Máxim Huerta
Periodista y escritor
La necesidad de ser feliz es la que motiva Ne me quite pas, la última novela, de momento, del periodista y escritor Màxim Huerta. Inquieto hijo único ya prepara su sexto libro mientras recorre toda España presentando esta obra con el positivismo como antídoto para lograr un bienestar basado en las pequeñas alegrías cotidianas. Alguien dijo que normalmente el camino es más importante que la meta y en esa línea Huerta nos brinda la oportunidad de vivir con amor y entusiasmo cada día celebrando la propia vida. Este niño feliz de pueblo es lo que soñó ser.
¿Quién es Màxim Huerta?
Pues un chaval de pueblo que, de pronto, nota como se cumplen todos sus sueños.
Acaba de publicar su quinta novela, “No me dejes”…
Con diez días ya está en Alemania, Italia y Polonia. Es una novela de soledad, del paso del tiempo y de la necesidad de ser feliz. Hay que insistir en la alegría más que en la tristeza. Intentar mirar las cosas pequeñas del día a día sin esperar que pasen cosas grandiosas para ser feliz. Disfrutar de una caña, del día nuevo, de la llegada a casa y brindar por ello. Hay que brindar en más ocasiones.
¿Qué queda en su tintero tras cinco libros en el mercado?
No te creas que la imaginación es tan limitada. De hecho, el sexto ya está en marcha (sonríe). La inspiración está en el café de la calle, en el kiosko mientras alguien está comprando, en el taxista que se sube… todo el mundo tiene una historia que contar. Hay historias en la mayoría de los momentos del día.
¿Hay que tener una sensibilidad desarrollada?
Hay que estar atento y fijarse para bailar, para vivir y para escribir. Hay que estar atento para saber ver las cosas que nos pasan. A veces esperamos grandes cosas y las buenas son las del día a día.
El título, “No me dejes”…
Es una canción de Jacques Brel, como sabes. Es la canción más patética y más hermosa de amor que existe. Me encanta cantada por Marlene Dietrich. Así entiendo el amor, amando del todo.
¿Se imagina la vida sin amor?
No, incluso cuando no estás enamorado, recordando el pasado y esperando al siguiente. No hay que ponerse metas. Se puede ser feliz sin pareja y sólo se está muy bien. Estar predispuesto a enamorarse me parece muy sano.
¿Qué es para usted la libertad?
No tener preocupaciones. No tener más compromisos que los voluntarios. La libertad pasa por saber decir que no. Saber lo que no te gusta más incluso que lo que te gusta.
¿Hay algo que le de miedo?
Me da miedo defraudar al niño que fui y que soñaba con lo que hoy es. Defraudar a mi familia. Miedo a fallarme a mí mismo. Mucha gente tiene miedo a fracasar y por eso no se lanza a hacer muchas cosas. A eso no le tengo miedo. Es bueno de hecho equivocarse. Es sano caerse bailando. Reírse de uno mismo por haber perdido la dignidad en algún momento enamorándose. No podemos ser cuadriculados.
¿Cómo era el pequeño Máxim?
Soñaba con ser escritor. Mi madre me decía ayer que estaban colgando carteles míos en Callao. Me dijo: “Se están cumpliendo tus sueños, ¿eh? Eres lo que querías ser”. Fui un hijo único pero muy inquieto. Quería contar historias y también inventarlas y escribirlas. Quería viajar. Quería muchas cosas que las estoy consiguiendo con el paso de los años.
¿A quién admiraba?
A Ana María Matute y periodísticamente a Hermida. A nivel personal admiro a mucha gente.
¿Si no hubiese sido periodista y escritor?
Hubiese sido maestro de colegio. Seguramente. Supongo que quería serlo porque admiraba a don Melchor, mi maestro. Entonces les decíamos “don” que debería recuperarse… Creo que el primer referente que tuve para admirar fue mi maestro.
¿Tiene alguna manía?
Sí me tomo una copa de vino antes de escribir.
Eso no es una manía, eso es una buena costumbre (risas).
Antes y después (risas). Celebro con vino. Tengo muchas manías. En el plató entraba siempre con el pie derecho.
¿Cocina bien?
No (risas).
¿Cuál es su plato favorito?
Soy de platos sencillos. Soy de tierra de arroz y aunque me indigesto mucho como arroz de todas las maneras. Si me quieren conquistar que me hagan arroz a la valenciana. Soy muy de tapas. La comida que más me gusta es la charla. Por eso me gusta estar en una barra de un bar repitiendo vinos, tapeando. Me fijo más en la compañía y en la luz que en la comida en sí. No soy de un plato.
¿Quién ha sido la persona que más le ha impactado de las que ha conocido en su carrera?
La tranquilidad y la paz que transmitía Ana María Matutes, la escritora. Una señora que era muy mayor y que con una sonrisa decía: “Traiga otro vino blanco”. Su actitud vital me apasionó. Ser “disfrutón”. Me gusta la gente “disfrutona”.
Mi madre dice que estoy encerrado en la calle (risas).
No se nos cae la casa encima, no. En mi Instagram dice: “Periodista, escritor, viajante”.
¿Hacia dónde viaja?
No lo sé. Estoy en tránsito. Lo importante es viajar. Me gusta hacer la maleta.
¿Un lugar?
Cadaqués de la Costa Brava, aunque París es mi ciudad. Me gustan, no obstante, muchos sitios. Cuando hago fotos para Instagram me dicen: “¡Qué Bonito!” Siempre digo que lo que hay que saber es mirar. El bar más cutre de Sevilla tiene foto. Saber ver las cosas buenas de cualquier ciudad se consigue siendo observador.
¿Qué le apasiona?
Charlar y si es con mis amigos mejor. Charlas que se alargan mucho. Soy de pasiones sencillas.
¿Vive en Madrid?
Claro, como soy de pueblo quería vivir en el centro de Madrid. Quería donde hubiera un comercio, una farmacia y un bar (risas).
¿Cómo ve España?
Más animada, la veo con ganas. La veo, tras haber estado paralizada sumida en una crisis y en la tristeza, cambiando de actitud. Incluso la forma de pensar en la gente está cambiando.
¿Tiene algún secreto?
No me aburro. Desde niño mi madre me decía: “Prohibido aburrirse”.
El aburrimiento es peligrosísimo.
Es lo peor. Hay gente que se aburre mucho. Esa gente me interesa cero. Esta mañana me he ido a hacerle fotos a los charcos donde se reflejaba la Giralda. Vivo mi vida en fotos.
¿Quiénes son sus padres?
Clara y Máximo. Dos personas independientes, sacrificadas y llenas de vida. Me parecen que tienen dos novelas por separados.
¿Una frase?
“Hay que inventar la vida, porque acaba siendo verdad”, de Ana María Matutes.
¿Un color?
El azul.
¿Un día?
Un día cualquiera. No espero al viernes.
¿Un personaje histórico?
Cristo, claro. Por excelencia.
¿Juega un papel importante en su vida la fe?
Sí, desde niño. Pasaba el cepillo en misa (risas) en mi pueblo. Forma parte de mi día a día.
¿Hay alguna pregunta prohibida?
No, respuestas calladas en cualquier caso.
Gracias.
A ti.