De puertas para adentro
El hogar de Gioconda Scott en Carmona es un refugio de naturaleza y tradición, donde el canto de los pájaros y el aroma de hierbas frescas como hinojo, salvia y romero rastrero envuelven la propiedad. Su jardín no es solo un espacio decorativo, sino una fuente de ingredientes para la cocina diaria. Un huerto en la parte alta de la casa provee verduras de temporada como acelgas y tomates, lo que permite a la familia basar su alimentación en lo que la tierra les ofrece en cada momento.
La historia de esta casa es un viaje circular que conecta a Gioconda con su madre y la primera propietaria, María Luisa Larrañaga, quien adquirió el terreno en los años 70.
Posteriormente, lo vendió al galerista estadounidense Brooke Alexander, conocido por su amor por el arte contemporáneo y los rasgos sureños. Finalmente, Gioconda cerró este círculo adquiriendo la propiedad, sintiendo en ella una fuerte presencia de su madre. Gioconda revela que su madre, Charlotte Scott, vivió años en Marbella junto a Larrañaga, y que la decoración de la casa actual está inspirada en el hogar que compartieron en la Costa del Sol. Este legado emocional y estético se percibe en cada rincón de la casa.
En la actualidad, la cocinera ha transformado esta antigua alfarería en un espacio vibrante donde cocina, comparte su estilo de vida y recibe a amigos. El lugar es un escenario de eventos gastronómicos, noches de música y poesía, y talleres culturales. Estas actividades combinan arte, cine, pintura, literatura y gastronomía, creando experiencias sensoriales y conversaciones íntimas con autores y artistas.
Aunque la casa ha pasado por varias modificaciones, conserva muchas de las piezas originales dejadas por Brooke Alexander. Scott ha añadido su propio toque, comprando artículos decorativos que reflejan su amor por el color. Un ejemplo destacado es el textil o la mantelería de Lisa Corti, una diseñadora italiana que fabrica en India, conocida por sus atrevidos y alegres colores que contrastan con la paleta europea.
Gioconda Scott nos confiesa que sus espacios favoritos son el salón de la parte superior, ambas cocinas y el jardín. “Tengo un escritorio donde debo trabajar y, al final, termino siempre trabajando en la mesa de la cocina”. El jardín es otro lugar especial, donde la familia pasa la mayor parte del tiempo cuando el clima lo permite. Para ella, el verdadero valor de su hogar radica en la conexión con la naturaleza que ofrece, incluso estando en un entorno urbano como
Carmona.
Texto: Carlota Acuña Ruano
Fotos: Pablo Pérez Rojas