Dicen que Las Dueñas se debe a Cayetana Alba porque ha sido la encargada de repletar de piezas únicas y de obras de arte durante toda su vida, invirtiendo en ella una verdadera fortuna, lo que no se hace ni en tres generaciones. Las Dueñas de hoy es Cayetana y sin ella no se entendería. Su afán de entrega y el amor a la ciudad de sus amores han sido el motor que le han llevado a erigir Las Dueñas como un referente mundial de belleza artística. Su pasión, la que le ha volcado a toda su vida, ha sido la que ha hecho de Las Dueñas uno de los grandes tesoros de la ciudad de La Giralda. En 2010, la Junta de Andalucía inscribió 1.425 bienes del Palacio de Las Dueñas en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz con obras de Giordano, Sorolla, Zuloaga o Romero de Torres. Las Dueñas, con 9.452 metros cuadrados, está compuesto por un conjunto de patios y edificios de diferentes estilos (desde el gótico- mudéjar al renacentista), sin perder el toque sevillano que se ve reflejado en las tejas, cerámicas y encalados.
El Palacio de Las Dueñas de Sevilla es para la Casa de Alba lo equivalente a la Familia Real el Real Alcázar de la misma ciudad. Es un conjunto de edificios por siempre inacabado en que una arquitectura frágil y multisecular, ingrávida, modesta de recursos y carente de cuño arquitectónico académico se funde con los jardines que resultan protagonistas y como elementos ordenadores de una edificación que no prevé límites ni término respecto a ellos y con los que se confunde en vaga unidad. En este enclave se hallaba anteriormente el Convento de Santa María de las Dueñas. Este convento adquirió notoriedad por el servicio que daban las monjas a las reinas y esposas de los reyes de la época, allá por 1248. El edificio conocido hoy como palacio se construyó durante los siglos XV y XVI.
La entrada al palacio cuenta con un arco principal en el que se puede contemplar un azulejo con el escudo del Ducado de Alba fabricado en el siglo XVII. En la planta alta predomina un gran salón con techo en forma octogonal de alfarje dorado y con pintura de estilo renacentista.
Las Dueñas, como todas las casas de los grandes de España, mantiene una razonada mezcla de dignidad y modestia de materiales no queriendo entrar en competencia con los palacios de los Reyes. Es en la actualidad el palacio donde más tiempo pasa la duquesa de Alba y siempre está a punto, sobre todo se prepara con más mimo para recibir el estallido de la primavera. Las Dueñas se pinta y se recompone cada año. Es como una renovación anual, los jardines se rastrillan y se revisten de amarillo albero. Los setos de boj y arrayán se recortan cuando el primer calor se hace presente en la ciudad de los naranjos.
Las Dueñas ha sido el escenario de inolvidables fiestas para la más grande de España. Su puesta de largo y la de su hija Eugenia, actual duquesa de Montoro; su primera boda, a la que estuvo invitada toda la ciudad y las bodas de su hijo Carlos Huéscar, por ejemplo. Además, en la capilla de dicho palacio se casó su hijo Cayetano, actual duque de Arjona, con Genoveva Casanova. Es en Dueñas donde aprendió a bailar flamenco con pellizco calé de la mano del gran Enrique El Cojo y aun conserva el tablao donde aprendió el secreto de las bulerías, las sevillanas o las alegrías de Cádiz.
Cayetana Alba sigue el rito que Sevilla, la ciudad y niña de sus ojos, marca por temporadas. Cada año el Cristo de los Gitanos llama a su puerta en La Madrugá del Viernes Santo. Pronto ella será una asidua del palco maestrante desde el Domingo de Resurrección para vivir con mantilla o sin ella las tardes en el templo taurino de Sevilla. Las Dueñas empieza a colmarse por esos días de amigos foráneos. Ha dado cobijo y ha sido visitado por personalidades internacionales y nacionales como Jacqueline Kennedy, los condes de Romanones, Jimmy Ardales o los Reyes de España. En la colorida Feria de Abril es cuando sale de Las Dueñas un elegante y rural tiro de mulillas de careta. Tras esta Semana Grande de la ciudad y despedir a sus huéspedes, abre la casa a sus amigos de Sevilla. Las Dueñas es para Cayetana recuerdos de una época dorada cuando organizaba veladas para la alta sociedad española.
El Palacio de Las Dueñas ha ido a parar en el reparto que la Duquesa de Alba de Tormes ha hecho a su nieto Fernando Fitz-James Stuart y de Solís, el primer hijo de su primogénito Carlos Fitz-James Stuart, actual Duque de Huéscar. Quizás se deba esta decisión al amor a Sevilla del joven Fernando heredado de sus abuelas, la Marquesa viuda de la Motilla y la Duquesa de Alba, ambas residentes en la capital andaluza. El lugar donde nació y se crió el poeta Antonio Machado y que hizo las delicias de otro escritor, el italiano Italo Calvino. Antonio Machado se refería de esta manera a Las Dueñas en su poema “Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla”: “ Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla y un huerto claro donde madura el limonero”.
El Palacio de Las Dueñas será por siempre un testigo del respeto de una gran mujer a su historia, del amor a la ciudad de sus amores y a una personalidad arrolladora comprometida que pese a los avatares de la vida se mantiene firme y fiel a ella misma, con carácter, compromiso y vistas de altura, libre y amante de la belleza y la vida.