PRESENTACIÓN DE SU NUEVO LIBRO ‘Retratos de mujer con pelo corto’
Javier Compás, reconocido escritor y periodista sevillano, nos sorprende una vez más con su nueva obra ‘Retratos de mujer con pelo corto’. Este libro, que mezcla elementos de ficción y realidad, es una ventana a varias décadas de la historia reciente de España, narrada a través de los ojos de mujeres cuyas vivencias desafían las normas sociales de su tiempo. Autor de novelas de éxito como ‘La Playa de los alemanes’ y de guías gastronómicas que exploran las riquezas de Andalucía, Compás combina su bagaje como historiador del arte con su sensibilidad literaria para trazar historias íntimas y universales. A lo largo de su carrera, ha cultivado un estilo caracterizado por su capacidad para entrelazar la estética, la memoria y las emociones humanas.
En esta entrevista, exploramos el proceso creativo detrás de esta obra literaria y los temas que atraviesan la narrativa: la independencia femenina, la evolución de lazos familiares y el peso de los recuerdos. Desde su fascinación por el simbolismo de los objetos hasta la influencia de sus propias experiencias en la construcción de los personajes, Compás reflexiona sobre los retos y aprendizajes que conlleva narrar vidas inspiradas en la realidad. Una obra que no solo retrata la resiliencia femenina en épocas adversas, sino que también celebra la belleza de lo cotidiano y la lucha por la libertad personal.
Su formación en Historia del Arte y su experiencia como periodista gastronómico y enológico parecen alejadas del terreno de la narrativa de ficción, ¿cómo cree que esas áreas han influido en su forma de escribir o en su sensibilidad literaria?
Indudablemente ambas se reflejan en mis historias de ficción. Mi acusada sensibilidad estética, el gusto por lo bello, la cultura, el arte, lo agradablemente sensorial, incluida la gastronomía y, cómo no, el mundo del vino. Se trasladan a mi literatura, a veces, explícitamente, otras veces de manera más sutil, casi inconscientemente, pero siempre están ahí.
‘Retratos de mujer con pelo corto’ abarca varias décadas de la historia reciente de España, ¿qué retos encontró al ambientar la novela en un contexto histórico tan amplio y diverso?
Fue relativamente fácil porque, salvo las décadas más antiguas, las inmediatamente posteriores a la Guerra Civil, las he vivido en mi infancia y adolescencia. Claro que siempre tenemos esas vivencias instaladas en la memoria, con la visión parcial de nuestra posición, arbitraria y no elegida, en la vida, en la sociedad, en nuestro entorno. Dado que la base de la narración son personajes y hechos reales que he conocido de primera mano, no ha sido difícil.
El papel de los objetos físicos, como la caja de madera y las fotos, es clave en la trama. Más allá de su función narrativa, ¿qué significado simbólico tienen estos objetos en su obra?
La caja de madera es tremendamente importante. Es el contenedor físico de las imágenes que dan lugar a la trama. Y es un objeto antiguo, una caja con la belleza que tenían los objetos artesanos de antaño, a pesar de que fuesen concebidos estrictamente para su funcionalidad, no como objetos decorativos. Madera natural, pulida, con las marcas del paso del tiempo. Es como nuestra alma, nuestro corazón y nuestra cabeza, recipientes que acusan el paso del tiempo y que guardan, dentro de sí, recuerdos buenos y malos, como las fotografías de nuestra vida.
Los viajes parecen ser un aspecto liberador para algunos personajes, especialmente para la mujer de pelo corto, ¿por qué cree que el acto de viajar es tan transformador en el desarrollo de sus vidas?
Concretamente, en el caso de la protagonista, y de sus amigas más cercanas, porque no era habitual en aquella España el hecho de que mujeres solteras, trabajadoras, independientes, viajaran solas a otros países. El contraste de la España de la época, con sus luces y sus sombras, es evidente con la Europa de entonces. En países como Bélgica o Francia, estas mujeres pueden, sin temor al señalamiento social, comportarse libremente, según su carácter y verdadero anhelo de vida, algo tan sencillo como vestir a su manera, era, moral y socialmente, arriesgado en nuestra patria.
Ha trabajado en el mundo de la poesía, el relato corto y la novela, ¿cómo decide qué forma narrativa es la adecuada para una idea o una historia?
Para mí la poesía es algo íntimo, algo personal y privado a modo de diario, no con afán de publicar, sino casi con un carácter terapéutico. Allí vuelco, de manera más o menos velada, mi yo más intenso e interior. El relato corto es como una carrera de cien metros, casi como un artículo periodístico, a los que pretendo dar un desarrollo fugaz e intenso. Algunos, no obstante, a medida que crecen, van dando material para una historia más larga, una novela, a la que, usualmente, creo su armazón en mi cabeza antes de volcarme en el teclado, siempre con el afán de desarrollar una historia más compleja y de tramas cruzadas.
En su blog y en colaboraciones ha explorado temas como el arte contemporáneo y la cultura andaluza, ¿podemos encontrar ecos de estas inquietudes en ‘Retratos de mujer con pelo corto’?
Mi formación es la de historiador especializado en Arte, y eso se transporta sin duda a mis inquietudes a la hora de escribir. Mis artículos tratan de temas que me interesan, tangencialmente pueden tocar cuestiones de actualidad social y política, aunque para esto ya hay mucha gente que escribe y bien sobre ello. La cultura andaluza me interesa en cuanto a la proximidad, no soy especialmente regionalista, de hecho, por ejemplo, me siento más cercano a Badajoz que a Almería. Creo que las fronteras administrativas poco tienen que ver con las identidades reales. Para mí, el único concepto aglutinador, se llama España.
El despertar de una sexualidad diferente y los desafíos de vivir como mujer independiente en el Madrid franquista son temas centrales en la novela, ¿qué le llevó a explorar esta faceta de la identidad y cómo construyó su verosimilitud?
La fascinación por Emma (nombre ficticio de un personaje real), sus fotos, el contraste entre sus retratos de estudio, sensualmente femenina y la libertad de estilo que muestra en retratos tomados en sus viajes, mucho más suelta y libre. Un personaje que conocí a lo largo de los años y del que se me aclararon dudas tras su muerte, cuando se reveló para mí su verdadero yo. La verdad del personaje es su existencia real. Aunque nunca me pareció realmente una mujer alienada. De hecho, era persona de principios conservadores y prácticas religiosas. Seamos claros, la homosexualidad no depende de ideas políticas o religiosas, es una condición de algunas personas por encima de modas e ideologías.
La amistad es un eje clave en la novela, pero también aparecen otros lazos familiares, ¿qué quiere transmitir sobre la transmisión de valores o la fortaleza intergeneracional de las mujeres en ese período?
Como contraste al personaje principal, tenemos un entorno de mujeres cuya dedicación principal (o exclusiva), una vez casadas, es ser amas de casa y cuidar de la familia. Ese es el porcentaje mayoritario. En aquellos años, lo habitual, aunque la economía familiar no fuese ciertamente desahogada, era preferir a la mujer en casa que trabajando fuera. Muchas que de jóvenes habían realizado algún trabajo fuera de casa, lo abandonaban tras contraer matrimonio, no digamos ya si empezaban a llegar los hijos. Y esto no es bueno ni malo, no es mi intención valorarlo, dedicarse a llevar una casa, una familia, es una tarea ingente, casi heroica, de horas de dedicación y de necesidad de eficacia, tal como si se tratara de una empresa, un trabajo, por lo demás poco valorado y nada pagado.
Su obra mezcla elementos autobiográficos con ficción, algo que se ha vuelto característico de su estilo, ¿cómo maneja los límites éticos o emocionales al basarse en experiencias reales de personas que ha conocido?
A veces, hasta yo mismo dudo en cruzar ciertos límites, como dice la gente, exponerme demasiado. También valoro que el lector no conozca las claves de la realidad a la que circunstancialmente me puedo referir. Puedo partir de esa realidad, sí, pero procuro que me sirva para construir una historia que pueda simbolizar la vida de cualquiera, transmitir unos valores y unas circunstancias que se pueden dar en mis personajes o en cualquiera que se vea identificado con ellos o conozca historias que pueden ser parecidas. Al final, creo que la finalidad de la mayoría de los escritores es, con más o menos nivel literario, entretener al lector.
La narrativa española reciente ha comenzado a valorar más las historias femeninas y las voces que las cuentan, ¿cómo ve su contribución a esta tendencia desde su posición como autor masculino?
No me fijo en las modas para contar mis historias. Pero es cierto que seguramente los hechos y los personajes de ‘Retratos de mujer con pelo corto’ están ahora mismo en, digamos, la onda. La reivindicación de mujeres que, en circunstancias y años difíciles, supieron, más o menos conscientemente, seguir adelante y luchar con la vida cada una a su modo. En ese sentido, la abuela del relato, es un ser anónimo que tiene, para mí, una tremenda fuerza, sacar adelante a una hija pequeña, siendo soltera, con una guerra en la puerta de tu casa, y todo lo que vino después… jamás le hizo perder la sonrisa de su cara y la alegría de vivir, eso es muy meritorio.
Texto: Carlota Acuña
Fotos: Manolo Manosalbas y cedidas por autor