La capital andaluza tiene una ventaja importante oculta que los demás no conocen. Es un sueño que empieza por una carta con sello de lacre como si de una invitación de acceso a Hogwarts se tratara.
Aunque a esta ciudad no le hacen falta cartas para entrar, es de acceso libre, como hasta ahora nuestra plaza de España. Llena de encanto, unida o dividida en casas o hermandades, iglesias o capillas, guiadas por aquellos que lucen un hábito de aprendizaje, apasionados y aspirantes con la inicial de Antonio Santiago. Capataz, desde casa hasta el costal, una eminencia en el mundo cofrade.
Sin salir del aprendizaje, pero llegando a la universidad. Los sábados al Rectorado no acuden los estudiantes, lo visitan sus hermanos, los Estudiantes, y lo hacen para ensayar. Estos costaleros tienen una ventaja importante y no es un as en la manga, es un AS en la espalda de su capataz.
Hermanos mayores, tenientes, saeteras, costaleros, capataces, músicos, mayordomos, camareras, priostes, nazarenos o penitentes, entre los muchos cargos con ánimo de lacre, esos que solo sellan sentimientos. El alma activa de una escuela que plasma la letra S en su escudo y que alimenta al otro sector fundamental de la ciudad; el alumnado que observa, se inspira, palmea, se mece, sueña, cree y crea, se mantiene al margen, ocupando los extremos de sus calles. No formamos filas, pero somos parte de esta ciudad encantada.
Entrando en la plaza de los Terceros, una iglesia cerrada, una tienda de antigüedades llamada Howards, la que me inspira a tener el citado sueño, un rótulo en la pared que indica “Capataz Manuel Santiago”, su hijo que se acerca con el espíritu de un aspirante honrado. Recuerda a su padre, con dignidad y disciplina. Se me olvida que quiero aprender a entrevistar al puro estilo de Paco Correal, el arte de garabatear, pero no es casualidad mi pérdida de memoria, encuentro el sentido en un AS al frente y de frente.
¿Qué siente como sevillano cuando llega la Cuaresma? ¿cómo la vive?
Aunque podría decir que Cuaresma es casi todo el año en mi casa, la vivimos muy profundamente. Especialmente desde después de Navidades y en estos momentos, se vive más intensamente por los preparativos, la organización de cuadrillas, los ensayos, etc.
¿Por qué es capataz y desde cuándo?
Cuando yo tenía trece años me sentí llamado, me ilusionaba todo el mundo del costal. Con esa edad yo le dije a mi padre que quería ser costalero, él ya era capataz entonces. Mi padre, por mi juventud y debido a que era más alto que la media de las cuadrillas de costaleros antiguos que existían en Sevilla, me dijo que no. Entonces, me convenció para que lo acompañara delante de los pasos, así empecé de aprendiz de capataz, hasta cumplir los veinte años. Con esa edad, comenzaron las cuadrillas de mi estatura y pude empezar de costalero en la Hermandad de la Exaltación que era la hermandad a la que pertenecía mi familia y de la que mi padre era capataz.
De su padre destaca la forma de llegar al corazón de la gente, ¿cuál diría que son las cualidades que debe tener un capataz?
Mi padre era único, un hombre con una capacidad tremenda de llegar al corazón de la gente. Una cualidad que, sin ser virtud de muchos, en él era la que más brillaba. Creo que un capataz debe tenerlo todo, es lo ideal; es importante tener un conocimiento técnico de cómo tiene que trabajar un costalero, cómo deben ser los pasos, cómo deben diseñarse las parihuelas y, además, saber llegar al corazón de la gente en un momento determinado.
¿Cree que un buen capataz debe haber sido antes costalero para empatizar?
No sería una condición sine qua non. De hecho, la mayoría de los grandes capataces de Sevilla de la antigüedad nunca se metieron debajo de un paso. No es algo necesario, aunque yo personalmente pienso que es conveniente para saber lo que se vive ahí abajo.
¿Cuál es la función principal de un capataz?
La función principal de un capataz es preservar la salud de sus costaleros.
¿De cuántas hermandades es capataz en la actualidad?
En la actualidad, soy capataz de la Hermandad de la Misión, de la Hermandad de San José Obrero, del palio de la Virgen del Subterráneo de la Hermandad de la Cena, de la Hermandad de las Penas de San Vicente, de la Hermandad de los Estudiantes, de la Hermandad del Cristo de Burgos, de la Hermandad de la Sagrada Mortaja, de la Hermandad del Santo Entierro de Dos Hermanas y de la Hermandad de la Resurrección. Además, desde el mes de mayo hasta diciembre, saco catorce hermandades de Gloria.
¿Hay algún perfil concreto para el costalero ideal?
El costalero ideal sería aquel que le gusta su afición y además la puede desarrollar debajo de las imágenes de su devoción, ese sería el matrícula de honor.
¿Cómo es el costalero sevillano? ¿hay diferencia con el de otras ciudades?
No, es el mismo perfil. La única diferencia, en general, es que el costalero sevillano mantiene la tradición, una forma y un estilo de llevar los pasos como se hace en Sevilla. No sabemos desde cuando hay costaleros en Sevilla porque no tenemos documentos, desgraciadamente. El más antiguo que tenemos es un grabado de Lucas Valdés que se encontró en los archivos de la Catedral de Sevilla que data de 1742 y ya en esa época había costaleros. Los costaleros de Sevilla mantienen esa tradición, pero hay gente que no es de Sevilla y les encanta, vienen y lo hacen igual de bien.
¿Por qué ha dicho en otras ocasiones que los protagonistas no son los costaleros, quiero decir, piensa que no lo tienen claro?
Ser costalero es como ser un gladiador en la película. Es una satisfacción, un signo de valentía, de extrema sensación de poder, y eso está muy cercano a creer que el importante eres tú. Hay que tener cuidado porque el costalero tiene su función y es importantísima, pero lo fundamental son las imágenes. La Semana Santa en otras ciudades de España también es preciosa, por ejemplo, en Zamora, Salamanca, Valladolid, Murcia, Cartagena, todas tienen unas imágenes preciosas, es un museo que está en la calle. La gran diferencia es que, cuando ves nuestros pasos por las calles, te da la sensación de que el Señor y la Virgen van andando; eso gusta, y eso es gracias a los costaleros de Sevilla, pero el costalero debe seguir siempre manteniendo el anonimato que hay detrás de un faldón.
¿Qué le exige a sus costaleros?
Lo primero y único que exijo a un costalero es que sea honrado. Honrado consigo mismo, honrado con sus compañeros, honrado con su capataz y honrado con la hermandad.
¿Ve futuro en el mundo del costal?
En la actualidad, este mundo goza de una buena salud. Hay gran cantidad de costaleros, gente que quiere disfrutar de una cofradía, tanto de Sevilla como de fuera, así que el futuro está asegurado. Siempre digo que el mejor sitio que tiene una cofradía es debajo de un paso, el mejor. Por las vivencias, las sensaciones, las amistades que perduran de por vida. Son los que van más cerca de las imágenes, ¡qué suerte!
He leído que considera que es más efectiva una cuadrilla exclusivamente de mujeres ¿por qué?
Considero que es mejor una cuadrilla exclusivamente de hombres o exclusivamente de mujeres, creo que mixtas no funcionan. Es un espacio muy reducido y mi sensación es que no funciona igual de bien cuando se mezclan. De hecho, he investigado sobre esto y me he ido a sitios como Puente Genil o Andújar donde hay cuadrillas de mujeres y les he propuesto meterme de costalero con ellas y me han dicho que en absoluto.
¿Sus marchas favoritas tanto de misterio como de palio?
De paso de Cristo, me encanta una que se llama “Vida” y otra de paso de palio que se llama “Macarena” y el autor es Emilio Cebrián.
¿Me daría su opinión sobre el cartel actual de la Semana Santa de Sevilla?
Creo que no anuncia la Semana Santa de Sevilla. *A Jose Antonio López Aguilar, por su sangre extremeña y su costal sevillano.
Texto: Carlota Acuña Ruano
Fotos: Gerardo Morillo