Cuarenta años no se cumplen todos los días y esta ciudad es de las que recompensan la trayectoria, especialmente, si se trata de arte sacro. Con motivo de este aniversario, la Fundación Cajasol ha organizado una exposición antológica para reconocer el trabajo y la historia de esta familia, la de los hermanos Delgado. Un recorrido en el tiempo desde los orígenes de este taller hasta su evolución estilística actual, destacando la excelencia de su trabajo en orfebrería, pintura y bordado.
Una idea que surgió en el 2019, nos cuenta uno de los hermanos, Pepe Delgado, si bien este proyecto quedó aparcado debido a la pandemia. Con el tiempo, se ha retomado el propósito hasta llevarse a cabo. Los hermanos Delgado se muestran profundamente agradecidos con la fundación, su equipo y presidente, Antonio Pulido Gutiérrez, por su confianza y dedicación, por todos los avances elaborados en su planificación desde entonces y por la magnífica colaboración “es todo un sueño para nosotros”.
Pepe nos indica que lo considera, principalmente, un homenaje a sus padres. “Mi padre me enseñó las técnicas, me transmitió su pasión y responsabilidad por este oficio. Mi madre me alentó, me motivó e incluso alquiló un estudio que fue una sorpresa cuando vine de cumplir el servicio militar. Ella sabía que quería independizarme después de 17 años trabajando para el mismo taller donde mi padre ejercía su profesión como maestro orfebre. Por supuesto, es un tributo a ellos. Gracias a ellos hoy estamos aquí, y me siento afortunado por trabajar en lo que me apasiona. También es un tributo a mis hermanos, Ángel y Francisco, con los que me asocié más tarde y fundamos el taller de los Hermanos Delgado hace ya cuarenta años, sintiendo siempre el cariño y apoyo de toda la familia”.
La exposición abarca aproximadamente un tercio de todo lo que ha realizado este taller desde sus comienzos. La mayoría de las obras expuestas son encargos de hermandades, pero también se muestran encargos para particulares. Un amplio catálogo que reúne faroles, potencias, respiraderos, ciriales, candelabros de cola o piezas como las hechas para el palio de la Hiniesta o para la Virgen de la Aurora, además de algunas de las coronas, todas en oro, empleadas para la Virgen de los Dolores del Cerro del Águila, la Esperanza de la Trinidad, la Virgen de Regla o la llamada “del centenario” de la Virgen delRocío, patrona de Almonte.
“Ha sido un honor que la fundación haya tenido en consideración nuestra obra para una exposición en sus instalaciones, un edificio emblemático en el corazón de Sevilla. Es por ello que entiendo que la exposición va dirigida, específicamente, a la ciudad de Sevilla y a los sevillanos y, en general, a los amantes de este arte. Una apertura artística para el arte sacro mundial. Un pensamiento en las futuras generaciones de artistas orfebres. También queremos que sea un manifiesto para que se considere la orfebrería como un arte mayor y que figure en la Universidad de Bellas Artes como especialidad artística” confiesa Pepe.
“Dios lo es todo para nosotros, es el motor para llevar el taller siempre a buen puerto en cada proyecto. Es la energía positiva que necesitamos para solventar los obstáculos y retos diarios.
Es la templanza y el equilibrio para trabajar en equipo. Es la calma para momentos de zozobra cuando el tiempo apremia.
Dios representa la obra realizada. La orfebrería es nuestro medio para estar en contacto con Dios y unir lo material con lo espiritual. Pienso en el momento que estoy sentado en mi banco con el metal, con el cincel y el martillo en mis manos listo para dar la primera cincelada. Me detengo para poner el canal de música clásica de la pequeña radio cerca de mí. Empiezo a dar forma y a abultar el metal, es cuando más contacto tengo con Dios. Levanto la mirada y veo al resto en sus bancos. Solo se escucha el tintineo casi al unísono del choque del cincel en el metal. Se podría decir que meditamos, rezamos y cantamos en silencio a Dios y el sonido del cincel y el metal es la música que nos acompaña tantas horas en el día.
Pepe Delgado comenzó de manera independiente cuando su madre lo sorprendió con un pequeño local adaptado a estudio de dibujo y orfebrería, al volver del servicio militar. Cuando ya se le quedó pequeño por todos los trabajos que le encargaban, sus hermanos se unieron a él para trabajar juntos. Entonces, su madre le animó a alquilar una nave que ahora es el taller de los Hermanos Delgado. Durante el primer año, el taller se les quedaba grande porque eran pequeños los proyectos que iban entrando. Sin embargo, su madre nunca dejó de transmitirle una visión futurista, sintiendo que los proyectos irían llegando con
mayor asiduidad. En el año 1992, con el proyecto del paso de la Aurora, sintieron un gran impulso profesional. Acto seguido, con el de la Hiniesta, el del Cerro del Águila y así, sucesivamente, el taller se convertía en un recibimiento constante de hermandades no solo de Sevilla, sino de diferentes puntos de la geografía española, hasta extenderse por Europa y América. “Todos y cada uno de estos proyectos nos iban motivando a seguir como los buenos costaleros, llevando el peso del taller”.
Un ejemplo concreto de un viaje lleno de pasión, amor y fuerza que les ha permitido superar tiempos difíciles gracias al trabajo en equipo, la unión profesional y el saber apreciar el sentido y la verdadera misión del trabajo.
Un taller que cuenta una historia.
Una historia convertida en obra.
Una obra expuesta en el corazón de nuestra ciudad.
Un corazón abierto al público.
Texto: Carlota Acuña Ruano
Fotos: Archivo de los hermanos Delgado