Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriga Suárez-Llanos
Conde de Creixell
Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie” es la famosa frase en El Gatopardo del personaje de Tancredi dirigida a su tío Fabrizio. Esta sentencia tiene mucho que ver con el entrevistado de honor de este mes de nuestra cabecera. Incansable trabajador, respetuoso y agradecido con su pasado y legado familiar pero inconformista integral ha llevado los vinos de Marqués de Murrieta a las más altas consideraciones de la crítica mundial, apostando por su internacionalización respetando los tiempos para ser criado en madera y en botella. En su bodega confluyen la tradición, el esfuerzo diario de una familia al frente, la modernidad y la excelencia. Monárquico confeso por tradición y convicción, tuvo el honor de recibir a Su Majestad el Rey Don Juan Carlos hace un año en la inauguración del Castillo de Ygay tras su rehabilitación. Fortaleza protegida por una unidad de viñedo de trescientas hectáreas donde nacen sus considerados caldos.
¿Cómo era Vicente en su más tierna infancia?
Era un niño tremendamente responsable, siempre pendiente de mis hermanas, muy cariñoso, deportista, tímido, muy observador, siempre pendiente de todo.
Siempre me acostaba el último y me levantaba el primero. Era un niño muy activo, en gran medida sigo siendo así.
¿Qué tiene que tener un buen vino para serlo?
La edad idónea, la sabiduría de su herencia, la experiencia de un viñedo, los plazos lógicos y tranquilos para ser criado en madera y en botella, necesita tener alma, y saber trasmitir su procedencia y el cariño con el que ha sido elaborado.
¿Cómo llega el vino a su familia?
Desde que nací ha estado muy presente en mi día a día. En Galicia, con nuestro albariño Pazo Barrantes, llevamos dedicándonos al vino desde hace varias generaciones, nuestro pazo lleva en propiedad de la familia desde 1511. En Rioja fue mi padre el que tomó el testigo de los herederos del Marqués de Murrieta, y de él pasó a mi hermana y a mí.
En mi familia no sabemos hacer las cosas sin entregarnos en cuerpo y alma, luchando cada día por seguir creciendo como empresa y como personas, siempre con honradez, compromiso y respeto.
He visto evolucionar esta empresa, del mismo modo en el que hemos evolucionado mi familia y yo. En los últimos años, hemos abierto una nueva etapa en la que he querido cambiarlo todo, para conseguir, precisamente, que todo siguiera igual.
Sus caldos son de reconocido prestigio por la crítica internacional, ¿cuál es el secreto?
Si hubiese algún secreto creo que sería haber sabido respetar el paso del tiempo en todo momento y tener como principio la honestidad, honestidad en el trabajo y en la manera de elaborar el vino, con el 100% de uva procedente de nuestra Finca Ygay. Parece algo obvio, pero en nuestra bodega se elaboran los vinos de una forma que muy pocas podrían hacer. Todos nuestros vinos se elaboran sólo con uva propia que nos dan nuestras 300 hectáreas que rodean el Castillo de Ygay, es una unidad de viñedo que protege nuestro Castillo. En Marqués de Murrieta confluyen la tradición, el esfuerzo diario de una familia al frente, la modernidad y la excelencia. Por ello nuestros vinos son tan valorados, dentro y fuera de nuestras fronteras. Estamos presentes en más de 95 países y cada día seguiremos luchando para trasmitir los valores de Murrieta por todo el mundo.
En los últimos años se ha puesto de moda beber vino, incluso entre los más jóvenes, ¿qué propiedades tienen para que tanto se demande?
En el mundo del vino falta mucho por hacer, pero poco a poco se está haciendo, están cambiando las cosas. Ahora la gente queda a tomar un vino al salir de la oficina, y eso es muy positivo, porque se trata de una bebida sana, con muchas propiedades saludables. El vino tiene que entenderse como una experiencia, no sólo sensorial al catarlo, sino también social. Y así lo entiende Marqués de Murrieta: como una experiencia, algo que nos acompaña en muchos momentos.
Es la bebida de las sensaciones, de los sentimientos y en Murrieta lo que intentamos con nuestros vinos es trasmitir esos sentimientos, el alma de los mismos.
¿Qué proyectos tienen en Marqués de Murrieta?
Hace un poco más de un año inauguramos el rehabilitado Castillo de Ygay, con sus más de 4.000 metros cuadrados de salones para eventos, salas polivalentes, salas de cata, de barricas, salas con la colección privada de enseres y etiquetas originales del primer vino de Rioja… Un edificio que guarda un pedacito de historia de esta bodega para que perdure en el tiempo.
Ahora hemos iniciado la siguiente fase en la actualización completa de nuestros edificios, con la construcción de una nueva área de producción que nos ocupará los tres próximos años. Este edificio se finaliza el año que viene y será un área técnica en la que se hermana un diseño coherente con el resto de edificios y tecnología. Nuestros objetivos también pasan por ampliar el proyecto de enoturismo incluso con la construcción de un hotel en nuestra Finca Ygay y por renovar la bodega de Galicia, Pazo de Barrantes. A largo plazo, tenemos muchos más que aún no podemos desvelar.
Uno de nuestros principales proyectos es seguir creciendo de este modo en todo el mundo, respetando el paso del tiempo y dando cada paso con la gran responsabilidad que nos exige darlo con Marqués de Murrieta.
El Rey Don Juan Carlos visitó sus bodegas el pasado año, ¿qué relación tiene su familia con la Casa Real?
Una relación de respeto y lealtad absoluta.
Tuvimos la suerte de recibir la visita hace un año de S.M El Rey Don Juan Carlos con motivo de los actos de inauguración del Castillo de Ygay tras su rehabilitación. Eso es un hito histórico para esta primera bodega de Rioja que siempre recordaremos y agradeceremos.
Mi padre ya tuvo la suerte de conocer a S.M. El Rey y a mi me honra continuar con esa relación de profundo agradecimiento a toda la Casa Real.
¿Qué opinión le merece la institución monárquica?
La institución monárquica me merece todo el respeto y admiración .
Estoy muy agradecido a la Familia Real no solo por haber acudido a la inauguración del Castillo de Ygay, algo que para mi familia y para mí es un honor, sino también por la importante labor que hacen en nuestro país y fuera de nuestras fronteras como los mejores embajadores posibles. Para nuestra economía y fortaleza es muy importante contar con pilares estables, formados, respetuosos y respetados.
¿A quién admira?
A mi padre, que me dejó muy pronto pero supo trasmitirme unos valores y convicciones que han perdurado toda mi vida.
A toda persona leal, a la persona fiel, a la honrada, a la que da cariño, a los que consiguen sus sueños, a los que no hacen daño…
¿Qué le emociona?
Me emociona ver que mis hermanas han conseguido sus proyectos personales, me emociona ver que mis sobrinos van creciendo, me emociona que desde el triste día en el que falleció mi padre no hemos dejado de añorarle. Me emociona echar la vista atrás y ver todos los esfuerzos que hemos realizado para estar en la cima y ahora poder seguir luchando.. Me emociona que el futuro es prometedor y que estamos preparados para seguir conquistándolo.
¿Se imagina la vida sin vino?
Preferiría imaginármelo sin hambre, sin terrorismo, sin inestabilidades políticas, sin miedos, sin falta de valores…y tantas cosas que me gustaría imaginar que no existiesen…
¿Es feliz?
Soy feliz por muchos motivos, por la familia que tengo y porque ellos son felices, por tener amigos de verdad, por poder seguir haciendo realidad mis sueños presidiendo Marqués de Murrieta, por tener un equipo de personas que trabajan conmigo que me hacen el día a día más fácil y me hacen alcanzar mis sueños. Mi trabajo me llena y tengo suerte de poder levantarme cada día para trabajar en Marqués de Murrieta y seguir trasmitiendo su filosofía.
También soy feliz por vivir en España por haber nacido y vivir aquí.
¿Cuál es su receta?
Levantarme con alegría, con entusiasmo, con ganas de esforzarme. Estoy lleno de ilusión y me encanta transmitir esa ilusión.
Intento descansar lo suficiente, hago deporte. Creo en lo que hago. Intento transmitir equilibrio y cariño.