Mario Niebla del Toro Carrión.
Director de la Revista Escaparate
Vivimos días alucinantes en nuestra tierra. Era impensable con las estadísticas en la mano que viviéramos el cambio del orden establecido en esta Andalucía comodona y agraciada con gracia y sol a raudales. Mire usted, no sé si lo que viene será mejor,lo esperamos muchos. Lo que sí puedo confesarle es que es motivante ver por primera vez en mi vida un cambio en la Comunidad donde he nacido y donde quiero crecer y morir. El cambio nos despierta, nos inquieta y nos invita a reformular ecuaciones, modos, maneras, rutas… El cambio es lo único que permanece en nuestra vida y es el cambio el que nos renueva, fortalece, hace crecer. Nos despierta por encima de todo. Vivimos horas de regeneración democrática, de reestructuración política, de recuperación de las ganas y de dar la oportunidad a nuevas caras, nuevos talentos, nuevas claves. Ahora veremos, porque es muy de nuestra tierra, a muchos que siempre creyeron en lo que está sucediendo. ¡Hombre, por favor! Si le digo la verdad me importa un bledo si se sumaron antes o después al despertar de un Pueblo premiado por el altísimo con tanta calidad de vida que nos empequeñece, en cuanto al grado de ambiciones que manejamos cada día cuando nos enfrentamos a la conquista de la vida. Los periódicos, las radios y las televisiones, a colación del momento histórico que vivimos los andaluces, nos recuerdan que lo único que permanece es el cambio. Creo que debemos aprovechar esta lectura entre líneas para llevarlo a nuestra vida. Nuestros sentimientos, nuestras aspiraciones, nuestras metas y nuestras fórmulas tienen que ser revisadas, aunque llevemos toda una vida con unas mismas herramientas, unos mismos ingredientes y unos mismos actores, porque, como en el Parlamento, podemos vivir el cambio que nuestro corazón, nuestra mente y nuestra realidad demanda. Ya está comprobado que todo está por demostrar, que nada está perdido, que nada está ganado, que nada es así y punto. Nada. Lea bien: nada. Luche por el cambio que sabe mejor que nadie necesita. Revise sus métodos y nunca tenga miedo más que al inmovilismo, al acomodamiento. Somos más que luz y alegría, sol y panderetas, somos más de lo que fuimos, porque somos lo que seremos que es más heavy de lo que creía usted que podríamos llegar a ser. Si llegado el momento comprendemos que el punto inicial era el sublime, siempre podremos recoger la ropa y nadar a la otra orilla, pero siempre tendrá la seguridad que la inseguridad que le provocó el cambio le invitó a soñar con ser mejores, más altos, más grandes, más fuertes. El cambio es esperanza. A nivel periodístico Andalucía le ha quitado un poco de protagonismo a Cataluña, gracias a Dios, porque ya estaba del «procés» hasta la Torra. Andalucía ha cambiado por un momento el punto de mira a toda España para decir que nadie es para siempre, que nada es para siempre y que todo es posible. Es el momento del cambio, del inconformismo y del arriesgar. Ya se sabe, el que no se embarca no se marea. Aproveche este mensaje cifrado que la vida le brinda a raíz de unas elecciones e inicie un proceso electoral en su vida. Escuche el programa de su corazón y de su razón, piense en los candidatos para llevarlo a cabo, empezando por usted como cabeza de lista. Trabaje en la campaña para ganar y cambiar lo necesario y acabar proclamándose vencedor en la elección de su vida. No tema al cambio. No tema al sacrificio que conlleva. No tema levantarse y salir ahí fuera a gritar si falta hiciese, porque de ser mejores, mayores y felices es de lo que trata nuestra campaña vital. No pierda de vista que en el proceso tendrá quienes le desgasten, pero no olvide que cuando le dicen que algo no se puede hablan de sus limitaciones, no de las de usted. Vote por el cambio. Vote por usted. Yo le apoyo con mi voto desde ya pero, sobre todos los que necesita, el primero y primordial es el suyo. Cuando consiga recoger lo cosechado ya aparecerán los aplaudidores para recordarle, porque no lo recordará obviamente, que siempre creyeron en su capacidad. Que se lo digan al malagueño que llega a San Telmo para abrir ventanales y balcones. ¡Que corra el aire! ¡Feliz febrero!