PRESENTACIÓN DE SU NUEVO LIBRO: ‘El Arte del Toreo’
Con la reciente publicación de su última obra, ‘Retratos’, y la aclamada acogida de ‘El Arte del Toreo’, Andrés Amorós, catedrático de Literatura y uno de los cronistas taurinos más influyentes de España, ha consolidado su voz en el panorama cultural. En el mes de septiembre, Amorós presentó ‘El Arte del Toreo’ en la Real Maestranza de Sevilla, un espacio icónico de la tauromaquia que sirvió de marco perfecto para un evento cargado de tradición y reflexión. Con la presencia de figuras como Juan José Padilla y José Luque Teruel, la presentación de este libro se convirtió en un homenaje a la rica historia del toreo y un impulso para los nuevos aficionados que, tras la pandemia, están llenando las plazas de todo el país.
Ahora, en pleno otoño, Amorós se encuentra inmerso en la promoción de ‘Retratos’, una colección de historias que, desde el ámbito literario, explora temas universales como la soledad, el desengaño y la esperanza. Esta entrevista nos permite conocer en profundidad la motivación detrás de estas dos facetas de su obra, cada una con su particular enfoque y sensibilidad. Desde la minuciosa revisión del arte taurino hasta la mirada introspectiva sobre la condición humana, el autor nos ofrece en ambos títulos un recorrido que combina conocimiento, emoción y una vasta experiencia cultural.
En su libro ‘El Arte del Toreo’ ofrece un recorrido exhaustivo por la tauromaquia, ¿qué le motivó a crear este compendio tan amplio sobre la lidia y su historia?
En contra de lo que algunos creen, la Fiesta de los Toros está muy viva, en la cultura popular hispánica. Después de la pandemia, muchas plazas de toros se han llenado. Ejemplos claros: la Maestranza ha estado llena todas las tardes, en la sevillana Feria de San Miguel. Y un millón de personas han asistido a un espectáculo taurino en Las Ventas, en la temporada que ahora ha terminado. Es, indiscutiblemente, el segundo espectáculo de masas en España, después del fútbol; el primero, de tipo cultural. Quizá en este auge han influido los absurdos ataques del inculto ministro de Cultura Urtasun, enemigo de toda la tradición cultural española; y del ministro Óscar Puente, que, en lugar de arreglar el caos ferroviario, declara que los toros son algo “irrelevante”. Bastaría que yo supiera eso para que me interesara por la fiesta, si no la conociera.
En la presentación en Sevilla mencionó que hay «muchos nuevos aficionados que están descubriendo este mundo», ¿cómo describiría a este nuevo público?
Ese público nuevo, no experto, que acude ahora a las plazas, incluye a muchos jóvenes y procede de una sociedad urbana, que desconoce la realidad del toro bravo en el campo: la base de esta fiesta. En mi libro he intentado darles una introducción de lo que van a ver; y, a los ya aficionados, una síntesis de la enorme riqueza y complejidad del arte de los toros.
¿Cómo considera que un aficionado puede desarrollar criterio a lo largo del tiempo? ¿Cree que este conocimiento es clave para valorar correctamente una corrida?
Modestamente, creo que era yo una persona adecuada para escribirlo porque tengo una amplia experiencia, como aficionado. Mi padre me llevó a los toros de chico y, desde entonces, he seguido acudiendo a las plazas. Además, he tenido la suerte de ser amigo de varias grandes figuras: Marcial Lalanda, Domingo Ortega, Luis Miguel Dominguín, Pepe Luis y Manolo Vázquez, Paco Camino, Enrique Ponce… Por muy tonto que yo sea, algo he tenido que aprender. Me sentía obligado a transmitir esa experiencia y esos conocimientos. Todas las artes (la tauromaquia, sin duda, lo es) requieren un aprendizaje, además de sensibilidad, para conocerlas y valorarlas correctamente. Hay que conocer un poco la técnica y la historia. Pero, sobre todo, hay que tener un criterio. No todas las pinturas ni las músicas ni las obras literarias valen igual: yo puedo escribir correctamente un soneto, pero es enormemente inferior a uno de Quevedo; igual que lo es una novela mía, a una de García Márquez. Lo mismo sucede en los toros. Todo lo que se le hace a un toro tiene riesgo y mérito, pero no es el mismo mérito el de una verónica que el del pase de la rana; no todos los naturales valen igual… Y, como dice un cante flamenco, “El conocimiento, la pasión no quita”. Si entendemos más de toros (o de cualquier arte), una obra maestra nos hará disfrutar mucho más.
A lo largo de las más de 400 páginas de esta obra, también aborda el impacto de la tauromaquia en otras artes, como la literatura, cine o pintura, ¿qué obra artística considera que ha influido más en la forma en que hoy se entiende la tauromaquia?
La tauromaquia ha dado lugar a innumerables obras de arte musical (óperas, música sinfónica, pasodobles, cuplés, flamenco), plásticas (pinturas, esculturas, grabados), literarias (novela, teatro, poesía, ensayo, periodismo), cinematográficas… Creo yo que algunas obras maestras pueden ayudar a entender mejor ese arte; sobre todo, poemas. Por eso, ahora estoy preparando una antología de poesías taurinas comentadas. Cito solo tres obras maestras: de Federico García Lorca, el ‘Llanto por Ignacio Sánchez Mejías’; de Miguel Hernández, los sonetos de ‘El rayo que no cesa’. En prosa, la autobiografía de Juan Belmonte, escrita por Chaves Nogales: ‘Juan Belmonte, matador de toros’. Seas o no aficionado a los toros, basta con tener un mínimo de sensibilidad para emocionarse con ellas.
Ha mencionado que uno de los objetivos de ‘El Arte del Toreo’ es llegar a aquellos que tienen «más curiosidad que conocimientos», ¿cómo logra que sea accesible un tema tan complejo y técnico para este tipo de público?
Tengo bastante práctica en la divulgación: además de Catedrático de Literatura española, doy conferencias, escribo en periódicos (antes, en ABC; ahora, en El Debate) y colaboro en programas radiofónicos (es.radio). Todo se puede explicar con sencillez, si se conoce de verdad y si uno no es demasiado pedante.
En su extensa investigación sobre la historia del toreo, ¿hubo algún aspecto o figura histórica que le sorprendiera o le pareciera especialmente revelador?
Taurinamente, los dos máximos genios del toreo han sido Joselito y Juan Belmonte. Personalmente, han sido figuras extraordinariamente atractivas, entre otros, el mismo Belmonte, Ignacio Sánchez Mejías y Luis Miguel Dominguín. Sobre ellos, he escrito varios libros.
Recientemente, ha publicado también el libro ‘Retratos’, una obra muy distinta a ‘El Arte del Toreo’, ¿cómo surgió la idea de este libro y qué relación encuentra, si es que la hay, entre estas dos facetas tan diferentes de su obra?
Tratan temas muy distintos, pero el autor es el mismo, con la misma cultura y la misma sensibilidad. Modestamente, soy muy aficionado al teatro, al cine, a la música, a la pintura… y a los toros. Y soy escritor, he publicado muchos libros, para transmitir mi visión del mundo y mi amor a la belleza.
¿Qué papel juega la ficción en los temas humanos como la soledad, el desengaño o la esperanza que presenta en ‘Retratos’?
‘Retratos’ es una obra de ficción, pero de clave: presenta personajes reales, del mundo de la cultura, que yo he conocido, pero sin dar su nombre. El lector puede jugar a descubrir quiénes eran. Y, a través de ellos, surge una visión irónica de la sociedad española actual, de sus virtudes y miserias: todos somos hijos de Dios, pero no somos ángeles y el diablo no para de enredar…
Finalmente, ¿qué le gustaría que los lectores de sus libros, tanto de ‘El Arte del Toreo’ como de ‘Retratos’, se llevaran consigo tras sumergirse en sus páginas?
Ganas de conocer mejor y de disfrutar más con las cosas hermosas, que nos ayudan a ser más felices.
Texto: Carlota Acuña
Fotos: Ángela Muruve