Mario Niebla del Toro Carrión.
Director de la Revista Escaparate
Despierta. Sí, ha llegado. El dos mil diecinueve acaba de visitarnos, con cara de recién levantado. Ha madrugado para llegar puntual a su cita. Ha sorteado atascos, semáforos en rojo y ascensores llenos con mezcla de perfumes de primera hora de la mañana. Llegó el año de hacer lo que nunca antes habíamos hecho. Lejos quedaron las ataduras y lastres, los vértigos, las dudas, los temores. Ha llegado el año del día de mañana en el que todo habrá merecido la pena. La espera ahora expira para darle sentido a todo lo recorrido hasta llegar aquí, a este punto, a esta hora. Desenvolvemos el diecinueve nerviosos, como un niño el día de Reyes. Será el punto y aparte de nuestra vida y el punto final de todo lo que nos frenaba para ser felices. Elegimos resultados por encima de excusas y será la ocasión. La excusa precisamente perfecta. ¿No se había planteado esto? Este año nuevo no llega sólo. Con él viene el reto de hacer y no decir y pensar. 2019 viene descansado, en forma y desayunado. Es el momento de abrirle la puerta y dejarle pasar a nuestra vida y junto a él construir todo aquello que anhelabámos montar y desmontar. Escaparate vive el año de la suerte, vive su año trece. Le brindo mi mano para juntos gozar de la versión más decorosa, íntima y también «frivolona», por qué no, del momento, porque queremos tomarnos en serio el hecho de hacerle amena y divertida la espera de estos veinte minutos largo de cada mes juntos en este asiento del autobús. No tengo previsto descubrirle informaciones inéditas y exclusivas. Nuestro atractivo no va por ahí. Ni falta que te importe. Lo que le traigo entre nuestras manos es una visión vitalista de la vida entendida como una gran fiesta. Tallo esta palabrería editada con el único propósito de recetarle ganas de vivir, de liberarse de lo que le achique y brindarle gasolina para poner en marcha un año de campeonato. Podría referirme a libros o películas. Acudir a frases célebres de personalidades de la historia de la humanidad y presumir de citas y episodios históricos o de leyendas con la culturilla de periódico que manejamos sin esfuerzo. Pero lo que me nace ahora que acaba de sonar el timbre con el 2019 en el umbral de nuestra puerta es invitarle a dar el paso, a saltar por fin. Este año jugaremos, pelearemos, hasta meter el gol a este año que viene repeinado y con el diario leído. No hay más. Ni le parecerá poco. Tengo que dejarle. Ha venido a ser feliz, no se distraiga. No tenemos tiempo que perder. Ni usted, ni yo, casualmente. Le veo en un mes, a primeras de cambio, en la vuelta de esta esquina. Sea feliz, de usted depende. ¿2019? ¡Bienvenido! ¡Le estaba esperando! ¡Pase!.