El tiempo se detiene cuando el visitante entra en el pequeño municipio sevillano de Los Molares. Un lugar tranquilo, donde las pequeñas cosas adquieren su verdadera importancia y que en los últimos años, de la mano de su joven alcalde —Jose Veira—, ha experimentado un importante renacer. Un núcleo residencial que crece buscando el refugio de su imponente castillo que comenzó a levantarse en el siglo XIV, y que es sin lugar a dudas un enclave que el visitante no puede dejar atrás.
Nos situamos en unas tierras donde los historiadores han certificado la presencia del ser humano desde la época del Neolítico, lo que supone que hablamos de más de 6.000 años. Testigo de ese movimiento, en un lugar de gran importancia estratégica, quedan muestran como el Dolmen de Cañada Real o del Palomar. Las huellas de la historia se encuentran a flor de piel en este enclave, donde también se sitúa uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Andalucía de la Edad del Cobre, como es el caso del poblado calcolítico de Amarguillo II-Tramposo. Toda esta historia es protagonista del Centro de Interpretación Histórica del Castillo de Los Molares, una fortaleza que formó parte fundamental de la denominada «Banda Morisca» y que va a albergar un total de ocho salas en las que va a ser posible realizar un apasionante viaje en el tiempo. Los visitantes van a poder ver de cerca la recreación de una cabaña en la que vivían los antiguos molareños hace 5.000 años, conocer el sentido de los dólmenes, trasladarse al siglo XIV en el que el castillo era fundamental para la defensa de las tierras, sentir el bullicio de la famosa «Feria de la Seda» o descubrir al poeta del siglo de Oro Baltásar Alcázar. Un monumento, el castillo de Los Molares, que se ha convertido en un centro dinámico de actividad, donde es posible la celebración de bodas temáticas, reportajes fotográficos, visitas guiadas, o la puesta en marcha de actividades para colegios entre las que destacan los cuentacuentos y divertidas propuestas como el tiro con arco. Por su parte, el 13 de mayo, Los Molares celebra la festividad de Nuestra Señora de Fátima con la tradicional presentación de los nuevos recién nacidos a la Virgen, el triduo preparatorio y la solemne función principal. Momentos emocionantes son la llegada de la Virgen al Ayuntamiento, el rezo del Ángelus en la ermita del Juncal y la llegada a la calle que lleva su nombre. Durante el recorrido es costumbre subir a los niños en la carreta para ponerlos bajo la protección maternal de la Virgen de Fátima. Ya en torno al día 29 de julio se celebra la Feria en honor de Santa Marta, patrona de esta población. Antecediendo a la celebración de la Feria y en la Iglesia parroquial, se celebran los cultos anuales, que finalizarán con la Función en la mañana del día de su festividad. Ya en la tarde de este mismo día, la venerada imagen sale en procesión por las calles de la población, en su paso adornado de flores y portada por sus costaleros.
UN PUEBLO CON ESENCIA PROPIA
El pueblo de Los Molares está sólo a 38 kilómetros de Sevilla. Estamos cerca de la gran ciudad, pero lo suficientemente lejos como para disfrutar de un día en un pueblo con encanto y con esencia propia. Un lugar para perderse entre las murallas me – dievales de su Castillo, por calles que recuerdan a comienzos del siglo XX y, muy pronto, entre las piedras de su viejo dolmen. Te invito a que vengas a conocer nuestra Feria de la Seda, a disfrutar del ambiente navideño, de nuestro carna – val, la Semana Santa o de la feria. Somos un pueblo con personalidad propia, cuyo mejor patrimonio son nues – tras gentes. Los molareños y molareñas se caracteri – zan por recibir a todo el mundo con los brazos abiertos. Si vienes a visitarnos, en cada casa de Los Molares puedes encontrar a un amigo que abrirá las puertas de su corazón para que nunca te olvides de nuestro pueblo. Nuestro pueblo es un rincón con personalidad propia, donde siempre podrás disfrutar de buenos ratos y momentos inolvidables con tu fa – miliares y amigos. José Veira Alcalde de Los Molares