“Una fotografía taurina no es solo una fotografía: es el recuerdo de una faena imposible de volver a vivir”
Manuel Vasco Oliveras es un fotógrafo profesional con una trayectoria de más de 40 años dedicado a la búsqueda de la belleza en el caballo y el toro de lidia en su mayoría. Nacido en Sevilla, el fotógrafo está vinculado a la Real Maestranza de Caballería desde la última década del siglo XX, además de otros muchos sectores como, por ejemplo, la realización y gestión de congresos, eventos y actos sociales.
¿Qué le inspiró para empezar con la fotografía taurina, y porqué le interesa este tema en particular?
La motivación en la fotografía taurina comenzó hace mucho tiempo atrás cuando mis amigos y yo íbamos a tentaderos simplemente porque nos invitaban y nos divertíamos mucho, a raíz de ahí y con la cámara en ristre comencé a hacer fotos relacionadas con el mundo taurino. Desde hace aproximadamente trece años cree mi propia revista denominada “El Caballo y el Toro” en la cual daba todo tipo de información relacionada con ambos mundos, siendo una parte importante la sección taurina.
¿Hay algún torero en particular que le inspire?
Al ser tan amplio y al haber tantos matadores, novilleros etc. Siempre te decantas por alguno en especial por ser más fotogénico que otros, a mí en este caso el que me inspira más es Morante de la Puebla.
¿Hay alguna fotografía que tenga un significado especial para usted?
n el mundo del Caballo hay fotografías espectaculares con equinos dentro del agua, en el mar. Es una fotografía muy original y de una plasticidad que es muy difícil de igualar. En el mundo taurino, el campo es el mejor lugar para retratar al animal más bello que existe por su formación, su majestuosidad o su reacción ante cualquier “intruso” que se acerque a sus dominios. Tiene uno que ser muy aficionado para mezclarse en ese mundo y conseguir la mejor fotografía, pero cuando la tienes te entra un cosquilleo por el cuerpo que es difícil de explicar.
¿Cuál es su relación con la tauromaquia?
Mi relación con la tauromaquia viene a lo que he explicado anteriormente y por mi padre que estaba todo el día en el campo y yo iba mucho con él. Todo eso me apasionaba y lógicamente te entra el gusanillo.
En las últimas décadas ha habido un debate sobre la ética y el tratamiento de los animales en la tauromaquia. ¿Cómo se posiciona en este tema como artista y como persona?
El debate que hay en el mundo de la tauromaquia lo han creado unos señores que no tienen nada que ver con la Fiesta Nacional por excelencia y ahí no debemos entrar los que de alguna manera vivimos de ello. Aunque yo siempre he defendido el punto de vista positivo para que esta fiesta siga adelante y no desaparezca como quieren muchos. Nuestra profesión, en este caso la mía como fotógrafo, siempre será defender lo que me gusta y lo que sé hacer más o menos con mejor profesionalidad. Después de cuarenta años no lo habré hecho tan mal, ¡digo yo!
¿Cómo responden los espectadores y los amantes del mundo taurino a sus obras?
La respuesta de todos los aficionados es muy positiva y adquieren mis obras por que lo que presento es lo bueno y no lo malo, que también las hay, pero esas quedan en el cajón. A pesar de que hoy en día con los teléfonos móviles cualquiera hace fotos y eso va decremento nuestro, la respuesta siempre es positiva.
Texto: Marta Perdomo
Fotos: Gerardo Morillo