Aunque desde niño admiró a Michael Jordan, sus apellidos nada tienen que ver con el baloncesto, porque suenan a voz en grito a los episodios más gloriosos de la historia del Toreo. Era un niño malo malísimo que jugaba con naturalidad rodeado de personalidades de la historia de la España del siglo XX. Realmente sigue siendo aquel niño con cara de pillo, noblón y confiado. Su casta es imprescindible para explicar el mundo del Toro al completo. Su abuelo, el maestro Ordóñez, maestro de maestros, le inculcó el afán de ser el mejor, basado en la disciplina. Su parecido a su padre, el inolvidable Paquirri, es el mayor piropo que se le puede lanzar. De su madre, con la que se partieron los moldes de belleza y de amor por la libertad, conserva el valor de la amistad y su aspiración a vivir razonablemente libre. Francisco Rivera es trianero de Ronda afincado en Sevilla y reparte su tiempo entre los negocios, la vida tranquila del campo y su vida familiar con Lourdes Montes como indiscutible capitana, con quien encontró la calma y el sosiego. Afirma que el toreo es la vida, porque, aunque retirado de los ruedos, sigue capoteando las embestidas de ésta con el temple de los Ordóñez y el arrojo de los Rivera. Un honor y un placer dedicarle esta edición en este frío mes de febrero. Una entrevista amable cocinada con vistas a la Real Fábrica de Tabacos donde paseaba presumiendo Carmen «La Cigarrera» y a los jardines del Alcázar desde donde Isabel y Fernando soñaban la conquista de Granada.
¿Cómo era Francisco en su más tierna infancia?
Según me cuentan, muy travieso. Me movía más que el rabo de una lagartija. Todo el día haciendo trastadas. Mi hermano era mucho más tranquilo. A mi hermano le daban un juguete y ahí se quedaba. Yo no. Todo el día para arriba y para abajo. Corriendo, saltando… Un desastre. Muy malo. Jugaba a lo que se jugaba con los juegos de verdad. No como ahora que los niños están atontados con los videojuegos. Me encantaba el pilla-pilla, el escondite, el policías y cacos, las tinieblas, al cielo voy, la lima (prohibidísimo en el colegio). Es una pena que se hayan perdido todos esos juegos. Los niños de hoy no juegan. Estábamos todo el día en la calle. Jugábamos al fútbol, que yo siempre he jugado muy mal, con una lata. Pegándole patadas a la lata. El Niño de hoy como no lleve el balón de reglamento, las botas de Ronaldo, la camiseta de Messi y el no sé qué de Joaquín no juega en ningún lado. No sé si hemos avanzado para bueno o para malo pero el cambio desde luego ha sido notable.
¿Quién es Francisco Rivera?
Nunca he sabido hablar muy bien de mí. Mis amigos más íntimos son los que te podrían contestar, porque son los que te tratan mucho los que pueden conocer a alguien bien. Convivir incluso, porque hasta que no convives con una persona no terminas de conocer a alguien. Yo quiero pensar que sobre todo soy amigo, lo llevo a gala, y creo que soy un tío bastante noble, currante. La disciplina la tengo aprendida por el Toro. Creo que soy simpático (risas). Soy más trianero que el puente. Me siento más trianero que el que más. Mi corazón está partido entre Triana y Ronda. Ronda es mi casa, donde siempre quiero volver. Me siento tan a gusto en Ronda como en Triana. Mucha gente de Triana me llama el niño. Eso me encanta.
¿A quién admira?
Admiro a mucha gente. Admiro a mi familia. A mi padre que es mi espejo y a quien me quiero parecer cada día. Admiro a mi abuelo, a mi tío Luis Miguel… Admiro a muchos amigos míos. Mi ídolo desde que era un niño era Michael Jordan. Admiro a mis amigos porque al final la vida es la cruel y lo hago porque les veo cómo se enfrentan a la vida, con qué ilusión y es digno de aprender y de admirar. Me siento un privilegiado estando con muchos de ellos. Admiro sobre todo a quien va de frente. Estoy empezando a admirar a los políticos de hoy en día que mienten y les da exactamente igual. ¿Cómo pueden decir las mentiras tan gordas y no tener ningún escrúpulo? (risas).
¿Qué pasa en España?
En España hay una pérdida de valores tremenda. Por todo esto de ser moderno que parece que es ir en contra de todo lo establecido. Para nada. Yo creo que hay unos valores que hay que respetar y que no se respetan. No se respeta a la familia, a la palabra, a la dignidad, a la religión, al honor, a la autoridad. Los niños contestan a los padres y a los profesores. A cualquier persona mayor. Los delincuentes entran y salen de la cárcel como Pedro por su casa. Debemos entender que no todos pensamos igual pero que el respeto debe ser intocable. Los cordones sanitarios no los entiendo. Cada uno debe respetar opiniones diferentes sin desprestigiarlas por ser distintas a las nuestras.
¿Qué momento vive el Toreo?
El Toreo vive un momento bonito. Hay un nivel de toreros con una calidad excepcional. Se torea con una verdad y una profundidad especial. Hay un abanico de toreros con una profesionalidad enorme en cualquier feria. Al mismo tiempo está viviendo un ataque feroz. Nunca se ha atacado al Toreo como se está atacando ahora. Es brutal. Es sanguinario el ataque rodeado de una mentira.Dicen que a los toros se les droga, se les tortura… Unas mentiras que hay quien se las cree. Todo por atacar al Toro. El Toreo es la verdad y es la sangre. La sangre del toro y muchas veces la sangre del torero. El Toreo es pura verdad y puro realismo. El Toreo es la vida. Una plaza de toros es la representación más real de la vida Se vive el triunfo, la tragedia, la desgracia, el fracaso. Todo ahí y a lo bestia. Hay una juventud muy aficionada y sería una pena que esto acabase por desaparecer. Esto no se puede discutir con quienes no quieren escuchar. Torear para mí es todo. Lo echo de menos. No me he sentido tan vivo en ningún sitio y con las sensaciones que he sentido como en una plaza de toros. No es sólo torear, es lo que conlleva: Los sacrificios, la preparación, las ilusiones, los sueños… Para mí torear es mi vida y será mi vida mientras viva.
¿Se explica su vida y la de su familia sin el Toro?
No. Es imposible, de hecho, hablar del Toreo y de su historia sin nombrar a mi familia. Nosotros somos los grandes enamorados del Toreo. Hemos pagado el precio que se debe pagar en esta profesión. Lo hemos pagado felices, orgullosos de pagarlo y todo lo que tenemos se lo debemos al Toro. No creo que haya nadie que ame más al Toro como nosotros. Igual posiblemente sí, pero más que nosotros no.
¿Quién fue Antonio Ordóñez?
Antonio Ordóñez fue el que dijo que había que torear despacio. El que paró el tiempo en la plaza. Es el espejo donde todos los toreros nos miramos, antes o después. El torero respetado. El maestro de maestros. Sobre todo es quien dijo que esto tenía que ser distinto, especial, el que paró el tiempo. Esto tenía que ser algo que llenara la escena de forma increíble. Lo consiguió.
¿Cuál fue el mejor consejo que le dio?
Me dio muchos consejos. Casi todos para aplicar en el Toreo. Lo que pasa es que ahora los aplico a la vida. Yo creo que mi abuelo me enseñó el sacrificio y la disciplina. Lo que más me enseñó es a entregarme a los demás y a querer ser el mejor en lo que haga. Siempre me decía que ser el mejor en lo que sea era lo más difícil del mundo. Ser el mejor zapatero de Inglaterra es lo más difícil del mundo o el mejor panadero de Sevilla. Me enseñó a luchar por ser el mejor en lo que estuviera haciendo.
¿Quién fue Paquirri?
Paquirri fue para mí todo y lo sigue siendo. A mí no hay nada que me llene más de orgullo y de satisfacción que cuando me dicen que me parezco a mi padre. Lo tengo presente cada día y como torero escribió su libro con letras de oro. Lo dio todo por el Toro. Por su profesión, por lo que él amaba. Paquirri es indiscutible. Hay ciertos personajes en la vida y en la historia que son indiscutibles. Por ejemplo, Paco de Lucía, indiscutible. Podrán decir que Fulanito toca bien o muy bien, pero el mejor era él. Michael Jordan, indiscutible. Frank Sinatra, indiscutible. Salvador Dalí, indiscutible. Einstein, indiscutible. Paquirri es indiscutible. Mi padre es indiscutible.
¿Quién fue Carmen Ordóñez?
Fue una mujer genial que nos regaló Dios. Fue una mujer especial. Fue de las primeras mujeres feministas, pero con sentido común y sin odio. Y la más guapa que ha parido madre (risas). Mi madre hizo siempre lo que le dio la gana. Ella siempre transmitía alegría, vida, disfrutar, sentir… Tenía un sentido de la amistad increíble. Buena para todo el que estaba a su alrededor. Ella sólo quería que el que estuviera cerca de ella fuera feliz. Disfrutaba de todo. En la fiesta más maravillosa de París o Nueva York que disfrutaba en la aldea de El Rocío o en Triana. Es la mejor herencia que nos ha podido dejar.
¿Es cara la libertad?
La libertad, depende de donde estés, es carísima. En mi situación no existe la libertad. Suena duro o drástico decirlo pero es la verdad. Desde que se han inventado los móviles con cámaras de fotos menos todavía. La libertad como tal no existe. Luego la libertad en ciertos aspectos y por ciertas opiniones se paga. Aquí hay mucha envidia y mucho rencor. Yo creo que son los deportes naciones y la religión que se que se vive en España. El triunfo en España no se perdona. No gusta. En vez de valorarlo y potenciarlo, lo que queremos es que se hundan. No se puede generalizar, porque hay gente buena, pero el triunfo y la libertad se paga. Ahora me siento más libre porque empiezo a pasar un poco más desapercibido.
¿Qué papel juega la fe en su vida?
La fe todo. A mí me han educado en la religión cristiana y para mí es la columna donde me agarro. Rezo todas las noches. Tengo a Dios presente en todos los momentos de mi vida. En los ratos malos por supuesto y en los buenos más incluso. Tengo que darle las gracias a Dios por todo lo que he vivido, por todo lo que tengo, he tenido… Por la familia, por la amistad, por mi casa, por los hijos tan maravillosos que me ha regalado…La vida no tendría sentido para mí sin la fe.
¿Qué ha aprendido más con los éxitos o con los fracasos?
Siempre se dice que se aprende más con los fracasos. Estos se clavan con sangre. Los toreros tenemos el factor toro y este nos pone en nuestro sitio. Cuando mejor estás sale un toro y te explica la realidad de la vida. El Toro es nuestro maestro. A los toreros nos hace tener los pies en la tierra. Evidentemente, aprendes de la gente mala que te rodea y te hace desconfiado. Hoy en día hay que desconfiar. Los palos más que enseñar nos curten y nos forma. Lo que es una pena es que por ciertos personajillos terribles que te encuentras en la vida te empieces a poner a situar todo en tela de juicio. Es una pena pero es así. Es la única manera de sobrevivir.
¿Cuál ha sido su gran tarde?
Yo creo que mi gran tarde fue la que conquisté a mi mujer. No fue una tarde. Fueron muchas tardes. Esa fue mi gran tarde. Lourdes me ha dado estabilidad. Me ha dado felicidad. Me ha enseñado lo que es que te quieran y querer a alguien sin apelativos, ni puntos, ni comas, ni paréntesis… Me ha dado a dos hijos maravillosos y adora a mi hija Cayetana. Yo creo que las mejores tardes son las que dediqué a conquistarla. Ella es mi centro, mi timón. Yo digo que la familia es como un barco: Los niños son las velas, los que impulsan cada día; yo me considero el casco que va navegando, soportando las olas para avanzar; y Lourdes en mi caso es el timón, la que nos lleva a aguas tranquilas.
¿Su mayor logro vital?
Que mis amigos me quieran con mis virtudes y mis defectos, porque les compensan mis virtudes, ya que defectos tenemos todos. Eso y el respeto de mis compañeros.
¿Ha llegado a donde quiso llegar?
La verdad es que no (sonríe). En el Toro me ha faltado mucho por hacer, muchas cosas por decir. En la vida nunca te puedes relajar. Por suerte o por desgracia, seguimos cometiendo errores, seguimos defraudando muchas veces a gente que quieres sin querer. La vida es un aprender constante y un querer mejorar.
Por último, ¿podría contarme algún secreto que nunca haya confesado?
¡No! (risas). Sino no sería un secreto (risas).
¿Un plato?
La pasta. La pasta es lo que más me gusta del mundo. El jamón ibérico igual que la pasta o más. Y un buen solomillo con patatas fritas (risas).
¿Un color?
El azul. Si ves mi armario tengo mucha ropa azul.
¿Un libro?
Leo mucho. El último libro que me ha encantado: “El Peregrino”. Policíaca, de acción. En casa leemos los dos.
¿Un lugar?
Yo soy de campo. Me encanta el campo. Me pierdo por Doñana.
¿Una ciudad?
¿Ronda y Triana sirven como ciudades? Si no Venecia. La ciudad más especial del mundo de las que he conocido es, sin duda, Venecia.
¿Una frase?
He tenido dos apoderados que me han marcado mucho en mi vida. Uno fue Manuel Flores Camará y otro fue José Luis Segura. Camará siempre decía: Camarón que se duerme se lo lleva la corriente. Segura siempre me decía: El hombre y sus circunstancias. Esas dos frases me han marcado mucho.
Texto: Mario Niebla del Toro
Fotos: Aníbal González