La Hermandad del Rocío de Triana vuelve a tenerlo en su capilla, entre sus hermanos y preparado para el camino de la Romería. El bendito Simpecado que es todo un símbolo devocional y artístico de la ciudad ha regresado restaurado tras nueve meses de trabajos donde el taller de Luis Miguel Garduño ha devuelto a la pieza el diseño original de Ignacio Gómez Millán del año 1936 y ha recuperado el color verde en terciopelo sobre el que bordara el taller de Esperanza Elena Caro.
Al proceso de mejora se han unido Fuensanta de la Paz Calatrava, Antonio Mañes Manaute, historiador del arte y el teólogo experto en bordados y los técnicos del IAPH, Gabriel Ferreras Romero, Araceli Montero Moreno y Lourdes Fernández González, componentes de la comisión mixta que ha supervisado las tareas realizadas.
La obra fue presentada el pasado 24 de abril en la capilla de la calle Evangelista bajo una tremenda expectación y días antes de su novena en la parroquia de Santa Ana. A las siete y media de la tarde un centenar de hermanos llegaban para contemplar el resultado de la restauración que ha devuelto al Simpecado a su origen de San Jacinto. Desde el pasado 15 de julio, que fue retirado del culto, la Hermandad ha emprendido una laboriosa intervención multidisciplinar con estos sorprendentes resultados.
La noche antes llovía mucho en la ciudad, una aparatosa tormenta eléctrica sorprendía a los sevillanos menos de 24 horas antes a esta presentación. Por eso, el 17 de mayo de 1936, cuando se bendijo, «el día antes, el hermano mayor, Carlos Astolfi, fue a recogerlo a las 5 de la mañana en coche de caballos, dando vivas a la Virgen y tirando cohetes», y todo ello con el ambiente hostil que se vivía por aquellos últimos meses de la República. Así, contaba el actual hermano mayor, José Román Carrasco, que «esta noche —por este 24 de abril—, el Simpecado ha llegado también a las cinco de la mañana con rayos y truenos. Algo estaba pasando cuando a las cuatro se fue la luz en el taller de Garduño». Un detalle que refleja lo que rodea a este Simpecado cargado de profunda simbología religiosa y con la particularidad de representar a la Virgen en una imagen de talla, la primera que se atrevió a hacerlo, «debido a la petición de muchos hermanos que pidieron una adaptación estética de la virgen tal y como ya se representaba en la aldea en el siglo XX».
Por su parte, la imagen, realizada por Antonio Castillo Lastrucci ha sido sometida a distintas intervenciones por Fuensanta de la Paz, pretendiendo devolviéndola al estado original que presentaba al tiempo de salir del taller de Caro. Asimismo, se le ha realizado un nuevo soporte que facilite el montaje y la forma de vestir de la imagen.
La restauración
El taller de Garduño ha recuperado el tejido soporte original, reintegrando sombras de roleos y remates inferiores en forma de racimos de uva, y limpiando el milanés del tondo y el resto de piezas de bordado, la paloma, los escudos. Asimismo se han restituido los cordones y borlas por dos racimos de uvas, como fue concebido en un inicio, y recompuesto las columnas salomónicas.
«La figura de Ignacio Gómez Millán fue clave en esta Hermandad», recalcó Román. Una persona que «viniendo de una familia adinerada de arquitectos, acabó arruinado». En los conflictivos años 30, el Gobierno republicano prohibió que se impartiera religión en los colegios. «Gómez Millán creó en 1933 las Escuelas del Rocío y en el 37 fundó una asociación que aún sigue viva», y por la que se destinó ayer el dinero de la colecta.
La carta aparecida en el interior
Durante la restauración, en el interior del Simpecado apareció una carta firmada por la mayordomo de la época, Carmen Astolfi. En la misiva se contaba que los trabajadores del taller estaban «pletóricos» por poder trabajar en esta pieza. Asimismo, Astolfi sabía al escribirla lo que podría significar para la historia años después, contextualizándolo con el contexto político del momento: calificando de «bicho» a por entonces presidente del gobierno, Manuel Azaña, hablando de las huelgas que se estaban produciendo y del precio del pan: «80 céntimos el kilo».
VALIENTES Y TIBIOS
“Dejemos en el camino, personas y privilegios a favor de vivir más cercanos de nuestra verdad más verdadera”