Como la luz que vuelve con fuerza en Primavera, como la flor que estalla en mayo en los campos andaluces, como el lirio que brota entre los pinares tras el frío invierno,… El Rocío vuelve a reencontrarse consigo mismo tras tres años de penurias y sinsabores, tras un tiempo aletargado que ha hecho devolvernos a la vida más fuerte a que nunca. La Romería del reencuentro tras la pandemia.
Todo vuelve y todo regresa. “En el bosque de ribera de álamos y fresnos suenan los vencejos en el lubricán de la mañana. Ha despuntado el alba en el descansadero donde se desperezaba Triana y baja el inmenso convoy la cuesta del corredor verde que conecta Aznalcázar con Villamanrique, que conduce al vado. En las caras llevan el color del bronce y la legaña; en la voz, el cansancio, la entonación apagada de una nueva salve cantada de carrerilla. Va naciendo el sol y sus rayos se cuelan
entre la polvareda y los eucaliptos. Hace fresco, nada de calor en este junio de primavera, cuando comienzan a mojarse los pies descalzos. Triana ha llegado al Jordán rociero, el río sagrado del que emerge una nueva vida, que tres años después son muchas”. Este arranque de crónica que el periodista Javier Macías realizó para ABC donde narraba el amanecer en el vado del Quema un viernes de junio es plena metáfora del año vivido, de la Romería soñada. La vuelta ha sido a lo grande, ha amanecido de nuevo bajo el sol del Rocío que ha estado dos años apagado por la maldita pandemia, esa que ha cortado todo de raíz pero que ha devuelto con su marcha las ganas al tiempo perdido.
DE VUELTA A ALMONTE
1.014 días después la Virgen volvió a su aldea. Nunca ha estado tanto tiempo lejos de la marisma y no existen anales históricos que digan lo contrario. Ese ha sido el periodo que Almonte ha acogido a su madre tras aquel lejano traslado de ida del 19 de agosto de 2019, cuando la Pastora regresó a su
pueblo en ese Rocío Chico en el que nadie imaginaba lo que sucedería meses después. Por su pueblo volvió a salir triunfal el 22 de mayo, en un nuevo paso de Ramón León para vivir un día que pocos olvidarán. Como es tradición, el domingo siguiente, los almonteños volvieron a saltar la reja de la parroquia de la Asunción. Comenzaba un regreso de casi 30 horas donde la aldea volvería a recibir con sus mejores galas a su madre tras dos años de hastío. Todo volvía a su sitio y solo habrá que esperar esta vez cinco años para volver a tomar el recorrido a la inversa. Pero eso ya será otra historia.
EL ROCÍO QUE ACABÓ ANTES DE TIEMPO
Volvió a suceder 11 años después. La Virgen del Rocío sólo estuvo tres horas en la calle tras la rotura de uno de los bancos del paso. En 2011, un varal desprendido provocó la entrada al amanecer de la Blanca Paloma y el inicio de toda una revolución en la procesión que la ha llevado hasta el momento actual: un nuevo paso de fibra de carbono que pesa casi 300 kilos menos. Pero la historia se repitió. Tras un viernes y sábado esplendoroso de presentaciones, buena temperatura y un ambiente de fiesta en el Real del Rocío, tras una misa de romería inolvidable, esta Romería será recordada por un hecho que marcará de nuevo el devenir de los próximos años en esta procesión.
Pero también será recordada por una procesión limpia en sus escasas tres horas de recorrido. Apenas tocó el suelo desde su salida. El periodista Diego Jesús Geniz contó en su crónica en Diario de Sevilla que “desde que comenzara la procesión a las 3:15 de este lunes, el paso se ha venido muy pocas veces al suelo, gracias a que su estructura ha reducido un 30% el peso del anterior. La presencia de la Blanca Paloma por las calles de la aldea ha durado este Pentecostés unas tres horas. Era la tercera vez que se ponía en la calle, tras salir de Reina por Almonte -donde ha permanecido 33 meses debido a la pandemia del Covid- y el traslado a la marisma”. Triana se quedó con la miel en los labios y tuvo que trasladar el Simpecado hasta la ermita como más del 75 % de las hermandades que no pudieron recibir a la Virgen en su sitio marcado.
Esta es la crónica del Rocío del reencuentro, de un Rocío diferente, de un Rocío accidentado e histórico que quedará también escrito en la páginas de la Revista Escaparate como patrimonio documental de esta romería.
Texto: Javier Comas
Fotos: Emilio Almenara, Javier Comas y Manuel Jesús Rodríguez Rechi