Una casa bien definida debe ser el reflejo de sus moradores. Su carácter debe estar presente en cada detalle y la personalidad de estos debe marcar el semblante de su ambiente y decoración. Una casa decorada debe contar una historia, con independencia de gustos y estilos. El protagonista de esta edición de Escaparate es un apartamento de la centenaria casa palacio de los Mergelina del señorial Barrio Alto de la localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda.
Está situada frente al Palacio de Orléans y Borbón, antigua residencia de verano de los Duques de Montpensier, actual Ayuntamiento de la villa, y a pocos metros del Palacio Ducal de Medina-Sidonia, donde se conserva el mayor archivo privado histórico del mundo. Esta casa señorial con renovado patio de columnas y pozo conserva intacta su fachada original y escudo de armas, reflejo del esplendor de un pasado glorioso de un tropel de familias nobles que vivían en la zona y que formaban parte de la pequeña corte de los Infantes Duques de Montpensier. Este rincón y puerta del viejo continente regala en cada esquina a foráneos y lugareños una lección de historia de España.
En este caso se trata de un apartamento con importante altura de techos abovedados con originales vigas de madera, puestas en valor con un juego del verde villar y el blanco que le da vistosidad a toda la vivienda. El marcado gusto por las antigüedades de su propietario, provenientes principalmente de la Gran Bretaña, se convierte en el eje vertebral de su ambiente. La mayoría de sus muebles y objetos decorativos son de la época victoriana inglesa. Una riqueza austera, propia de esa etapa del Reino Unido. Mesas y cómodas de caoba rubia conviven con retratos de oficiales y aristócratas del siglo XIX británico, relojes y chimeneas de hierro y de madera y mapas europeos. El apartamento con aire de casa señorial aprovecha las alturas de la vivienda para valerse de nuevas entreplantas de maderas nobles para ampliar su capacidad de alojamiento. Los grabados originales de mapas europeos recorren todas las estancias. Los de Sevilla y Cádiz del siglo XVIII narran ese eje geográfico sentimental que une este singular espacio con el origen de su actual propietario. Los detalles están cuidados en lo estructural de la casa, como puede contemplarse en interruptores, enchufes y tiradores de puertas y muebles en latón dorado de estilo vintage, adquiridos en Inglaterra. Los apliques del XVIII en bronce dorado ennoblecen las estancias.
El siglo XIX europeo optó por un especial gusto por lo oriental. Un imponente ancestro japonés con vistosos colores y mesas de latón con detalles asiáticos de esa época aporta ese pretendido aire cosmopolita a su aire de hogar. Muy significativos los apliques de pared de uvas y hojas de parra del siglo XVIII, en este caso de origen francés, y que son un guiño a la tierra del vino de la que hablamos. Las notables lámparas de araña en bronce rematan en la altura de cada estancia este aire pretendido de antaño. El baño, alicatado en techo y paredes, como una boca de metro; es de un azul marino absoluto que realza el blanco de los sanitarios retro y los accesorios también de latón dorado de origen marroquí y espejo original de mercurio del XIX español ovalado con marco de oro fino original. Los tejidos de todas las tapicerías en sillas, pantallas, cabeceros y colchas son un repertorio de cuadros escoceses y patas de gallo que ahondan en el claro estilo de este rincón sanluqueño que recuerda a un clásico club inglés. Piezas de Thailandia, Bali, Inglaterra, Italia y Francia dan un aire internacional, fruto de viajes por el mundo de su residente. Litografías de principio del XX con el vestir del caballero como temática principal insinúa el gusto por la moda de quien la vive. En la consecución de estas piezas de época ha sido decisivo el interiorista Manuel Muñoz Vallejo, encargado de orquestar esta recopilación in situ, recorriendo y seleccionando personalmente mercadillos y anticuarios de la gran isla de los ingleses. Esta casa perfectamente podría ser la de un marino británico que orilló en Sanlúcar para vivir por su localización estratégica con ultramar. Una fantasía y puesta en escena con un discurso teatral repleto de vida y de personalidad.