Todo el mundo le llamaba Pitita pero su nombre era Esperanza Macarena, porque es a Ella a quien la madre le pidió un Jueves Santo que viniera al mundo y por Ella nació un 1 de diciembre. Muere a los ochenta y ocho años Pitita Ridruejo. Un icono de la alta sociedad española, una señora de una personalidad arrolladora, intelectual de lo espiritual, escritora, pero sobre todo una buena mujer, cultivada por una rica vida de viajes y tratando a personalidades de todo el mundo como a la Reina Isabel II, Santa Teresa de Calcuta, Andy Warhol o Federico Fellini. Pitita estudió Literatura Inglesa en Belmont, Inglaterra, y en la Universidad de Ginebra. Durante unos años, ella y su marido, con quien se casó el 24 de junio de 1957, vivieron en Filipinas donde fueron nombrados embajadores. Regresaron a Madrid en 1984 y se instalaron definitivamente en la capital el matrimonio tuvo tres hijos: Ana, Carlos y Claudia. A lo largo de su vida Pitita se centró en la pintura con la que alcanzó gran éxito tras su mudanza a Roma en 1967, al igual que su marido que también fue muy aficionado a esta arte.
Aristócrata, viuda desde 2016 del diplomático Mike Stilianopoulus. Recordada será por siempre por el estudio de las apariciones marianas desde que se le apareciera la Virgen María durante una visita a la vidente Amparo Cuevas, habiendo visitado todos los lugares donde habían sucedido este tipo de hechos. Sobre el mundo espiritual fue una de sus obras y La Virgen María y sus apariciones otra de sus más reconocidas. Su importante casa de la madrileña calle Fomento fue durante años lugar de encuentro de la sociedad española de todos los ámbitos.
Volviendo a la Macarena, siempre que venía a Sevilla iba a visitar a la Virgen de la Esperanza. Celebró sus bodas de oro como hermana de la cofradía.
Tenía veintiséis años cuando la conocí. Por un concierto que se celebraba en su casa organizado por el Gobierno de la Comunidad de Madrid. Al poco tiempo allí mismo me recibió para hacerle para esta revista una inolvidable entrevista. Una casa llena de recuerdos, reflejo de experiencias y grandes momentos vitales. Muy pronto entablamos una bonita amistad y eran frecuentes sus llamadas.
Asistió varios años a los premios anuales de Escaparate. En 2010 fue distinguida con el Premio Escaparate de la Elegancia por motivos obvios. Clasón de señora. Persona importante en las mejores acepciones de la palabra. Descanse en paz.
Texto: Mario Niebla del Toro
Fotos: Raúl Lorenzo