“A los españoles hoy nos falta conversación y nos sobran gritos”
Es el actual vicesecretario general institucional del PP y diputado en el Parlamento Europeo pero que ahora quiere asentar también su carrera como escritor de ficción. Acaba de publicar ‘El escaño de Satanás’, un libro en el que levanta los fantasmas del Congreso de los Diputados a través de un hecho verídico: En el hemiciclo hay enterramientos del
siglo XVI y XVII. Veterano político, este valenciano afirma, sin embargo, que él lo que quiere es ser visto como escritor y no como político. Gonzalez Pons charla con Escaparate de lo divino, lo humano y lo más que terrenal en este circo mediático que es ahora España.
¿Por qué el Escaño de Satanás?
En el año 2009, siendo yo diputado, una tarde noche se descubrieron las calaveras, la cripta y las catacumbas que hay debajo del Congreso de los Diputados. Yo no me resistí a contar esta historia. Que debajo del Congreso haya un cementerio, me parece una metáfora que explica tan bien lo que ocurre en la política española… Sería incapaz de no hacer una novela sobre eso.
Eso se descubre y…
Se descubrieron una serie de calaveras, una cripta y unas catacumbas. Las calaveras fueron al anatómico forense y se determinó que pertenecían a enterramientos del siglo XVI, la cripta se volvió a tapar y las catacumbas, también. El Congreso de los Diputados está construido sobre las ruinas del convento del Espíritu Santo y cuando se levantó el Congreso, para ahorrar, no se levantaron los cimientos ni el cementerio de la iglesia, de manera que sigue habiendo enterramientos bajo el Congreso de los Diputados. En el año 2013, estando yo también en el Congreso de los Diputados, hubo una mañana de muchísima lluvia en Madrid y se cayó el techo de la tribuna de prensa durante una sesión de control. Bien, en el espacio entre plantas, aparece una colección de perros y gatos disecados que nadie supo explicar porqué estaban allí y eso también me ha servido para construir la historia de mi vampiro.
¿Se conocen nombres y apellidos?
He localizado a una persona del siglo XVI y XVII importantísima en aquella época, una política de aquella de entonces: Magdalena de Guzmán, la marquesa del Valle que sin ningún género de duda está hoy debajo del hemiciclo. Está debajo de la Tribuna donde estaba la iglesia. Yo la he convertido en un vampiro.
¿Ella es la Satanás del libro?
No, Satanás es Satanás, es una metáfora. Satanás es la maldad y yo sostengo que Satanás siempre ha tenido un escaño en el parlamento español. Somos la primera generación de españoles desde los romanos que no ha conocido una guerra y somos la primera generación de españoles desde Trafalgar que no ha conocido una Guerra Civil. Eso es porque hemos cerrado la grieta que separa la derecha y la izquierda por fin. Pero si esa grieta se abriera, por esa grieta saldría Satanás, saldría mi vampiro del Congreso.
¿Hay algún Satanás actualmente en el hemiciclo?
Todos somos Satanás y todos somos dioses. La política refleja lo peor del alma humana, saca lo peor del alma humana, pero también la política sirve para hacer las mejores cosas que el hombre es capaz de hacer. Gracias a la política tenemos sanidad, educación, derechos,.. por eso sostengo en el libro que en política a Dios se llega por satanás.
¿En qué momento decidió escribir sobre esto?
En 2019, estando dentro de la bañera, con la luz apagada, solo con un par de velas escuchando programas de la noche de Halloween porque era la noche de los difuntos. De repente se me ocurrió que el lugar donde los fantasmas más presencia tienen en Madrid y a donde menos caso se les había hecho era en el Congreso de los Diputados. Inmediatamente me di cuenta que tenía que investigar la historia del cementerio que existe debajo del hemiciclo, porque ahí tenía yo una novela de terror y al mismo tiempo una novela de política ficción. En España no hay literatura de política ficción.
¿Por qué?
En España no se podría hacer una serie como el “Ala oeste de la Casa Blanca”, no se podría hacer una serie como “Borgen”, o como “Baron Noir”, que es una serie francesa, o como cualquier serie británica. En España no hay política ficción, no la hay en las series ni en la literatura. Quizá mi novela sea la primera de política ficción que yo conozco.
También es cierto que aquí se lance una serie de ese formato y siempre habrá heridos u ofendidos…
Yo creo que hay dos cosas de la política ficción no existen en España. Una es que hay miedo a ofender. En otras partes no lo hay. Hay miedo a que los retratados no se sientan a gusto con el retrato. Pero, luego, hay otra cosa peor y es que en España quienes escriben, o quienes querrían escribir de política ficción, acaban siempre escribiendo historias moralizantes. Escribir de política ficción en España es escribir para dar lecciones, siempre intentando hacer una novela ejemplar. La política ficción no es eso. En mi novela he intentado no dar lecciones a nadie, no he intentado moralizar, he contado la vida de los diputados en Madrid y de los periodistas tal cual.
¿Cómo analiza todo lo que está pasando ahora en España?
En la España de hoy las distopías se cumplen. Creo que las Españas más distópicas que podamos imaginar, con Pedro Sánchez en la presidencia del Gobierno, se están convirtiendo en realidad.
A eso iba, ¿Cómo definiría la figura de Pedro Sánchez?
Creo que Pedro Sánchez es un presidente del gobierno muy fistoferico y con un acusado narcisismo que ha llegado a creerse que él está por encima de todas las reglas. En la política contemporánea basada tanto en la imagen y en la comunicación tiende a idolatrar a los líderes. La política de hoy es menos programa electoral y más comunicación de la imagen de líder. Y eso busca que los electores se enamoren de los líderes y eso hace que ellos se enamoren de sí mismos. Pedro Sánchez es un típico producto de la política de Twitter, Tiktok e Instagram pero en mi opinión la política es algo más serio.
¿Cómo cree que hemos llegado a esta situación?
Pienso que hemos dejado que resuciten los fantasmas, que vuelven los vampiros y que Satanás vuelva a sentarte en su escaño. Como he dicho antes, los monstruos en la política española no vienen de los extremos, sino de la grieta que se abre en el centro cuando la derecha y la izquierda se separan. Esa grieta se ha vuelto a abrir y el enfrentamiento vuelve a convertirse en el caldo de cultivo en el que crecen, se desarrollan y se reproducen los políticos españoles. Es exactamente lo contrario que hicieron los padres constitucionales en 1978 y del fuego original de la Transición empiezan a quedar solo brasas. Pienso que deberíamos de detenernos un momento, echar la vista atrás y recuperar lo mejor que tuvieron nuestros padres y nuestros abuelos en 1978 y reproducir una política seria y una política de adultos.
¿Qué debemos hacer para recuperar ese espíritu del 1978?
Dialogar, entendernos, sentarnos y conversar, nada más. A los españoles hoy nos falta conversación y nos sobran gritos.
Hablando un poco del propio Pons, ¿con qué se queda de su trayectoria?
Me quedo con los libros que he escrito y con los que ojalá tenga vida para escribir. Yo quisiera ser visto no como un político que escribe sino como un escritor que hace política. Afortunadamente he tenido vida suficiente como para poder ver publicadas algunas de mis novelas y me gustaría no perder la vez y en el futuro poder seguir publicando la ficción que me sale de dentro. En España estamos más acostumbrados a la mentira que a la ficción por eso los políticos que escribimos obras de ficción incomodan, sorprenden, desconciertan… Parece que un político solo puede escribir obras coñazo y que un político quiera decir lo que piensa de una forma comprensible y divertida es impropio de esta España que no se quita el negro de Felipe II de encima. ¿Tiene pensado un nuevo proyecto para el futuro? Estoy ya con un nuevo libro con la misma editorial y en el que voy a volver al amor, a la venganza, a la relación entre un hombre y una mujer que son capaces de quererse con locura y después odiarse con la misma locura o más.
Texto: Javier Comas
Fotos: Pablo Pérez Rojas
