Alfonso Bassave
Actor
Suena sólo de fondo el deslizar de las cucharillas en las tazas de té y café en el emblemático Palace de la capital del Reino. Con estricta puntualidad británica aparece tras su enorme sonrisa nuestro entrevistado de esta edición. Nos hace un hueco de una hora larga en su día de rodaje donde interpreta a un policía. Tiene el don y la capacidad de ser en la ficción con indemne acierto un Rey de Francia y un madero raso. Nació para ser actor aunque sea licenciado en derecho por exigencias del guión vital impuesto por sus padres, culpables, por otro lado, de su amor por el cine. Soñaba con crear un refugio para perros y se ve en el futuro con un hotel donde poder hacer yoga. Cualquier atisbo de normalidad se aleja de nuestro protagonista. Brillante, aunque humilde, cariñoso y con mucho en su tintero por escribir es Alfonso Bassave. El Rey que hizo sufrir en la pequeña pantalla como pocos a Carlos I, el mayor emperador español de todos los tiempos…
¿Cómo era Alfonso en su más tierna infancia?
Muy bueno, muy bueno. Luego de adulto he tenido que reaprender a ser un poco malo. De pequeño era el niño modelo, pero de verdad. Llegaba a clase y le decía a la profesora: Señorita, ¡qué guapa viene usted hoy! A lo mejor en contraposición con mi hermano, que también es actor, Manu Baqueiro, que era un diablo. Entonces me dejó el rol de ser el buenecito. Era muy sensible, muy bueno. El campo me ha gustado siempre. Mi sueño era tener un refugio para perros.
¿Eres lo que querías ser de mayor?
(Suspira). Yo esa pregunta me la replanteo todo el rato. Primero de pequeño quería tener un refugio de perros. Luego oí que los notarios ganaban mucho dinero y entonces lo tuve claro: notario. Luego me enteré que los notarios tenían que estudiar muchísimo y dije: No tanto. Siempre me ha gustado el cine, el teatro, la danza y tal. Con dieciocho años me metí en una escuela de teatro. Se lo planteé a mis padres. En ese momento estaba estudiando derecho. Me pusieron la condición de si lo hacía a la vez que la carrera podía. Estudié derecho y arte dramático. Soy el peor abogado de la historia. Nunca llegué a ejercer pero terminé la carrera.
¿Te sirvió de algo?
Derecho tiene algo como muy del día a día y es muy práctico y tener conocimientos a cualquiera le viene bien para la vida adulta. Más allá de eso, a mí no me interesa el derecho a decir verdad. Si ahora pudiese elegir haría otra cosa que tuviese que ver más con mi carrera como actor. La psicología, por ejemplo, me interesa mucho. Filosofía me gusta también. Ahora me siento mayor para estudiar cualquier cosa (sonríe).
¿Qué tiene la vida de interpretación?
Ser actor, la formación y la experiencia como actor te ayuda en el día a día. Desde cosas más superficiales a cosas más profundas. Más superficiales como coger seguridad en ti mismo, para poder hablar en público, a conocer diferentes realidades. Me da la posibilidad de estar en el Palace o en Malasaña tomando una litrona. A nivel más profundo, lo que más me interesa de ser actor es que me da la posibilidad de explorar en mí mismo y en mis vivencias. La herramienta del actor es uno mismo. Su mente, su voz, su físico, pero también sus experiencias vitales, conocimientos, sus viajes… Para mí, mi prioridad en la vida, porque llevo muchos años en terapia y, como te digo, me interesa mucho la psicología y el autoconocimiento; es conocerme a mí mismo para ser más feliz y más libre. Ser actor es un regalazo y una oportunidad para investigar sobre uno mismo y sobre el ser humano. Al final, cuando te vas conociendo a ti mismo vas conociendo también al ser humano. No nos diferenciamos tanto unos de otros.
¿Con qué papel te sientes más a gusto?
Depende mucho del proyecto, del guión, que es lo más importante para un actor. La historia es importantísima. Depende de cómo sea el guión será mejor o peor el personaje. A mí, en general, me gustan los personajes oscuros y con contradicciones. Por ejemplo, en el personaje del Rey Francisco en la serie Carlos, Rey Emperador; me parecía muy interesante porque era un rey muy poliédrico y con muchas contradicciones. Por un lado, era un rey déspota absolutista, de la época, caprichoso, mujeriego… Por otro lado, era un amante de las artes. Hizo mucho por Francia. Fue el primero que empezó las obras de Louvre, hizo mucho por la moda… Era un personaje con mucha contradicción, con muchas aristas y muchos colores. Desde ahí, me importa menos que sea policía o rey, pero que no sea un personaje plano. Detrás de lo que lees en el guión debe tener muchas capas, como en la vida. Nadie es bueno o malo, blanco o negro. Tenemos diferentes momentos. Cuanto mejor esté escrito el personaje y el guión mejor será el personaje.
¿Quién ha sido tu referente en el mundo de la escena?
Muchos. Yo soy actor por el mundo del cine. A mi padre le apasionaba el cine y he visto mucho cine clásico americano, francés, japonés. He visto diferentes actores, directores… Como actores te podría decir que, por encima de todos, está Meryl Streep. Es una diosa y hace lo que le da la gana. Luego desde Philip Seymour Hoffman, Al Pacino… Así más contemporáneo, Bardem, Joaquin Phoenix me encanta… Muchos.
¿Qué queda en tu tintero?
Muchas cosas. Yo soy un actor que por momentos me pregunto si me falta vocación, porque me veo haciendo muchas cosas, además de ser actor. También por eso, porque al ser actor te permite hacer muchas cosas. Por ejemplo, para interpretar a un policía tienes que investigar cómo es la vida de un policía, hacer escenas de acción… Si haces de rey, tienes que estudiar la historia de ese momento histórico. Entonces a mí se me ocurren muchas cosas a las que me gustaría dedicarme si no fuese actor. La psicología me interesa mucho, todo lo relacionado al crecimiento personal… Como actor me apetece mucho hacer teatro. Últimamente no tengo mucha suerte. Cuando me proponen cosas que me interesan tengo rodajes que no me lo permiten y cuando tengo tiempo libre no me ofrecen cosas interesantes. Haré teatro cuando esté convencido del reparto, del guión del director, porque luego tienes que estar no sé cuántos meses, luego giras… Tengo muchas ganas de hacer teatro. Hay tanto actores y estilos de actores como personas. Creo que el teatro es muy buena formación. He hecho cursos de teatro en Inglaterra, en Nueva York… El teatro te da una base muy buena. Ahí no hay cortes, ni hay otra toma, ni se puede arreglar con un montaje, con música… También es buena escuela el cine y la televisión en otro sentido. Antes estaban muy separados los actores de cine de los actores de teatro. Hoy en día todos tenemos que saber hacer de todo. En cada sector hay unos retos, un aprendizaje y unas dificultades.
Si no hubieses sido actor, ¿qué hubieses sido?
Muchas cosas. Todo lo relacionado con el conocimiento y desarrollo personal. Me interesa mucho la psicología, la antroposofía, la filosofía, la meditación, el psicoanálisis, la psicología clínica, el coaching… Me gusta mucho el arte. Tengo un sueño que es montar un hotel. Lo tengo en mente y estoy dando pasos. Me gustaría hacer un medio hotel, medio centro de desarrollo personal donde pueda darle cabida a todo eso que me interesa a mí, más allá de lo profesional. Un lugar, mi casa, donde yo organice lo que quiera. Desde un curso de yoga, a un curso de clases de cocina o un taller de teatro…
¿Hay algo que te dé miedo?
Todos tenemos cierto pánico escénico. Hubo un tiempo, ya no, que se me repetía mucho una pesadilla que creo que hemos tenido todos los actores: Salgo al escenario, estreno esa noche y no me sé el papel, ni siquiera me lo he leído, o ruedas y no te sabes ni siquiera el guión. Más allá de eso, últimamente, tengo mucha ansia por viajar. He viajado mucho toda mi vida pero, cuanto mayor me hago, más me interesa viajar y conocer mundo. Creo que el mundo es muy grande y hay muchas culturas y muchos sitios. Cuando me paso más de tres meses en Madrid me entra angustia. Se me está yendo la vida sin conocer Japón, sin ir a África… Miedos así concretos, como hago terapia, me voy quitando miedos irracionales, los voy localizando y los puedo ir modificando a base de conciencia.
¿Odias algo?
Odio la violencia. Odio el dogmatismo político, ideológico, religioso. Odio la intolerancia.
¿Dudas?
Sí, sí. Dudas siempre hay en el camino. Si uno se pregunta y yo entiendo que la vida no es blanco o negro y hay muchos caminos y muchas opciones haga surgir dudas. También creo que la madurez y el desarrollo personal hace que esas dudas no te ahoguen. No te paralicen. Antes las dudas me bloqueaban mucho más. El aprendizaje para que te dé todo un poco igual como adultos, para saber relativizar y comprobar que nada es tan grave. Grave es una enfermedad propia o de un ser querido, un atentado terrorista o el hambre en el mundo. Todo lo demás no te debe importar o importarte lo que tú quieras que te importe. Yo estoy intentando poner eso en práctica, el ver que nada es tan importante, y me siento más libre.
¿A quién admiras?
A mucha gente. Por darte una respuesta más genérica. Admiro a todo aquel que mantiene el espíritu de aprendizaje, de humildad y de aspirar a mejorar personalmente. Hoy en día las revoluciones deben nacer dentro de nosotros mismos. Socialmente y políticamente hay mucho por hacer, como echar a Donald Trump y a Putin del poder pero, más allá de eso, creo que hoy en día la sociedad occidental necesita más despertar individual y que ese despertar llegue a ser colectivo. Está en ello. El cambio empieza por uno mismo. Es muy típico, suena a portada de libro, pero es así. Uno tiene que cambiarse a uno mismo para poder cambiar lo que le rodea. Admiro a la gente que pone la atención a sí mismo. No de una manera egocéntrica, sino de una manera humilde.
¿Podrías decirme algo que no se sepa de ti?
Eso tendría que pensarlo mucho. En estos días con instagram y redes sociales hay poco que añadir (risas).
¿Quién es Alfonso Bassave?
Un hombre de treinta y siete años que, por circunstancias de la vida, ahora mismo es actor y tiene puesta ahí su energía. Alguien que ama a sus amigos por encima de todo, la naturaleza, los animales y el arte. La combinación de esas cosas es lo que me hace feliz. La lealtad a mis amigos me parece lo más importante del mundo. La naturaleza y los animales los necesito en mi vida. El arte y la curiosidad artística me llena.
Agradecimientos al Westin Palace Hotel.
por Mario Niebla del Toro