Siendo una adolescente ya se recorría el mundo, asistiendo a casting, disfrutando de campañas internacionales y aprendiendo de los muchos noes con los que se encontró. La hicieron fuerte y nunca dejó de perseverar en trabajar con los grandes. Ha sido imagen de las grandes firmas del mundo de la industria de la moda y en todos los lugares donde ha tenido que vivir lo a hecho feliz, sin perder la sonrisa que le caracteriza y con la que se ha abierto tantas puertas. Teresa Baca en la treintena de su vida ha puesto punto y aparte en su carrera en la capital de España, donde se ha terminado de formar en Comunicación, su otra faceta profesional, la del periodismo. Sencilla en el trato, humilde y valiente, Teresa quiere dirigir su vida en los medios de comunicación. Tablas curtidas correteando el mundo y una imagen que no necesita explicación pueden ser ingredientes evidentes de un futuro prometedor. Orgullosísima sevillana, Teresa ejerce como tal siendo una gran embajadora de nuestra ciudad a la que está redescubriendo. Llegamos a febrero de su mano en portada. ¡Olé tú!
¿Cómo era Teresa en su más tierna infancia?
Una niña muy feliz. Nunca había pensado ser modelo. Se me cruzó esta oportunidad con dieciséis años en mi vida y la aproveché.
¿Con qué soñabas?
Quería ser periodista desde pequeña. Todo lo que quería saber lo preguntaba, como me pasa ahora. Soy muy curiosa (sonríe). Tener inquietudes, querer saber siempre hace que una esté ilusionada siempre. Desde que me he vuelto a España es en lo que ando trabajando, en dirigir mi carrera hacia la comunicación. Jugaba a todo. Somos muchos primos y muchos hermanos y estábamos siempre jugando en la calle. Veo a los niños de ahora jugando a la Play Station, con el iPad… En mi casa le dábamos más a la imaginación y más a relacionarnos con los demás niños.
¿En qué proyectos estás ahora enfrascada?
Terminé Periodismo, a la vez que trabajaba, en ese momento entre Nueva York y Londres, y me volví a España para hacer en el Instituto de Empresa de Dirección y Gestión Estratégica, especializado en el mundo del lujo. Quería conocer la parte empresarial del mundo que había conocido antes como modelo. Acabo de terminar un master en Radio Televisión Española muy ligado a informativos con los mejores profesionales. En CNN Plus me enseñaron mucho, a editar por ejemplo que es importantísimo. Son grandes maestros. En los últimos años he compaginado mis viajes para trabajos de moda, viajando por el mundo, con mi colaboración con Movistar Plus. He estado un año en el canal de José Manuel Lorenzo, en el veintitrés dial, llevando la parte de moda y lujo. He entrevistado a los estrellas Michelin de Andalucía. Hemos hecho un documental que ha tenido una gran audiencia. Ahora estoy en otros proyectos muy ilusionadas en comunicación.
¿Sabrías decirme qué es la belleza?
Para mí la belleza es abstracta. No concibo un concepto de belleza. Es algo que agrada. Puede encontrarse en el arte, en la lectura, en una decoración, que hace sentir bien, que entusiasma y que despierta curiosidad y, por tanto, hace feliz.
Estarías con alguien feo…
Por supuesto, quizás le vea una belleza imperceptible para el resto del mundo.
¿Qué tienes de rubia?
Las mechas (risas). La verdad es que no me considero muy rubia. Es un estereotipo que se inventó alguien pero creo que nada se corresponde con la realidad. Las mujeres creo que os desarrollamos mucho más y tenemos una capacidad de adaptación brutal. Yo tuve que salir de Sevilla, de Madrid, de España y he sido feliz en todos los lugares donde me ha tocado vivir. Estuve viviendo dos años en París, tres en Milán. Hice Vogue Italia, fui la única española que hice Versace. Fue mi despegue. En moda se viven unos años dorados, bajas y subes, porque la moda no es un mundo nada fácil. Renuncias a mucho. Vives en un piso con otras modelos, quince castings al día en los que te dicen muchas veces que no… Tienes que ser fuerte. Hay que empatizar mucho y entender el trabajo en equipo, en quienes te llevan, porque no tienes vida personal. Tu vida es trabajar en esos años y en las vacaciones, en mi caso, prepararme los exámenes de periodismo.
¿Qué te da miedo?
Tonterías. La oscuridad, pero luego no me da miedo nada. Soy una mujer valiente. Mi madre siempre me pregunta si hay algo me da miedo. Cuando he tenido unos objetivos no se me ha puesto obstáculos por delante. Soy una persona muy paciente. No me importa el ya. Disfruto mucho del proceso. Ese es el motor de la vida, aunque haya días buenos y malos.
¿Qué te emociona?
La buena gente. La gente con corazón. La gente generosa. Vivimos en una sociedad muy egoísta, con problemas inexistentes. Debemos desarrollar nuestra generosidad con los nuestros y con los demás porque nos iría mejor como sociedad.
¿Con qué has ganado más con una sonrisa o con una foto?
Con una sonrisa siempre abre muchas puertas profesional y personalmente.
De todos los sentimientos, ¿cuál es el peor?
Diría la soberbia y el rencor, aunque creo que van de la mano. La gente que practica esos sentimientos no va a ser nunca feliz. El que más me gusta, sin duda, es el amor. Es la salsa de la vida. El amor en todos sus formatos, en los amigos, en la familia, en la pareja… Si no tengo amor no soy nada, como decía San Pablo.
¿Qué momento vive la moda de España?
No hemos sido conscientes hasta hace pocos años de la importancia de nuestra moda en el mundo. Aquí está la mejor sastrería. Aquí han nacido grandes maestros, como Balenciaga, Pertegaz o Elio Berhanyer. Ellos que han sido los más grandes nos han enseñado. Como nos fue bien no nos hemos empezado a reciclar y a salir hasta hace no muchos años. Ahora la crisis nos ha venido genial para reinventarnos, para adaptarnos a las exigencias de la moda internacional, abrirnos a otras ferias… Vemos más los números. Somos más empresarios. Hemos entendido que los diseñadores son su propia marca. Han cambiado el concepto, como lo han hecho las nuevas tecnologías. A los españoles nos ha costado adaptarnos a esto que viene de hace diez años de América. Queda mucho por recorrer. Los primeros en hacer “top shop” fue Burberry en Londres y ahora lo vamos a empezar a ver en nuestros diseñadores. La posibilidad de poder comprar sobre la marcha en el mismo desfile. Antes había que esperar seis meses. La gente lo quiere ya, hoy, ahora. Tenemos unos talentos nuevos como Leandro Cano o Palomo Spain que están siendo apoyados en el espectro internacional y eso le ha venido bien a los grandes acomodados antes, ante el empuje de la nueva competencia de chicos actualizados y muy preparados. Hay un nuevo público.
¿Has encontrado la verdad en el mundo de la moda?
Para mí el mundo de la moda es mi mundo porque es donde más años he estado de mi vida. El mundo de la moda para mí es una familia. Conservo grandes amigos en él y acudo a ellos para pedir siempre consejos. Me han visto crecer. Me conocen muchísimo desde que tenía dieciséis años. Me han cuidado mucho y no puedo decir nada malo de nadie de la moda. He sido una niña muy mimada en la moda. Me he sacrificado muchísimo pero Dios además me ha puesto por delante a estas personas. Desde que era una niña estaba sola, empezando a ganar dinero. Había días que no hablaba con nadie. La soledad te puede aportar malas influencias y el mal camino. Tienes que ser por eso muy consciente y muy responsable. Tener las ideas muy claras para no perderte. Tengo la suerte de tener una familia muy buena y un hermano muy encima siempre, mirando por mis intereses. Eran años de niñas inseguras en el fondo, formando nuestra personalidad, escuchando continuas críticas hasta que eres algo y te hacen la pelota. Cuando consigues Mango, quieres Versace, luego Etro, más tarde Dolce & Gabbana… Una verdadera ansiedad que si no estás bien llevada puedes acabar mal. Venirme a España me servía para tomar Norte y centrarme siempre. Estudiaba y hacía vida normal, de ir a la cafetería y a la biblioteca. Esa vida de niña normal la envidiaba. Esas dos realidades me hicieron contemplar siempre la vida tal cual, bañada de verdad. Nunca dejé de lado mis valores.
¿A quién admiras?
A Santa Teresa de Calcuta. Una mujer que ha hecho mucho. Ha hecho un gran bien a este mundo. Admiro a toda la gente buena de corazón y valiente como ella que lo demostró con su orden de hermanas. Profesionales como Rafa Nadal. Él ha demostrado que se puede ser el mejor del mundo con lucha y humildad. Cuando ha perdido las pocas veces que lo ha hecho ha sido con dignidad y la frente muy alta. Son en quienes los niños deben mirarse.
¿Cuál es tu hogar?
Vengo de Sevilla. Soy súper sevillana. Me vine a España hace dos años porque necesitaba, después de diez años feliz en todos los países que he vivido, volver a mi casa. La moda lo que me ha enseñado es a adaptarme al cambio. No me importaría irme mañana irme a vivir a Alemania. Cuando me planteé donde quería vivir y plantearme echar raíces decidí Madrid. Creo que era la mejor opción. Tampoco me quería volver por volver. Con treinta años era el momento de parar para formarme y aprovechar el trampolín de la moda para reconducir mi carrera profesional con la experiencia vital que me ha dado y con los contactos que en ella he hecho. Quiero volver a vivir Sevilla, a empaparme de mis raíces. Ahora estoy súper feliz, encantada, aunque mañana me volviese a vivir de nuevo a Nueva York. Sé que mi casa siempre va a estar en Sevilla. Siempre quiere tener casa en Sevilla.
¿Qué te queda de sevillana?
Los sevillanos somos muy peculiares. Somos gente muy disfrutona. Somos muy nuestros, muy optimistas. Estamos muy orgullosos de lo nuestro y de nuestra ciudad. Hay muchos sevillanos que han llegado lejos. Para mí es un ejemplo Naty Abascal. Un gran referente, una gran profesional. La trato como si fuera mi tía, mi familia. La admiro y la quiero. Felipe González ha sido un gran presidente del Gobierno. Tenemos un gran Museo de Bellas Artes, porque hemos sido cuna de grandes como Murillo que se celebra ahora su cuarto centenario del nacimiento. Estos quince días que he estado en Sevilla he sido una guiri más. He ido al Real Alcázar, al Museo de Bellas Artes. Me he perdido por Triana de bares. He ido a visitar la Torre del Oro. Antes de empezar a viajar era una niña, salía de clase y me iba a Pineda, al club y de ahí a casa. Era una sevillana totalmente desconocedora de mi ciudad que es única en el mundo. Ahora valoro todo eso y soy súper feliz en Sevilla.
¿Qué pasa en España?
Que no nos queremos. Somos un país importantísimo. Todos lo dicen pero nosotros no nos lo creemos. Aquí viene todo el mundo y nos eligen muchos como segunda casa. Podemos, unidos, con nuestro potencial, llegar a liderar muchos campos. La crisis nos ha venido genial porque nos ha hecho despertarnos. Incluso el separatismo en el último tiempo nos han hecho recordar lo que somos y nos hemos hecho fuertes y más patriotas.
¿Eres maniática?
Tengo que correr siempre en la misma cinta en el gimnasio (risas). Puedo incluso hartarme de esperar por no correr en otra. Es curioso. Me gusta sentarme en la misma silla en los lugares donde suelo ir. Son manías tontas porque si algo he aprendido en mis años de viajes y cambios ha sido a adaptarme continuamente. Las manías lo único que provoca es sufrimiento. Tenemos que luchar contra ellas porque nos incomodan la vida. Lucho por no ser maniática. Somos unos privilegiados y no debemos ponernos barreras nosotros mismos.
Eres una mujer de fe y familiar, ¿qué lugar ocupa Dios y tu familia en tu vida?
Dios y la fe han hecho de mí una mujer con valores. En momentos de miedos y de soledad, aunque estuviese publicándome revistas de éxito, en esas veces donde sonaban los noes, era la fe y Dios lo que me hizo fuerte. Era una niña y la fe fue aquello a lo que me agarré siempre para no perderme. Mi familia ha sido todo. Mis padres y mis hermanos son muy buenas personas y siempre me apoyaron. Siendo sevillanos, tan tradicionales, mis padres con dieciséis años me apoyaron dejándome salir de Sevilla y crecer. Tengo amigas que se perdieron en vicios, malas prácticas, teniendo vidas paralelas a la mía. Mi familia y Dios fundamentales. Mis padres se empeñaron en que sea trabajadora y que no dejara de formarme porque, como decía el abuelo de un amigo mío, que vivió la Segunda Guerra Mundial de un lado para otro: “La formación es fundamental porque nunca sabes si mañana tienes que empezar en otro lugar del mundo desde cero”. Desde niña eso se me quedó grabado y he intentado llevarlo a la práctica.
Por último, ¿quién es Teresa Baca?
Una persona que intenta cada día superarse a sí misma. Inconformista, no por ambición, sino por la felicidad de superar y alcanzar nuevos retos. Buscando la felicidad ando, fijándome en la gente a la que admiro, luchando sin descanso por ser cada vez mejor.
Texto: Mario Niebla del Toro
Fotos: Iván Hidalgo
Ayudante de fotografía: Joaquín Herrero
Maquillaje y peluquería: Gema Ledesma
Agradecimientos a Only You Hotel