La vida de Alba Molina ha sido un viaje musical sin fronteras, fusionando géneros y honrando el legado de sus padres en una carrera en constante evolución. Hija de los icónicos Lole y Manuel, ha trazado un camino musical lleno de sorpresas y exploraciones, dejando su huella en una amplia gama de géneros. En esta entrevista para Escaparate, Alba comparte los detalles de su evolución artística, desde su innato flamenco hasta aventurarse en el jazz, pop, música brasileña e incluso el rap con su grupo, Las Niñas. Inspirada por una variedad de influencias musicales, Alba nos sumerge en su mundo musical, donde la fusión y la diversidad son su sello distintivo. Además, reflexiona sobre el legado de sus padres y cómo ha sido una fuente constante de inspiración en su carrera. Desde su nuevo trabajo con Juanito Makande hasta el emocionante regreso de Las Niñas, Alba Molina nos desvela sus proyectos actuales como las Noches del Imperial y su pasión inquebrantable por la música.
¿Cómo definiría su evolución dentro de la música?
Curiosamente he dado muchas vueltas. Digo curiosamente porque normalmente los músicos, solemos ir por un camino, pero yo en realidad desde chica he explorado mucho y me ha gustado irme por distintas ramas, por diferentes géneros. El flamenco lo llevo innato, pero he hecho jazz, pop, incluso música brasileña o rap con mi grupo, Las Niñas.
¿Qué influencias ha tenido para dar esas vueltas?
Muchísima música de muchos estilos. En mi casa ahora suelo escuchar música clásica, pero en momentos anteriores de mi vida, he escuchado desde Ketama, la Paquera o Camarón hasta Pharrell Williams. Me gusta la música buena sin importarme cómo se llame.
El legado de sus padres lo lleva innato, pero ¿cree que le ha pesado o ha sido en cambio, una constante inspiración?
Totalmente una inspiración. Llevo cantando ocho años canciones de Lole y Manuel, haciéndolo como homenaje, pero antes no había cantado canciones de mis padres porque me parecía y me sigue pareciendo, que son canciones hechas por ellos y para ellos. A todo el mundo le puede gustar cantar por la Lole, pero no es fácil, para mí tampoco. Con esto quiero decir que por supuesto, es una constante inspiración, pero siempre con muchísimo respeto, todo el del mundo.
Háblenos un poco de cómo era su casa y su infancia con ellos, con esos dos grandes artistas.
Nunca he sido hija de otras personas, por lo tanto, no sé qué significa o que se siente estar en otro sitio. Para mí era natural, siempre he estado desde la barriga de mi madre escuchándola cantar y con mi padre igual. Desde chiquitita escuchando a mi abuela, a mis tías, viendo a mi abuelo Juan que era bailaor. En mi familia tanto de madre y padre, todos cantan y todos bailan, entonces he crecido con la cultura de que pasase lo que pasase, siempre había motivo para una fiesta, si una salía cantando, pues otra salía bailando. Ahora que tengo más conciencia sobre ello, le doy las gracias a la vida porque es una manera, una crianza, una cultura y es una educación muy distinta, me imagino que otra manera de llevar la vida hacia adelante. Es toda una bendición ser hija de Lole y Manuel.
Hablando de los géneros que explora y fusiona, ¿dónde encuentra esa inspiración?
En realidad, no lo sé. Puede ser a veces la propia música o un sentimiento, un olor, un lugar o una persona. Pienso que al final se convierte en una forma de sentir. Lo que más me gusta del mundo es el jazz, pero llevo innato el flamenco, es una cosa que está intrínseca en mí, por lo tanto, no puedo sacarlo de mi ser. Yo no canto flamenco como tal, pero soy gitana, entonces se me nota en lo que haga, incluso en la forma de vivir y es una cosa muy muy hermosa.
¿Cómo encuentra esa armonía entre el flamenco y la fusión?
La armonía está en la naturalidad, en sentirlo. La fusión es muy bonita e interesante, además, creo que incluso es hasta necesaria, igual que he tenido un hijo con un suizo, pues por qué no se puede hacer música de distintas maneras. Me refiero a que puede ser muy positivo, el problema viene cuando se hace de manera obligada, cuando esa fusión no es natural, entonces ahí no puede haber armonía.
¿Cómo van a ser las Noches del Imperial?
Es un proyecto muy bonito, elegante y humilde pero no por ello menos grande. Las ganas y la energía que tengo en esto son blancas y he puesto una luz en el proyecto increíble, por lo que confío plenamente. Se escuchará desde jazz hasta boleros con un poco de fusión natural. Vienen compañeros de la profesión como Álvaro Gandul o Vicky Luna y, me he tomado la libertad de elegir a artistas que me gustan apasionadamente. Me siento un poco la anfitriona.
¿En qué otros proyectos estás trabajando?
Sale mi nuevo trabajo con Juan Medina, más conocido como Juanito Makande, quien me ha compuesto unos tangos. También tengo una pequeña gira de Nuevo Día, el disco que saqué hace poco con Pepe Rivero. Después con Las Niñas, mi grupo de siempre y que hemos vuelto, estamos trabajando en nuevas canciones y conciertos.
¿Cómo ha sido esa vuelta con Las Niñas después de veinte años?
Todas teníamos ganas, cada una en su interior, pero fui yo quien se lo propuse a las dos. Está saliendo bonito, está siendo despacio porque las cosas están como están para todo el mundo. Tenemos muchas ganas de seguir tocando, de tener una gira y de vernos por las playas.
¿Cómo están las cosas?
Como todo, y en la música también están complicadas. Pero a mí lo que me gusta es hacer música de verdad. Siempre he tenido la suerte de hacer musicalmente lo que he querido y eso, es lo que me da tranquilidad. Prefiero irme a la cama con el corazón lleno que con el bolsillo.
¿Y en qué momento se encuentra Alba Molina?
Los dos últimos años han sido de mucha aceptación personal, cosas que no puedes controlar y tienes que aceptar. Cuando empiezas a aceptar, las cosas toman otra forma y por eso ahora es un momento de estar contenta. Estoy inmersa en mi trabajo, ilusionada y espero poder seguir trabajando como mínimo veinte años más.
Texto: Fernando Copete
Fotos: Pablo Pérez Rojas