En el corazón vibrante del barrio de la Macarena, en la calle Parras, nació una Hermandad que tejía una historia de amor entre sus vecinos y la devoción hacia la Virgen del Rocío. Desde su gestación, la Hermandad del Rocío de la Macarena ha sido moldeada por los lazos fraternales de los hijos del barrio, creciendo hasta nuestros días donde casi el noventa por ciento de sus miembros son hermanos de la Macarena, madre y guía de sus pasos hasta la aldea cada primavera.
En la casa de estos rocieros, la devoción a la Macarena es palpable, como un estandarte que ondea con orgullo en la filial almonteña en la ciudad de Sevilla. Es la figura de la Virgen de la Esperanza, engalanada en una hermosa réplica de plata con corona de oro, quien preside con majestuosidad la Carreta del Simpecado, llevando consigo el espíritu y la fe de este señero barrio.
Bajo el cielo que custodia la Macarena, los lazos de devoción se entrelazan con las raíces del barrio, y es el nombre de Macarena el que se inscribe con letras de oro y verde. Una relación que, según José Antonio Caro, teniente de Hermano Mayor de la Hermandad del Rocío de la Macarena, “empezó desde la semilla, iniciada nuestra creación en 1986 por hermanos macarenos y que cada vez va a más. Y no podría ser de otra forma. Compartimos Parroquia, Feligresía, barrio, hermanos comunes en un gran número. Compartimos una calle que, para las dos Hermandades, es santo y seña de identidad para cada una; la calle Parras. Nuestro Hermano Mayor es armao de la Macarena. Nuestros peregrinos son capataces, contraguías, nazarenos y acólitos en la noche macarena”Este año, por vez primera, los rocieros de la Macarena formaran parte en la Madrugada Santa en el cortejo de la que también es su Hermandad de la Macarena con el popularmente conocido “bacalao” y cuatro varas corporativas abriendo uno de los tramos de la cofradía de la Esperanza. “De esta manera tan hermosa y simbólica quedaría para siempre representado ese fervor de Nuestra Casa por Nuestra Hermandad Hermana y Sus Sagrados Titulares, la Virgen del Santo Rosario, Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y la Virgen de la Esperanza. Algo que afianzará más los lazos para con nuestra Hermandad y que será para nosotros todo un verdadero honor y un sueño cumplido para muchos” ha apuntado Caro.
Para los rocieros de este barrio la Macarena es un espejo donde mirarse. Desde el primer momento en el que se presentó la Candidatura de Mario Niebla del Toro, actual Hermano Mayor, uno de los objetivos era tomar el pulso en cuanto la relación de las dos hermandades por tantos y tantos lazos que le unen. Y una vez tomado, afianzar y hacer crecer esa unión para mayor gloria de los rocieros de la Macarena. Independientemente de los actos y cultos, este año se ha buscado el mejor lazo de unión posible relacional para la historia de la Hermandad.Según cuenta Caro, el arraigo de la devoción a la Virgen del Rocío en la Macarena puede tener su germen allá por 1961 donde un grupo de macarenos, concretamente veintidós, iniciaron una peregrinación hacia el Rocío y perdieron la vida en la Cuesta de las Doblas en un fatídico accidente. Esas veintidós personas van reflejadas en la carreta de plata en forma y número de estrellas. Durante el camino del Rocío la presencia de la Esperanza es particular de cada peregrino, que, si los sumásemos todos, estaría presente desde la Misa de Romeros hasta la entrada de vuelta en Sevilla al pasar por la Basílica. Es una presencia que se recoge cada año. Nueva y fresca. Y así, acompaña en cada Ángelus, en cada Rosario, en cada pisada de Raya Real, en cada vuelta de rueda de la carreta del Simpecado. Pero, sobre todo, Su presencia se vuelve más Esperanza cuando llegan ante el Altar de la Virgen del Rocío. Rocío y Esperanza. Esperanza y Rocío.
Texto: Fernando Copete
Fotos: Emilio Almenara