Cari Lapique Fernández de Liencres es una habitual de las crónicas de sociedad desde la década de los 70, pero más allá de ser un rostro indispensable -y amable- en eventos y revistas, Cari Lapique es una gran relaciones públicas y vendedora de todo en lo que cree, de viajes a joyas, pasando por casas desde la inmobiliaria que dirige con su marido, Carlos Goyanes. Nuestra portada de febrero, la “abuelona feliz” como le gusta llamarse, conoce Sevilla y la moda flamenca mucho más de lo que usted se imagina y no desaprovecha ninguna ocasión para demostrarlo.
Es usted portada de este “Especial Flamenca” de Escaparate, ¿qué relación tiene con la moda flamenca?
Me ha hecho mucha ilusión poder vestirme de flamenca aunque sea para las fotos. He echado los dientes con los flamencos y tengo guardados trajes de flamenca de todas las épocas, muchos de Lina heredados de mi madre, también de Justito Salao. No sabes el cariño con el que los guardo, tiro todo menos los trajes de flamenca.
Este amor viene por mi madre que fue a la Feria toda la vida y bailaba fenomenal. Tenemos un lado gitano que no sé de donde habrá salido pero nos gusta muchísimo Andalucía, el Sur, Sevilla, la Feria, el Rocío… todo. También me encantan los toros aunque ahora está de moda decir que no, soy taurina cien por cien.
Mis padres siempre tuvieron caseta. Mi primera Feria fue con seis o siete años y mis hijas también han ido de pequeñitas, lo que ocurre es que ya ha cambiado mucho. A Sevilla voy mínimo tres o cuatro veces al año, me encanta ir aunque sea para comer y volverme, adoro bajarme del tren y sentir ese olor.
¿Cuándo fue la ultima vez que se vistió de flamenca?
Para el cumpleaños de Valentino, aquí en Madrid.
Todos los años digo “este año me visto”, pero a veces pienso que no tengo edad de ir por ahí así.
Me encanta ir vestida hoy de Rocío Peralta, la adoro, la conozco desde que era pequeña, no sabes la ilusión que me hace que esté triunfando en la moda. Adoro también a sus padres que, aunque eran más jóvenes que los míos, tenían muchísima relación. Yo desde pequeña he tenido relación con los hermanos Peralta y más tarde con Mamer, nos conocemos de toda la vida.
¿Cuál es su papel en las distintas ocupaciones que desarrolla en el mundo inmobiliario, los viajes y la joyería?
En Suarez, por ejemplo, llevo 18 años y hago un poco de todo, imagínate. Después de tanto tiempo he pasado casi por todos los departamentos. De lo que más me ocupo es de los clientes vip pero estoy para lo que haga falta.
¿Es usted una especie de relaciones públicas?
Sí, también, pero lo que me gusta de verdad es vender, llegar al camino en el que la gente compre el producto en el que tú crees y que ofreces a la mejor relación calidad-precio.
¿Cree sinceramente en lo que vende?
Sí, por supuesto, si no creo en lo que estoy haciendo no sé hacer nada. Gracias a Dios soy una privilegiada, siempre he podido elegir lo que me interesa más y lo que no. No debo ser muy buena vendedora porque si no creo ciegamente en lo que estoy vendiendo no lo sé hacer. Un buen vendedor debe saber vender de todo pero yo no, aunque así me ha ido muy bien a lo largo de mi vida. Creo firmemente en las marcas y las personas a las que represento, como la agencia de viajes Nuba, la inmobiliaria o la joyería Suarez y Aristocrazy.
¿Cuáles son sus prioridades tanto en el trabajo como en la vida?
En la vida: mis nietos, mis hijas y mi marido. Luego está mi trabajo en el que me encanta todo lo que hago. Soy un privilegiada, te repito, todo lo que hago lo hago con pasión.
Le da mucha importancia a la familia.
Muchísima, la máxima, es la número uno de mis prioridades.
¿Cómo recuerda a sus padres?
Con un cariño enorme. Mi padre murió muy joven hace ya 28 años aunque parezca que fue ayer. Le he echado muchísimo de menos porque siempre me dio unos consejos estupendos, me ayudó muchísimo. Estaba muy orgulloso de que, en una época en la que había aún pocas mujeres que trabajasen, lo que más me gustara fuera trabajar. Él fue un gran trabajador y le encantaba que su hija trabajara.
Mi madre murió hace tres años, con otra edad y en otra etapa. La recuerdo constantemente porque hemos estado juntas siempre.
Ellos vivieron en esta casa, ¿verdad?
Sí, ésta era su casa, nosotros estamos aquí de paso. ¡Qué horror! se me caería la casa encima si tuviera que ocuparme yo de todo esto, es una casa muy grande donde vivimos temporalmente, estamos haciendo una obra en otra a la que nos trasladaremos dentro de muy poquito.
Mas allá de lo que aprendió de sus padres, ¿qué le han enseñado sus hijas y sus nietos?
Crecí en una familia súper unida cuando vivían mis padres, luego lo he seguido estando con mis hermanos, no concebiría la vida de otra manera. Mis hijas también han estado siempre súper unidas y nosotros con ellas, viajamos y veraneamos juntos. Hombre, de vez en cuando, nos damos un poco de aire pero somos una piña.
Mis nietos me dan toda la felicidad del mundo, son simpáticos, son listos, son lo máximo. Mis hijas igual, son dos hijas estupendas, muy trabajadoras, la verdad es que no les veo defectos
¿Qué les ha inculcado a sus dos hijas?
He tratado que sean buenas personas desde pequeñitas y creo que lo he conseguido.
¿Han heredado sus ganas de trabajar?
Trabajan las dos como dos fieras. Cari tiene su propio catering desde hace ya 12 años, le encanta y es una gran empresaria. Hizo derecho y varios másteres pero pronto comprendió que su mundo era otro. Al principio lo llevé mal pero ahora me encanta porque es lo que realmente le hace feliz y, además, se le da muy bien.
Carla está con nosotros en la inmobiliaria, ha sido un relevo que no te quiero ni contar, aunque yo siga, hay que dar paso a la gente joven.
¿Y usted ha heredado las habilidades sociales de sus padres?
Ellos eran súper relaciones públicas, no vivían para nada de eso, pero eran súper sociables. En una época en la que en España no se viajaba como se viaja ahora, ellos vivían permanentemente viajando. Mi madre nunca trabajó en su vida porque las mujeres de su generación no trabajaban.
¿Qué le aporta personalmente la intensa vida social que usted mantiene?
Me divierte muchísimo el contacto con la gente, es un problema (risas). Me lo paso bomba y me encanta estar con gente. Puede ser que haya heredado eso de mis padres, creo mucho en la genética.
¿Le ha servido para sus faceta laboral?
He hecho muchas amistades a través del trabajo. Claro que está un poco mezclado pero hay muchas personas muy queridas por mí desde hace muchos años a las que no les voy a vender un piso, ni un viaje, ni una joya.
¿Qué le hizo madurar?
He sido muy madura y responsable siempre, Dios me llevó por ese camino. Admiraba muchísimo a mi padre y le copiaba en todo lo que podía. Desde jovencita le hacia muchísimo caso y todo lo que él hacia me parecía que estaba bien hecho.
¿Se considera una persona espiritual o religiosa?
Sí, súper religiosa, creo en Dios ciegamente, pero soy menos cumplidora. Iría a Misa si diera con un cura de los que me gustan, pero eso es dificilísimo. Ahora volveré a ir por mis nietos que empiezan a hacer la Primera Comunión. Soy súper creyente, en lo que no creo es en ese tipo de misas con homilías tan largas y tan pesadas que no te vienen a decir nada.
Mi hija Cari es la más religiosa que hay, es buenísima persona, ayuda en Emaús y Emaús le ha ayudado mucho a ella.
Entonces lleva la religión de una manera muy personal.
Totalmente (risas). Considero que lo principal de la religión es no hacerle daño a nadie, yo procuro no hacerlo, y ser bueno con los demás, más que ir a Misa. Con todo y con eso, si me gusta el cura, me gusta ir a Misa.
¿Cómo se cuida por fuera?
Todo lo que puedo, verme con el pelo sucio es complicadísimo. Mi íntima amiga Maribel Yébenes se ocupa de mí de una manera impresionante, tenemos una confianza tan grande que lo que me dice lo cumplo a pies juntillas. Le dedico menos de lo que me haría falta pero sí que me cuido, aunque no vivo vendida a eso. Considero que estar cuidada es importantísimo.
Es usted muy activa en redes sociales.
Es lo que más me gusta (risas). La gente me dice que es perder el tiempo pero considero que no lo pierdo. Estoy súper informada, me mantengo al día, veo mucho de lo que me interesa y además tiene un punto divertido de contacto con los amigos a los que, por la vida que llevamos, no somos capaces de ver todo lo que quisiéramos. A través de las redes sociales tengo mucho contacto con la gente.
¿Conoce usted el miedo?
Sí, tengo miedo a muchas cosas, por ejemplo a la enfermedad, me da pánico. No temo a la muerte, pero sí a la enfermedad y al sufrimiento.
¿Recuerda la primera vez que lo sintió?
Durante una tormenta horrible en la que vi quemarse el edificio de enfrente de mi casa, me entró una paranoia que no veas. Tengo miedo a muchas cosas, con un simple ruido que oiga me pongo negra.
¿Y el amor?
Gracias a Dios sí lo conozco (sonríe). He conocido el amor y la pasión, todo.
¿Se siente libre?
Siempre me he sentido muy libre en mi vida y en mi trabajo. He tenido muchísima suerte porque nunca me he sentido atada. Hay veces que te atan las situaciones pero tengo la suerte de tener un marido que si a él no le gusta hacer algo lo hago yo sola, desde le principio.
¿Quién es hoy Cari Lapique?
Una abuelona, eso es lo que soy.
Textos: Alfonso Pérez-Ventana
Fotos: Alberto Bernárdez
Maquillaje y peluquería: Ramón Ríos Negro
Vestuario: Rocío Peralta y Jorge Vázquez