En un pequeño local situado en el número 7 de la calle Tetuán puede caber todo el aroma de Sevilla; su olor más característico, el de la flor de azahar, y el recuerdo olfativo de generaciones que lo identifican con la marca Agua de Sevilla. Emblema indispensable de esta ciudad que nació con la alegría de la Expo 92. María Cardoso recibe a la revista Escaparate en este lugar lleno de sensaciones. Un espacio lleno de vida y cambiante, al igual que los propios perfumes. Y es que Agua de Sevilla ha conseguido atrapar en un frasco el aroma de su ciudad. la ciudad que lo vio nacer.
Del sueño a la realidad
Oler Agua de Sevilla es navegar por lo más hermoso de la ciudad. María recuerda los inicios de una marca que ahora conserva el porfolio del agua de naranjo y el de “Noir” para el perfume masculino, originarios de 1992. “Decimos que la historia de Agua de Sevilla es un sueño hecho realidad. El sueño de atrapar la primavera de Sevilla en un frasco. Para ello, hace 30 años fuimos a visitar a los mejores perfumistas en Givaudan. Allí expusimos la idea de atrapar el olor de la ciudad de Sevilla en primavera y ellos, sorprendidos por dicha petición, visitaron nuestra ciudad en 9 ocasiones hasta entender que Sevilla tiene un aroma propio e inimitable, el de la flor de azahar”. Con todo esto, en Agua de Sevilla “queremos continuar con ese legado de esas mujeres que lucieron estos perfumes en 1992; aquellas madres de la Expo y esas hijas que ahora son madres“, señala María.
Del mismo modo, Agua de Sevilla tiene otras fragancias exclusivas como el “Agua Real”. En un frasco que simula la Torre del Oro y envuelto en una faja bordada a mano por monjas de San Fernando, este perfume de cosecha propia es “una edición limitada que hicimos en exclusiva cuando la Infanta Elena se casó en Sevilla en 1995, años gloriosos de Agua de Sevilla. Ahora continuamos con una marca más viva que nunca tras 30 años en el mercado, pero sobre todo, 30 años en el corazón de los sevillanos, para nosotros, es lo más importante”.
Desde hace tres, Agua de Sevilla vive una nueva juventud que comenzó con una primera campaña dedicada al azulejo. Con su frasco tan característico que simula los hornos de hacer losa de La Cartuja y el envase azul del cielo de Sevilla, María comenta que “en esta campaña lo hemos vestido de gala. Cuando adquirimos la marca quisimos basarnos en Andalucía con la cerámica; el amarillo representa el sol de esta tierra, el blanco del azahar y el azul, el cielo de Sevilla en Primavera”. Juegos de cromatismos fundamentales para esta marca “en la que siempre jugamos con colores muy vivos y españoles”.
Ahora llega el mantón de Manila; es el mismo aroma de la flor de azahar solo que como decíamos antes, la hemos vestido de gala con algo tan nuestro como el mantón de manila. Y es que la historia de esta pieza que es la segunda campaña de la marca, girando siempre alrededor de las Modernas Tradiciones, nos vuelve a llevar a la propia esencia de la ciudad. El colorido y la artesanía.
Hablamos de la época colonial, cuando Sevilla era centro de descarga del “oro” de la época traída de Asia. Sedas, especias, fardos de tabaco…, En un escenario como el de la Tabacalera de Sevilla, son las Cigarreras las que bordaban esos retales de seda en los que llegaban envueltos los fardos de tabaco, estos venían en seda con la única intención de mantenerlo húmedo. Como esos retales no servían para nada, las cigarreras los trabajaban bordándolos con sus flores favoritas, haciendo de ellos unas piezas maravillosas y coloridas que usaban como cubre hombros en eventos sociales. Fue ahí cuando evoluciona el mantón de Manila, de pequeños retales bordados por las cigarreras de Sevilla a piezas de 140cm x 140cm cuyo tamaño hace elevarlo a la cúspide social”, reseña María. Ese mantón abraza el aroma de siempre de Agua de Sevilla que se mezcla con otras fragancias como la masculina, Agua de Sevilla Noir, “que contiene lavanda y esa nota de incienso que nos transporta a la Semana Santa. Igual que Agua de Naranjos, la fragancia unisex de la marca que, gracias a las hojas de los naranjos amargos y al cedro, hacen de ella una fragancia para toda la familia incluidos los más pequeños”.
La evolución ha ido in crescendo. “Desde agosto nos metimos en esta aventura de este local en Tetuán. Por ello, pido que cualquier persona que venga a Sevilla no se quede solo en los monumentos o la gastronomía, aquí hay producto de calidad local”, como es Agua de Sevilla: El olor de la ciudad en hermosas dosis de belleza. “Agua de Sevilla sigue adelante con mucha ilusión y un proyecto de futuro maravilloso donde el motor principal es las ganas de seguir llevando el aroma de nuestra ciudad al mundo entero”.
Texto y Fotos: Javier Comas