Mario Niebla del Toro Carrión.
Director de la Revista Escaparate
“No perdamos de vista que el trabajo acaba ganando al talento”
¿Lo nota? El nuevo tiempo llega. Nueva estación, nuevos olores de siempre, nuevas estampas de toda la vida. Despertamos a una nueva temporada por mucho que la veamos volver cada año con todo lo bueno que arrastra y quizás sea una buena ocasión para avanzar en eso que a todos nos debe unir que es el empeño, aferrados a la vida, de ser felices. Simple y llanamente. Que no hay mayores fronteras que las mentales no es una verdad imponente que vengo yo a descubrirle hoy en este punto y seguido del día en el que nos encontramos. Pocas cosas me motivan más que un “tú no puedes” a tiempo, porque los sueños nos ponen el mundo patas arriba. Si no podemos volar, correremos. Si no podemos correr, caminaremos y si no gatearemos, pero llegar llegaremos. Claro no, clarinete. Tenemos el compromiso con la vida de dejar un mundo mejor, sin tampoco emperrarnos en un mundo mejor desde un pensamiento global de nuestra sociedad. ¡O sí! Me refiero a un mundo al menos en nuestro entorno más amable. Si lo logramos concluiríamos con que la vida es menos mortal. ¿Cómo lograrlo? Con el milagro del trabajo, palabra de siete letras y que implica un esfuerzo apasionante y agotador. El trabajo nos hace capaces en lo variable de nuestras condiciones personales, porque no somos iguales aunque el objetivo en esencia sea el mismo para todos. Si consideramos que entrenando en lo físico desarrollamos mejores resultados, ¿por qué no intentarlo en lo emocional? Pongámosle curiosidad, sacrificio y perseverancia a nuestro día a día en este despertar sensorial del año o lo que es lo mismo, pongámosle pasión. Es cierto que es importantísimo que seamos conscientes de que somos seres limitados de carne y hueso y que tenemos que hacernos alumnos del fracaso. Lo más interesante es que, en el camino de poderle a los “tú no puedes”, la pasión nos acabará dando resultado porque supimos afrontar el fracaso para ser más capaces, menos limitados. Desarrollemos en nuestra actitud las ganas de un niño, del niño que un día fuimos. No perdamos de vista que el trabajo acaba ganando al talento. A través de la curiosidad, observación, sacrificio, perseverancia y pasión podemos ser lo que jamás nadie pensó que seríamos. Nos une algo fundamental que es las ganas de ser mejores personas, de ser razonablemente felices, más felices. Desde niños nos dicen que somos buenos en algo y en eso trabajamos conducidos de alguna manera por lo que la sociedad o nuestro minimundo nos considera. En ello acabamos trabajando, ahondando, pero realmente lo que hacemos es emplearnos en esa dirección. El equilibrio llega cuando en esa línea consideramos que ya hemos aprendido suficiente. Llega ese punto que consideramos de madurez que en realidad es de conformismo. Si en un arrebato de locura nos da por ser mejores en ese campo o en el que sea comprenderemos que no habíamos aprendido suficiente y pondríamos en jaque a todos los “tú no puedes” que llevamos endosados en nuestra espalda toda la vida. Sin miedo a fracasar, trabajemos en la curiosidad y la perseverancia del plan b que eclipse a las derrotas. Lo importante no es evitar el fracaso, sino aprender de él y hacerle sombra con los logros que nacen de él. Seamos el héroe de nuestra vida, uniendo todas nuestras cualidades que juntas nos convierten en excelentes. Démonos esa oportunidad, sí, a estas alturas de la película de nuestra vida. En este punto y hora, con la primavera golpeando a la puerta. Los sueños se cumplen cuando nos comprometemos con ellos. Nuestro enemigo por mal que luzca el pelo de los valores de nuestro tiempo no está fuera. El enemigo que nos limita está dentro de nosotros mismos. Empaticemos con el mundo que nos hará descentralizarnos a nosotros mismos para representar el mundo del otro, comprenderlo, y aprenderemos el placer de descubrir el mundo mental de los demás. La primavera que se hace presente cautelosamente en estos días de vísperas es una alegoría de lo que le propongo que haga con su momento actual. Un despertar a la curiosidad, la pasión en el esfuerzo y en la perseverancia que nos hará posible aquello de lo que una vez nos convencieron que no podíamos alcanzar. Sean felices, cumplan sus sueños, trabajen en ello.