1 Jul, 2015 | entrevista a

Paquita Rico

Paquita Rico

Actriz y cantante

Nació en 1929 en el Corral de la Perla, en pleno corazón de Triana, el año de la Exposición Iberoamericana de Sevilla. Su padre vendía pescado y marisco por las calles. Eran años difíciles y de hambruna. La pequeña Paquita, una morenaza de vértigo gastó su niñez cantando por tablaos de Triana, cuando terminaba de vender garbanzos con su hermana en el mercado trianero. Pronto un cazatalentos vio en ella una gran artista por pulir. Llegó a las máximas consideraciones en el Cine y en la Copla. Trabajó con las grandes como ella y a pesar de ser considerada una celebridad a ambos lados del Océano, nunca dejó de lado sus orígenes y su familia a la que ha ofrecido siempre todos sus éxitos.  Junto con Lola Flores y Carmen Sevilla batieron récord de taquillas en todo lo que se enfrascaban y su amiga Isabel Pantoja fue y sigue siendo para ella una hermana. Lleva una vida tranquila entre Madrid y Sevilla. Aunque no suele pronunciarse en los medios, quiere hacer esta entrevista, que según ella, puede ser la última.

¿Quién fue Paquita Rico?

Paquita Rico fui y Paquita Rico soy. Al principio pensé que lo mío era sólo la música. Yo quería cantar y bailar. Llegó un momento que me di cuenta que podría ser una buena actriz. A mí me lo pareció y, sobre todo, a los grandes del cine del momento y a la crítica que así lo decía. A todos ellos les estoy muy agradecida.

¿Se imaginó un fin de fiesta como éste?

¡No! (risas). Mi carrera ha sido muy larga y llena. Volvería a empezar mi carrera con los ojos cerrados. ¡Ojalá! Siempre fui muy ingenua y mi familia me decía que en este mundo del espectáculo me las iban a dar todas. No les hice caso y seguí para adelante y llegué a lo máximo en la profesión, gracias a Dios. Estoy muy agradecida a toda España.

¿Cuándo se puso por vez primera delante de un micrófono?

Fue en Sevilla… Han sido tantas cosas las que he vivido que me cuesta recordar. Era una niña, en la calle Betis de mi barrio de Triana, en una sala de fiestas que se llamaba Manigua. El cazatalentos José Brageli era un representante de artistas que me descubrió en galas juveniles. Él fue el comienzo de mi prolífica carrera. Me pusieron de nombre artístico la Trianera de Bronce. Pronto hice cine. Con mi primer dinero compré una casa en la calle Pureza de Triana y me llevé a toda mi familia allí. Cuando gané dinero compré un terreno entero en el barrio de Los Remedios e hice un edificio para toda mi familia. Para mí era muy importante que mi familia no pasara hambre.

¿Qué momento vive la Copla o la Canción Española en estos momentos?

Más bien la Canción Española… No me gusta opinar de este tema. Las que son buenas siempre tendrán un buen momento. Son muy pocas.

Tiene películas, discos, espectáculos de éxito indiscutible… ¿qué le ha quedado en el tintero a Paquita Rico?

Creo que nada. He hecho todo lo que he querido hacer. Ahora estoy descansando. No hablo mucho, no me pronuncio. Me he retirado y lo que quiero es descansar. Atiendo con cariño a mis amigos. No llevo una vida tranquila tampoco. No me gusta parar. Me gusta ver mis películas y recordar aquellos años en los que era joven y tenía un público que nunca dejó de seguirme hasta mi retirada. Bueno, algo que me ha quedado en mi hacer y por lo que he llorado mucho ha sido tener hijos. Yo quería tener un hijo, pero Dios no me lo ha dado.

¿Qué recuerdos tiene de aquellos años trabajando con las grandes como usted?

Son muchos y todos se pueden contar, porque las cosas que he hecho todas se pueden contar. Todo lo que he hecho es contable. Recuerdo a mis dos amigas de verdad que eran Lola Flores y Carmen Sevilla. A ninguna de las dos las tengo ya aquí. A Carmen sí pero por circunstancias ya no podemos hablar. Lola se fue al cielo. Hemos sido como hermanas las tres. Lola, Carmen y yo éramos inseparables. Íbamos a los estrenos siempre con grandes pañuelos para que no se nos viese reírnos tanto. Había mucho arte ahí.  Fue una época muy feliz y gracias a Dios y a todos fue económica y profesionalmente muy importante para mí.

¿Cuál es la artista que más le ha marcado en su carrera?

Es muy difícil decirte una. Imperio Argentina quizás ha sido la que más me ha marcado. Era muy amiga mía y muy cariñosa conmigo. Una actriz grande como una casa y personalmente más grande todavía. Mi padre también me marcó mucho y no era artista, Alberto Rico, y mi madre, Francisca Martínez (risas). Mi madre era una señora muy grande. Mis padres han sido los más importantes de mi vida. Luego hay personas que también me han marcado mucho, como Amparo Rivelles, a la que quise mucho y admiré siempre; Isabel Pantoja a la que quiero con locura. Isabel es una artista como la copa de un pino. Es como una hermana para mí y la he querido y quiero mucho. María Félix la conocí mucho… Son muchas las que me han marcado en mi vida y todas han dejado algo de ellas en mí.

¿Cuál es su copla favorita?

Tantas y todas tan bonitas… La que siempre me pedían era El Romance de María de las Mercedes.

Si no hubiese sido artista, ¿qué hubiese sido?

Pues no lo sé. No me imagino otra cosa. Yo era una niña cuando empecé cantando canciones por la calle y por los tablaos. Si no hubiese sido artista, hubiese sido artista. ¡Y ya está! (Risas).

¿Qué ha significado la música en su vida?

Todo, me lo ha dado todo. Me encanta a rabiar. No me imagino la vida sin música. Sería muy triste.

Le digo nombres de grandes de la copla y usted me dice algo de ellas.

¡Trato hecho!

¿Lola Flores?

Lola… no habrá otra igual. He viajado mucho con ella y me he reído con ella como con pocas personas.

¿Rocío Jurado?

Me encantaba. Muchísimo.

¿Concha Piquer?

Doña Concha Piquer… Mi locura, me volvía loca ella.

¿Carmen Sevilla?

Mi amiga. Hemos estado juntas mucho. Hubo un tiempo que vivía en su casa, porque yo no tenía donde dormir, con su madre. Estábamos siempre juntas como hermanas.

¿Juana Reina?

¡Ay, Juanita! Una maravilla de señora, la señora de la copla. La sigo escuchando a diario en mi casa.

¿Estrellita Castro?

La más graciosa del mundo. Para comérsela.

¿Imperio Argentina?

Imperio… Yo estuve rodando al principio una película con ella. Me dirigió en varias películas Florián Rey, su marido. Ellos fueron un gran apoyo para mí. El marido la dirigía a ella también en películas.

¿Marujita Díaz?

Muy buena amiga. Maruja era estupenda. Tuvo un arte y una gracia innata que no se podia aguantar. Yo nunca he hablado mal de nadie.

¿Marifé de Triana?

Interpretaba la copla como nadie.

¿Isabel Pantoja?

Es una hermana para mí como te dije antes. Es la mejor artista que existe ahora mismo en España.

¿Gracia Montes?

Una garganta prodigiosa. Una maravilla. Hace las cosas muy estudiadas, con mucho respeto por el público. Ella canta para aplaudir por siempre a la madre que la parió.

¿Hubo alguna vez en esos años dorados en los que eran las grandes estrellas en nuestro país duelo de divas?

No lo recuerdo. Nunca me hicieron daño. Yo estaba por ejemplo con Lola y Carmen y era reírnos continuamente. Era admiración mutua. Cuando hicimos El Balcón de la Luna, para no salir una delante de otra en los créditos, nos pusieron los nombres en aspa que daba vueltas y en aquel momento hubo quien dijo que era para evitar problemas entre nosotras. No lo había. Fue simplemente idea del productor porque, al ser tres artistas de una talla importante, quería evitar piques que realmente nunca existieron.

Al teclear su nombre en Internet sale muchísima información de su rica trayectoria ¿Puede contarme algo que no se sepa de usted?

(Sonríe) Si no, no sería un secreto. No tengo nada que ocultar hasta ahora importante, gracias a Dios. Todos tenemos nuestros secretos, nuestras cositas, pero me las guardo como todo el mundo.

¿Tuvo una etapa muy potente americana no?

El empresario Cesáreo González, con el que hacía las películas, me llevó mucho a trabajar a América. Estuve dieciocho años yendo. Hacíamos turné por América. Trabajé muchísimo. Hasta siete sesiones diarias… Me pilló la revolución de Fidel Castro en La Habana. No olvidaré los soldados revolucionarios en la puerta del hotel con las metralletas… Viajé por Chile, Argentina, México… Estos dos últimos países eran muy frecuentes en mis giras. Era con Lola Flores y Carmen Sevilla muy conocidas en Hispanoamérica.

¿Tiene alguna receta para ser feliz?

Darme guantadas yo sola para estar despierta. He trabajado mucho y he querido mucho. Me considero una mujer generosa. Echo de menos a mi primer marido. Continuamente. Era otra época cuando empecé, principios de los años cuarenta. Salir de aquella hambruna no era fácil. Salir de ahí como yo lo hice, cantando, en galas juveniles, me contrataron rápidamente… Me pusieron la Trianera de Bronce. Me llevaron a Madrid y empecé de protagonista, no haciendo papelitos. Mis películas tenían un éxito impresionante. La Copla empezó en los años treinta y en esos años las estábamos haciendo nosotras. Éramos verdaderas estrellas. Nuestras películas hacían soñar en unos años muy tristes. Los españoles iban al cine a vernos, porque no nos veían como ahora por la televisión, por la calle… Las estrellas éramos adoradas. Nos prodigábamos menos. Hay que contextualizar ese cine y darle su dignidad en su momento. Era el cine que la gente necesitaba. Teníamos que hacer soñar.

Me consta que Ava Gardner entró en un café tras una función de teatro en Madrid y le dijo “¡Usted sí que es guapa y no yo!”

(Risas) Cierto. Qué momento más bonito. Conocí a muchas personalidades del momento. Don Juan de Borbón y Doña María me recibieron en Estoril cuando hice la película de María de las Mercedes. Todos los dieciocho de julio nos invitaba Franco al Pardo. Era el Caudillo y había que cumplir con él. Le canté muchas veces.

¿Le pagaron en el Pardo?

(Risas) Creo que no, no lo recuerdo (risas). Eran fiestas muy importantes. Éramos muy bien tratadas desde luego. Franco era el Jefe del Estado. No nos planteábamos nada. No habíamos tenido tiempo de leer mucho. Nos preocupaba más no pasar hambre. Franco era muy agradable con todos los artistas. Me llamaban y yo iba sin más reflexión. Éramos las estrellas del país. Nunca he tenido una tendencia política definida. Soy artista.

¿Cómo quiere que le recuerden?

El día que me vaya quiero que piensen que me he ido corriendo, con todas mis fuerzas, al encuentro de mi madre. Me gustaría volver a verla. Quizás como la Trianera de Bronce o como Paquita Rico a secas (sonríe).

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