Orgullosos de su histórico pasado, los Marqueses de la Rosa ostentan este título fundamental para España desde 1622. Doña Nuria de Alvear y don José Luis Escatllar nos abren las puertas de su maravillosa finca “Fuen Real” en mitad del campo cordobés. Un lugar que regenta la familia desde hace más de treescientos años y por el que han pasado desde romanos y musulmanes hasta convertirse en un lugar conventual.
El edificio guarda la estructura de típica de cortijo andaluz en un enclave único que hoy en día se utiliza para celebración de eventos y bodas especiales. La familia custodia con todo el amor del mundo el pasado que le legó el linaje de los “Cabrera”. Herederos de los años de la Reconquista donde los cristianos recuperaron para España los terrenos ganados a los musulmanes, personajes claves de este tiempo forman parte de su misma sangre. Historia que se escribe con letras de oro entre sus paredes y recuerdos como el cariño que transmite este matrimonio inseparable.
Entre la pintura barroca y la realizada por doña Nuria –una de sus pasiones- nos reciben para enseñar cada rincón de este lugar. Cuna también de lo que hoy conocemos como raza brava de toro en Andalucía y germen en el siglo XIX del mejor protagonista para la tauromaquia en la actualidad. Desde Cabrera y Barbero llegando a Miura. El imponente castillo de Almodóvar del Río como vigía del tiempo. Toda una vida de pasión por la historia de España. Los marqueses de la Rosa abren de par en par su más hermoso y bello pasado, siempre con la mirada puesta en el futuro.
Entre sus dependencias caminamos en busca de anécdotas e historias únicas. El sol de la primavera nos recibe entre verdes praderas y piedra antigua.
La naturaleza es parte fundamental de este lugar.
La verdad que sí. Estamos entre el pantano de la Breña y el Guadalquivir. Todo es una vaguada. La finca tiene parte de tierra de labor y estribaciones de Sierra Morena. La ubicación es única.
Y desde romanos hasta árabes han querido estar aquí…
Aquí había una “domus” romana. Almodóvar del Río se llamaba Carbula en aquel tiempo. Aquí se situaba un destacamento militar que controlaba el transporte fluvial del río Guadalquivir desde Córdoba a Sevilla. Todo el aceite y el trigo iba desde la zona de la bética, bajando por aquí hasta el Atlántico. También cerca de donde nos encontramos hay un acueducto romano homologado por arqueólogos que posee respiraderos, medidos por espeleólogos, de veinte hasta metros de profundidad. Es visitable hasta quinientos cincuenta metros. Este acueducto se ha utilizado por los romanos y por los árabes. Es más, el agua que usamos aquí sigue siendo la que viene por ahí desde el pantano de la Breña.
¿Y los árabes?
Después de romana fue árabe, de ahí creemos que viene el nombre de “Fuen Real”. Las tropas de Medina Azahara, que está a ocho kilómetros en línea recta, traían los caballos a este lugar (aquí estaba su yeguada). Gracias a las vaguadas de la zona y a las canalizaciones del agua tan abundantes, en invierno se registran hasta ocho grados más que en la superficie y en invierno ocho menos.
Hasta llegar a la Reconquista…
Tras Fernando III el Santo, se hizo el reparto entre los súbditos que le acompañaron y ayudaron en la campaña. Este lugar se lo quedó una señora abadesa que era de la Corona de Aragón, convirtiéndolo en abadía. Por eso se llamaba en su época “El cortijo de las abadesas” hasta que lo compró mi tatarabuela. Mi familia, los “Cabrera”, eran los dueños de Moratalla del marques de Villaseca; justo al lado de esta. Como eran dos hermanos, mi tatarabuela compró esta finca para que su hermano pequeño estuviera cerca del mayor.
Más de trescintos años y siglos dedicados a la ganadería
La casa lleva en poder nuestro más de trescientos años, hoy en día la única propietaria soy yo (doña Nuria). Siglos después, tras el periodo antes comentado, llegaron los toros de Cabrera que son de mi bisabuela, una de las ganaderías fundacionales de la raza de toro bravo. Los padres de la actual Miura.
¿Cómo se estructura la casa?
Es el típico cortijo andaluz. Tras la zona de entrada, a la izquierda está la capilla; dedicada a la advocación de María de Constantinopla, patrona de “Los Cabrera” y a la derecha, el domicilio de los guardas. En el patio principal, a la derecha, están las caballerizas. Siguiendo el recorrido encontramos habitaciones donde pasaban temporadas el cura o los profesores. Más adelante se sitúa el comedor de verano y una bodega (tenemos otra abajo). Si seguimos avanzando encontramos el cuarto de caza y el patio interior de aperos de labranza, donde había antiguamente una panadería y se criaban las aves de corral.
Subiendo las escaleras alcanzamos la parte noble ¿Qué destacaría de este lugar?
Preside la primera instancia un cuadro de mi bisabuela, Pilar Trillo-Figueroa Barbero, la regente de una de las dos ganaderías que se establecían en la finca. Pero, destacaría sin duda, las dos cabezas de toro que lo presiden; una de Cabrera y otra de Barbero, las dos ganaderías fundacionales de la raza brava en Andalucía. Una de ellas data de 1863 y la otra de 1875. La placa recuerda a “Primoroso de Don Rafael José Barbero, que en Mayo de 1875 tomó 29 varas y mató 15 caballos. Fue matado de un gran volapié por Bocanegra”. Del otro astado señala su ganadería de Don José Cabrera y Fernández de Córdoba que tomo 15 varas y que solo mató 4 caballos”. También tenemos cuadros del siglo XVII y XVIII, todos de la familia. Además de ello poseemos elementos de vitrina, escudos y los sillones con el emblema del linaje.
¿Está aquí el origen de la ganadería Miura?
Se puede decir que sí. Son linaje de Miura. Miura compró una punta. Hay una anécdota que cuenta el viejo mayoral. Iban los cabestros a Córdoba andando por la calle camino de casa de mi bisabuela. Entonces el mayoral tenía acostumbrado a los cabestros que a la voz de “que viene la señora marquesa”, se arrodillaban. Se encuentran al cura con el viático que iba a dar la extremaunción a un señor, todo el séquito se asustó al ver a los cabestros, dijo su famosa frase; entonces todos se arrodillaron ante el Santísimo. Todos dijeron que era un milagro.
¿Qué supone entonces mantener todo este patrimonio?
Mucho dinero. Cuesta mantenerlo todo bien y en perfecto orden. Lo hacemos encantados porque disfrutamos el dejar este legado para nuestros hijos y nietos. Esto es una de las obligaciones de la aristocracia, dentro de las obligaciones de los impuestos de hoy en día.
De la tradición a los eventos más actuales
Sí. La finca se alquila para eventos, lo llevan mis hijos pero es nuestro. Es lo que estamos explotando ahora.
El lugar de celebraciones lo preside una hermosa bóveda de madera…
Es una bóveda de estilo mudéjar de madera, una pérgola diseñada por nosotros. Los faroles son copia de los que he tenido en el palacio de la Judería cordobesa de mi familia. Un artesano muy bueno de Córdoba me los ha copiado idénticos. Lleva la corona de marqués encima. Sirve comidas con una capacidad de 400 personas. Al lado se sitúa uno nuevo que acaban de hacer nuestros hijos con 150 metros cuadrados para discoteca. Aquí también hay bodas civiles y se usa para eso.
¿También ofrecen viviendas para turismo rural?
Sí. Explotamos también casas de turismo rural. Eran de los empleados del cortijo, pero como ya duermen en el pueblo, ya no se usan. Se han restaurado para tal fin, manteniendo el sabor del tiempo.
Tenemos cuadros del siglo XVII y XVIII, todos de la familia. Además de ello tenemos elementos de vitrina, escudos, los sillones,
Hablando de la historia de España, ¿qué papel juega la aristocracia en la sociedad
Creo que lo que tiene que hacer es salvaguardar todos los acontecimientos históricos y todo lo que ha hecho por el desarrollo y la conquista de España, además de estar orgullosos de ello. Debemos colaborar para que eso no se olvide y que la gente joven sepa lo que el país ha conseguido; ser la primera potencia mundial en el Siglo de Oro.
Y ahí su linaje es fundamental…
Nuestro linaje, “el Cabrera”, tenía 32 títulos, lo que pasa que hoy en día cada rama tiene los suyos. Como somos conquistadores de Córdoba y Sevilla, son todos los títulos andaluces. Menos el mío, que es de “Chamartín de la Rosa” de Madrid. El barrio madrileño era de mis antepasados gracias a una finca que le daba su nombre. Entre nuestros títulos, en mi familia hay uno que es Talhara de un pueblo de Granada, hay otro que es Conde de Villanueva de Cárdenas, otro que es Villaseca, otro que es Ontiveros, etc… Todos son pueblos, ciudades, comarcas o fincas relacionadas con nuestra familia. En este caso, relacionada a nuestra finca, “Fuen Real” es también Señorío.
Felipe VI está renovando el perfil de la Monarquía en España, ¿qué le parece el nuevo Rey?
A mí me encanta (contesta doña Nuria). Es un Señor muy preparado, muy en su lugar y muy moderno. Juan Carlos ha sido un rey de la transición estupendo pero la verdad que su hijo es un gran representante de España en el mundo.
¿Los han conocido?
Aún no. Ahora tengo un viaje con la grandeza de España a Oporto y quizás coincidamos. He estado en ceremonias comunes de la aristocracia. En recepciones sí hemos saludado a Don Juan Carlos.
Doña Nuria, ¿admira a algún personaje histórico?
A Santa Teresa, le tengo mucho cariño a todo lo que le rodea. Debió ser una gran mujer.
Veo que la fe es fundamental en ustedes…
Para nosotros sí. Somos católicos practicantes y muy devotos del Corazón de Jesús, de hecho preside nuestra capilla, y de nuestra Señora de Constantinopla. También tenemos como patrón de nuestro linaje a San Judas Tadeo.
Su vida y pasado están llenos de la palabra “éxito”. ¿Recomienda alguna na receta para ser feliz?
La receta no existe pero hay que vivir cada momento. Mi lema es el “carpe diem”. Siempre hay que darle gracias a Dios todos los días de lo que tienes, pedirle mucha salud y fuerzas para solventar los problemas que se te van a presentar día a día. Tened buenos amigos y quered mucho a tu familia también es fundamental.
Por José Javier Comas