Con solo veinticinco años ha puesto bocabajo la industria de la moda. Celebrities y cantantes lucen sus modelos por todo el mundo, y hasta el mismísimo Pedro Almodóvar ha sido seducido por la creatividad de este joven cordobés de Posadas que ya apunta maneras de genio. Formado en Londres, sus diseños elevan prendas cotidianas a la categoría de alta costura y borran los límites del género. La precisión y el oficio aprendidos en la capital londinense doman las sedas, damascos, volantes, encajes, brocados y colores explosivos de reminiscencias andaluzas. Es Alejandro Gómez Palomo, Palomo Spain en las etiquetas de su ropa.
¿Cómo recuerdas tu infancia?
En Posadas. Fue una infancia bastante normal no siendo yo un niño normal porque siempre tuve una especie de conciencia de que algo raro era. Me crié en una familia normal, yendo a comer a casa de mi abuela y con mis amigos en el colegio, y poco más.
¿En qué te sentías “raro”?
Te das cuenta de que eres diferente al resto de los chicos y a la normalidad que se supone que es el resto del mundo. Tenía gustos diferentes, me relacionaba con gente más madura, me interesaba vestirme y me atraía un mueble, una pieza de decoración, un cuadro, el arte… cosas que no compartía con el resto de mis compañeros de colegio. También el trato que tenían conmigo los profesores me hacía sentirme diferente. Sabía que algo en mí era diferente, ya no sé si era mi sexualidad o el hecho de tener una mentalidad más creativa y artística.
¿Y cuándo nace tu vocación por la moda?
Empecé a sentir una atracción por la moda desde que tengo uso de razón. Desde muy chico ya tuve claro que quería ser diseñador de moda, empecé a entenderla y a divertirme con ella. Jugaba con las Barbies y les hacía réplicas de trajes de Saint Laurent y Galliano. Fue ahí donde empecé a tener interés absoluto por la moda.
¿Y luego?
Cuando fui adolescente tuve muy claro lo que me pasaba, quién era y lo que me gustaba. Obviamente en ese momento yo odiaba el pueblo y necesitaba volar, mamar de otras cosas y culturas, encontrarme a mí mismo y mi sitio en el mundo. Con catorce años fui a Londres por primera vez y supe que era el sitio donde quería estar: vi que la gente consumía moda y se reflejaba en la calle, en el metro, en el día a día. Al día siguiente de cumplir dieciocho año me fui a Londres, con el apoyo de mis padres, que me dijeron “Tienes un mes para estar allí y, si quieres quedarte, búscate un trabajo”. A los tres días tenía un trabajo poniendo cervezas, y estaba feliz. Luego, una estancia de casi seis años: estudié en la London College of Fashion y terminé trabajando en el departamento de segunda mano de lujo de Liberty vendiendo Chanel, Dior, Hermès y piezas relevantes de la moda, algo que me dio un conocimiento profundo no solo de la moda actual sino de la de las últimas décadas. Terminé en Londres porque me di cuenta de que echaba de menos la calidad de vida y lo bonito que era el clima de España, así que decidí volverme a mi país. Y monté esto (se refiere a su taller en Posadas) con un poco de ayuda y sin demasiadas pretensiones preparé mi primera colección. Y a partir de ahí comenzó la historia de Palomo Spain.
¿Por qué Palomo Spain?
Palomo es mi apellido por parte de madre, así llamaban a mi abuelo en el pueblo y a mí en el colegio. Mi primer apellido es Gómez, que no lo siento tan especial como Palomo. Y Spain era lo que yo era en Londres y la nostalgia que sentía por volver a mi país. Quería que en la etiqueta quedara claro que Palomo era de Spain, por eso elegí Palomo Spain.
¿Qué parte hay de tu tierra en tus creaciones?
Parte de Palomo y parte de Spain. Ahí está la gracia de Palomo Spain y donde reside el éxito de la marca. Es mezcla del aprendizaje con la libertad del vestuario y el divertirse con la moda, algo que aprendí en Londres, con el regreso a mis raíces, que ha hecho que sea tan reconocible, con unos códigos estéticos tan representativos del sur: el color, el movimiento, la música, los volantes de las flamencas, la Iglesia católica… todo el ambiente donde me he criado lo reflejo en mis diseños. Hay muchísimo del sur, de Córdoba y de Sevilla, de cómo vivimos aquí.
Con tus diseños muestras que algo tan ordinario como un albornoz puede ser extraordinario.
Es un ejercicio divertido y hace que la gente se descoloque un poco al ver que algo tan mundano como un albornoz (habla de un diseño para su colección Hotel Palomo), que puedes encontrar en cualquier hotel, de repente tiene cola y está hecho de alta costura, y se lo pone quien sea en una alfombra roja cargada de diamantes. Es icónico. Y ahí está la gracia de Hotel Palomo, reflejar todos esos clichés y códigos que tenemos asociados a un hotel. De ahí surgió también uno de los vestidos más difíciles de hacer y caros, que es como unas sábanas liadas al cuerpo acabado de levantar. Los uniformes de camareros, botones y limpiadoras, que se elevan a otra dimensión con este hotel idealizado que existe en el universo Palomo.
¿Cómo creas una colección?
Todo empieza con una idea, una historia que tienes que crear y que por lo general surge de una experiencia propia. Hotel Palomo surge así: íbamos de un hotel a otro cargados de maletas, estaban completos y nos quedamos bloqueados… esa idea de ir de un hotel a otro y ver la gente que hay en esas habitaciones e imaginar qué historias pasan allí dentro… De una situación que estaba viviendo yo mismo decidí crearme una historia e imaginar qué hay en el hotel de Palomo, en el hotel que hay en mi cabeza. Ahí empieza a surgir la historia y a encontrar los personajes de ese hotel personal. Luego, empiezas a imaginar qué hace cada uno. Y entonces vas vistiéndolos.
¿Te gusta provocar?
En absoluto me considero un provocador, todo lo que hago es con absoluta naturalidad y bastante normal dentro de mi cabeza. Tengo ganas de hacer algo nuevo y diferente, es un discurso más liberador, no pretendo provocar a nadie ni que lo que hago llegue a todo el mundo. La moda es una cosa exclusiva para la gente que la entiende y la siente, no tiene sentido que critiquen mi trabajo como provocador si no conocen que mi ropa tiene un patronaje perfecto, una calidad máxima en las telas y una enorme creatividad detrás.
¿Qué convierte a un diseñador en genial?
Pues tener un mensaje claro que lo diferencie del resto y que atraiga a un grupo de gente, que con su moda la transporte a un sitio donde no está acostumbrada. Eso sí mueve a la gente y hace que una marca sea diferente en el mercado.
Y tú, ¿eres un genio de la moda?
Nadie se puede considerar un genio a sí mismo, te lo tienen que decir externamente. Me considero de momento un visionario que ha sido capaz de reflejar el mundo y el sentimiento de mucha gente que pertenece a una generación bastante fuerte que viene ahora, llámalos millennials o como quieras, con una visión nueva y diferente de la vida y de la moda. He tenido la suerte, o la habilidad, de saber reflejar las inquietudes que hay en estos momentos. Lo de genio ya me lo tendrás que decir tú de aquí a un tiempo (risas).
Vestir a Beyoncé y Miley Cyrus, o que Almodóvar sea tu fan ¿es una bendición o una condena?
Las dos cosas. Desde luego que Almodóvar sea fan mío es una bendición. Y que Beyoncé se vista con mi ropa y que Miley salga en un videoclip con ella, a mí, como diseñador, me encanta porque quiere decir que estás haciendo un buen trabajo, que tu mensaje se transmite bien, emociona a la gente y forma parte de historias que se cuentan con mi ropa. Pero también es una especie de lastre que hace que solo se fijen en eso y den importancia a tu trabajo ahora que lo lleva Beyoncé. La prensa española es tan mediocre que parece que te toma en serio una vez que esto pasa; el traje de Beyoncé lo enseñé un año antes y los presentes alucinaron. España es totalmente novelera.
¿Qué no te gusta de la industria de la moda?
Supongo que la rapidez con la que va todo. Y en este momento, muy de tendencias, se pierde un poco el significado de la moda: la calidad, los materiales buenos, el tiempo que hay detrás de cada creación… todo se pierde con la rapidez a la que va la moda, que te obliga cada seis meses a cambiar totalmente de estilo, cosas nuevas, todo nuevo… Y se diluye la esencia de lo que era antes ir a comprarse un traje al señor Balenciaga y tenerlo durante años, y que sea la pieza alta costura que siempre que abres el armario está ahí y con el mismo olor. Para mí, la moda es más eso que como está ahora establecida, que cada temporada tengo un armario nuevo.
¿Cuáles son tus referentes?
Balenciaga, Galliano, Saint Laurent, Christian Lacroix, Ghesquière… muchos maestros de la moda que admiro y cuyo trabajo estudio en profundidad. También tengo referentes del cine y la música: Michael Jackson, Rolling Stones o Bowie. Y luego gente más real, yo tengo a mi chico que es mi mayor inspiración, en quien me imagino la ropa, qué le va a sentar bien esta temporada y qué historia voy a contar. Es buscar fuera, pero también dentro: mi chico, mi madre, mi tía y a mí mismo en un disfraz que tuve de pequeño, cualquier cosa.
¿A quién te gustaría vestir? ¿Y desvestir?
Me imagino que a la misma persona, no sé, a un chico (risotadas). El hijo mayor de los Beckham, de España a Nati. Y a quién me gustaría desvestir… pues supongo que también al hijo de los Beckham (más risas).
¿Te atreverías a vestir una virgen de la Semana Santa de tu tierra?
Claro que me atrevería, lo que no sé si sería un poco profano con mi ideología, que a veces va en contra de la propia Iglesia. Yo juego con la virginidad, con el sexo y con esos temas tan tabúes en la Iglesia, pero claro que vestiría a una virgen. Soy supercapillita, tengo una talla de una virgen del mil ochocientos y pico en mi casa, he estado toda la vida en la Iglesia y me encanta la energía que hay alrededor de las celebraciones que hacemos aquí en el sur.
¿Piensas que sería un escándalo?
La gente hoy en día se escandaliza con cualquier tontería cuando realmente solo hay que mirar atrás en la historia para darnos cuenta de que no estamos haciendo nada nuevo: la capilla Sixtina está llena de desnudos, o sea que no es tan grave todo.
¿Tus próximos proyectos?
Ahora estamos en pleno rodaje de Maestros de la Costura, un programa que se estrenará en enero en TVE, y en los ratos que me quedan libres estoy haciendo mi nueva colección en Posadas que presentamos también en París en enero. Llevo un ritmo frenético entre el programa, la nueva colección y la vida social que debo hacer casi obligatoriamente.
¿Por dónde irán los tiros de tu nueva colección?
Pues mira, si escuchas tu pregunta, tendrás una pista. Los tiros, pues por ahí van los tiros (risas). Y no te voy a decir más ná.
Palomo, ¿algo más que añadir?
Sí, que me tengo que ir ya.
Gracias.
Por Alejandro López