que se apoyan muchísimos pintores, escultores y poetas, como fuente de inspiración, era merecedor de ocupar un asiento en nuestra Academia. Por representar el Arte del Toreo y más en una Academia de Andalucía y de Sevilla…
¿Qué proyectos tiene ahora en vista para la academia?
Todos los proyectos que tenemos se están ejecutando. Cada mes tenemos dos o tres conferencias, donde unos académicos historiadores del arte o arqueólogos imparten su saber. Tenemos exposiciones, organizamos salidas por la ciudad, como la última que hemos organizado de la Sevilla romana. Tenemos un público encantado. Con muy poco dinero estamos haciendo mucho, gracias al apoyo de una serie de señores de forma altruista, acciones de la Academia para la ciudad.
Es una reconocida mecenas del arte, pero también es una importante rehabilitadora, buen ejemplo de ello es la Casa de los Pinelos…
La Casa de los Pinelos me la encontré en muy mal estado. Había que abrirla y para ello no podía simplemente hacerse abriendo sus puertas. Sevilla no se la merecía de esa manera. Una serie de señores fueron aportando su colaboración para ir rehabilitando salones en obra y en contenido con obras de arte, muebles… Gracias a ello pudimos sacar también todos los fondos académicos que estaban guardados y ahora están expuestos para todos los sevillanos. A nivel personal, hice toda la decoración de la finca El Esparragal. Actualmente pertenezco al Consejo de El Esparragal. Le tengo mucho cariño. Fue mi primera viviendo cuando me casé. Viví allí siete años. Hemos hecho todo lo que se ha podido. El Esparragal es una maravilla.
¿Qué excelencias destacaría de el esparragal?
Es un convento de la época de Juan II. Tiene dos partes, una que perteneció a los Jerónimos y otra que se hizo a finales del siglo XIX y principios del XX. Tiene una serie de patios maravillosos, una arquitectura ecléctica armoniosa y conserva sus tierras. Tiene La Mancha de El Esparragal que es un parque natural maravilloso muy cerca de Sevilla. Tiene unas termas romanas magníficas que se descubrieron. Tiene una colección de cuadros de toreros interesantísima. Desde la perspectiva de patrimonio artístico y pictórico es muy importante.
¿Qué posibilidades tiene?
Allí se celebran bodas y por grupos se puede reservar la casa con hasta veintidós habitaciones decoradas individualmente con sus cuadros y muebles antiguos… ideales. Todas muy señoriales, como se merece El Esparragal. Está perfectamente conservada. Allí existen muchas posibilidades. Desde cerrarlo para un grupo de amigos con un flamenco, cenas… Lo que se quiera hacer, sólo hay que pedirlo.
¿Cómo fueron sus años en el esparragal?
Tengo unos recuerdos maravillosos. La carretera ahora es una maravilla pero entonces era tremenda, pasaba por Santiponce, Camas… Se me hacía eterna. Cuando llegaba allí parecía que había llegado al fin del mundo. Era un sitio maravilloso, sigue siendo maravilloso y lo será porque parece que Dios puso su mano en esa tierra.
¿Es un buen momento para la reflexión?
Siempre es un buen momento para la reflexión. Para mí no hay un momento concreto porque para mí lo es siempre. Siempre estoy reflexionando. Deberíamos reflexionar dos minutos al día sobre lo que estamos haciendo.
¿Y para la cultura en Sevilla?
A la cultura siempre hay que tenderle la mano pero éste es un momento complejo porque ayudas hay muy pocas. Lo estamos pasando francamente regular, tanto por falta de conexión con la Junta de Andalucía, como por parte del Ayuntamiento de Sevilla. Yo esperaba otro apoyo del Ayuntamiento, aunque lo apoyaré siempre, como hice con el anterior Gobierno. Conmigo siempre han estado muy correctos. Creo en las personas y me da igual y ha sido desde muy joven los tintes políticos si son de derecha, de izquierda o del medio. Creo por encima de todo en las personas. Si la persona vale, vale y si no vale me da igual quien sea. En estos momentos es muy importante el diálogo. Yo lo que quiero es el bien de Sevilla y de España y sólo se conseguirá con el diálogo porque todos nos necesitamos.
¿Qué puede aportarnos el arte en estos días?
El arte ensalza el espíritu. Cuando veo un gran cuadro, una buena escultura o una bonita casa me elevo. Soy completamente urbanística. Me encantan las casas, las grandes o las modestas, pasear por Sevilla me eleva por eso el espíritu.
¿Sigue siendo Sevilla cuna de artistas?
Sí, francamente sí y además cada vez más. En estos momentos difíciles brota el arte, porque la gente quiere expresar lo que lleva dentro y que por una aburguesada situación anterior de comodidad no había dado pie a ello. Hay muchos artistas en Sevilla.
¿Qué papel ha jugado la cultura en su vida?
Importantísimo. A parte de la estética y la decoración siempre me interesaron los anticuarios. Desde pequeña he ido siendo feliz en contacto con el arte y la vida me ha premiado al ponerme muy cerca de la cultura. Estoy muy agradecida con todo el que me ha ayudado para que esto fuese posible.
¿Y la fe?
Yo soy una mujer de fe y lo primero que hago todos los días es pedirle a Dios que me la aumente. Cada mañana me pongo en manos de Dios para que me lleve de su mano.
Nací divertida y creo que me moriré divertida
El sueño de mi vida era llegar a ser arquitecto.
Sevilla es la ciudad más importante y más artística de Occidente junto con Florencia.
¿Qué espera de la vida?
Espero lo que Dios quiera que sea. No espero nada pues ya me ha dado mucho. Intento conservar lo que tengo, no dañar a nadie y ayudar a todo el que pueda.
¿Y de Sevilla?
De Sevilla espero que sea crítica, que se modernice sin perder su identidad y conforme a su tradición, pero tampoco podemos quedarnos en la Giralda. Estoy a favor de su peatonalización pero no de que pongan una fuente por ejemplo al lado de la que había en la Puerta de Jerez, primero porque no era necesaria y segundo porque obstaculiza su belleza y Sevilla no debería permitirse sacrificar la suya por impulsos de unos y otros. Estoy de acuerdo con que se hagan rascacielos pero en sitios donde no afecte a nuestro centro histórico, ya que es nuestro cuadro, nuestro escaparate al exterior.
¿Qué le gusta de la vida y qué le espanta?
Me gusta de la vida todo porque me gusta la vida. Me espanta la hipocresía, la cursilería, los que calumnian, los que no perdonan y los que hacen daño. Me gusta de la vida todo porque me gustan mucho pequeñas cosas y grandes cosas, no solo las grandes. Admiro la lealtad, la amistad, el cariño y la alegría. Soy alegre y la llevo dentro.
¿Y de Sevilla?
De Sevilla me gusta todo, su espacio Patrimonio de la Humanidad. La Iglesia del Salvador me encanta y la Capillita de San José. Yo creo que si fuese al cielo sería como la Capillita de San José. Me encanta esta casa, Las Dueñas y Pilatos. Las casas populares y sus macetas. Me encanta el Río. Soy admiradora del Río y deberían hacerlo Patrimonio de la Humanidad. Fue la puerta de América y de todo lo bueno que llegó de ultramar y de todas las influencias que exportamos a toda Europa. La sociedad de Sevilla siempre ha sido muy buena conmigo. Cada uno somos como somos y todos tenemos que comprendernos. En Sevilla sobran luces, farolas, bancos… que no se corresponden con su entorno y que es fácil de solucionar. Me horroriza que no pongamos pie en pared para preservar nuestro patrimonio como ocurre con Madre de Dios, donde pernoctó la mismísima Isabel La Católica; como ocurre con San Leandro, Santa Catalina… Cada día que pasa es un día perdido. Sé de donde podría salir ese dinero en colaboración con el Palacio Arzobispal y no se pone remedio.
¿Se siente satisfecha con su vida?
Muchísimo.
¿A quién admira?
Admiro a mucha gente. A toda la persona que sea buena, a los que hacen algo por los demás, a los buenos dirigentes. Yo no era a Napoleón de pequeña al que más admiraba, sí en cambio a Santa Teresa de Jesús, dotada de una gran inteligencia y gran fe. Si yo tuviese que escoger a un personaje de ficción hubiese elegido a Escarlata O`Hara por fuerte ante los problemas. No perdió el bastón de la familia y eso siempre me impactó. A Doña Regla, la Condesa de Lebrija, también porque, además de ser la mujer más importante de la Familia, era una mujer muy humana y adelantada a su época. Gran mecenas que recibía en su casa a todos los intelectuales del momento. La pintó Sorolla. Se dedicó a la Arqueología. Tuvo inquietudes, impropio de las señoras de su tiempo, y las llevó a cabo.
¿Quién fue Rafael de León?
Yo admiro muchísimo a Rafael de León. Ahora le quiero organizar una exposición en la Academia. La Familia no ha sido nada justa con él. Fue un gran poeta. Su poesía me parecía una maravilla. Recuerdo una vez que vino a almorzar a casa, la última vez que lo vi, porque el Ayuntamiento de Sevilla le ponía su nombre a una plaza del Parque de María Luisa. Era primo hermano de mi padre. Era Conde de Gómara y Marqués del Valle de la Reina. Recuerdo que cuando le pregunté a tío Rafael por quién le parecía la más artista de todas me respondió: En conjunto, Concha Piquer; la mejor voz, Rocío Jurado; la más artista, la Pantoja; y la más señora, Juanita Reina. Así me lo dijo. En un coche de caballos nos fuimos al Parque y allí una muchachita cantó “Ojos verdes” y era Isabel Pantoja. Es una maravilla la colección de letras que tiene la familia.
Sé que le encanta viajar ¿qué echa en falta en Sevilla que ve fuera de ella?
A Sevilla no le falta mucho. Creo que a Sevilla no le falta nada. Tenemos un espacio para recorrer mucho más amplio que el de muchos destinos que están de moda visitar. Sinceramente, pues sí, faltan teatros, faltan óperas, faltan exposiciones, pero este momento es así y no podemos hipotecarnos más. Sevilla es muy variopinta y ofrece una exposición de arte, la mayor del mundo, como es la Semana Santa, durante toda una semana en la calle, además de su plano religioso que para mí es el más importante; y tiene una Feria de Abril que es un espectáculo grandioso y único en el mundo, por ejemplo. Sevilla es Sevilla por algo y muchas de sus señas de identidad las ha adoptado el resto de España como suyas y eso nos honra.
¿Tiene una receta para ser feliz?
Estar muy contenta con lo que se tiene y no desear lo que no se tiene.
PERFIL:
¿Un libro?
Tengo tantos libros… No me ha marcado ninguno.
¿Una película?
Ben-Hur.
¿Un plato?
Me gusta todo lo que sea arroz. Una buena paella.
¿Un lugar?
Mi casa de Aracena, “Martín Linares”.
¿Una ciudad?
Sevilla.
¿Un momento del día?
El desayuno.
¿Un momento de tu vida?
No podría quedarme con uno.
¿Un día del año?
Puede ser el día de mi cumpleaños, el 5 de octubre, porque tengo un año más de vida y un año más de historia.
¿Una pasión?
La arquitectura.
¿Una afición?
Los anticuarios.
¿Una canción?
Cualquiera de Rafael de León. Me encanta la copla. Una canción podría ser “Tatuaje”.
¿Un deseo para el 2013?
Que todo el mundo sea razonablemente feliz y tenga una vida digna.