José Galván
La fusión perfecta del baila y la moda flamenca
En Málaga están sus raíces y en Sevilla su amor por la moda. Su pasión por el flamenco nació entre bambalinas donde el baile se hizo imprescindible en su día a día. Hoy regenta una de las firmas de moda más conocidas del mundo de los volantes y el color. Una fusión que lo ha llevado a vestir a las más conocidas del baile y a desarrollar su arte fuera de las fronteras nacionales. En la calle Dueñas crea su moda, en el mundo muestra el flamenco con el baile. José Galván pasea por nuestras callejuelas en este mes de agosto.
A quien no le conozca ¿cómo se presentaría?
Pues como una persona que intenta conseguir todo lo que se proponga. No soy mucho de pensar y sí de actuar. Siempre he intentado ser muy trabajador, pero lo que haga me tiene que gustar. He tenido la suerte de estar en el sitio y en el momento indicado.
Y, ¿cuándo llegó ese momento?
Diseñar nunca lo tuve en mis planes. Me mudé a Sevilla para bailar, acababa de ganar el premio ciudad de Ubrique de baile y tenía muchas ganas de venir aquí. Conocí a un chico que acababa de ganar SIMOF y le conté mis inquietudes. Ahí es cuando me matriculé en la escuela Metrópolis. Comencé solo de forma muy lenta porque por las tardes estaba en el tablao, después metí a una persona más y ya me fui liando hasta ahora.
Entonces, regresando atrás en el tiempo, ¿cómo nació esa pasión por bailar?
Solamente he querido hacer eso desde muy pequeño. Vivía en una familia de padres separados y tuve que esperar a que mi padre se fuera porque no lo veía bien. Entre después al conservatorio; era tarde, con dieciséis años. A los dieciocho me salió un contrato para una sala de fiestas. Después, la Junta de Andalucía me dio una beca en un centro de Granada que lo dirigía Mario Maya, después me fui a Madrid. Todo hasta que llegué a Sevilla, donde compagino el baile con la moda.
¿Cómo fue esa llegada a Sevilla?
Vine en 2011 porque, después de haber bailado en muchos sitios, me dije que por Sevilla tenía que pasar. Si quieres ser conocido, tienes que pasar por aquí. Fue un cambio para bien.
Muchos se preguntan ¿cómo es capaz de compaginar ambas profesiones?
Bien, aunque hay épocas como en las entregas de esta Feria tan tardía, que tuve que rechazar una gira que hago por China dos veces al año. Todo va en las fechas.
Centrándonos en la moda, ¿cómo avanzan sus proyectos?
En este mundo he tenido suerte ya que en el baile me conoce muchísima gente, de ahí me han llegado muchos clientes. Todo va muy bien. Hago mucho vestuario para compañías como las batas de cola para el videoclip de India Martínez, o el vestuario de Manuel Liñán de su espectáculo «Viva», entre otras. Conozco el campo del baile, me dicen lo que van a bailar y ya se lo que le voy a diseñar.
Y, ¿cuáles son las claves del diseño de José Galván?
Hay veces que tienes que sacrificar tus formas por el mercado. Yo tengo un lenguaje flamenco cien por cien. Luego, cuando hago pasarela, intento salirme de esa zona de confort; ahí intento arriesgar un poco en tejidos. Pero si ves el traje, ves que soy una persona flamenca.
Muchos hablan de que la moda flamenca vive un gran momento mediático pero difícil para el diseñador, ¿es cierto?
Está en un momento no difícil, pero sí delicado. Pasa como en todo; hay muchísimas pasarelas y diseñadores. Luego, hay que plantearse si realmente hay tanta demanda como para tanto evento y traje; es un equilibrio complicado. Antes había solo cinco firmas y con lo que vendían en la temporada de flamenca, ya hacías el año. No creo que esos tiempos vuelvan. En el tema de redes, la fidelidad del cliente con su marca se hace algo raro. La gente lo ve ahí y van a por el que le gusta, independientemente del autor.
¿Cree que eso seguirá siendo así?
La burbuja tendrá que bajar
Entonces, ¿ahora no hay más demanda que antes?
No lo sé. Habría que preguntarse cuánta gente vestida de flamenca había en la Feria de Sevilla hace veinticinco años y cuantas ahora. Imagino que serían las mismas que ahora, pero con ciento cincuenta marcas más en este momento.
Volviendo al baile, ¿cuáles han sido tus referentes?
Siempre que se cogen referencias, hay que contextualizarlas en el tiempo. En su momento era Mario Maya, Antonio el Bailarín… Ahora, después de treinta años, mis referencias son Manuel Liñán o gente joven como María Moreno. Yo ahora me veo en gente cercana y compañeros.
¿Y en la moda?
Si tengo que coger una en el tiempo, es Lina. A parte de hacer moda flamenca, ha vestido a todas las bailaoras de la época. He tenido batas de cola de ella muy de cerca de ellas y son espectaculares. Y en el mundo contemporáneo, soy muy de Cañavate.
¿Qué seguirás buscando en el futuro?
La felicidad. No soy una persona que necesite que mi nombre esté en ningún sitio porque tengo ya la suerte de que en el baile lo he estado. Me quedo sorprendido cuando voy a China y veo rascacielos con mi cara, pero realmente no le doy tanto valor. Con lo que me quedo es que cuando salgo a bailar, sea plenamente feliz. Eso le pido al mundo de la moda también.
Texto: Javier Comas
Fotos: Tomás Quifes