Nacido en la gaditana Isla de León en 1936, por sus manos pasó gran parte del futuro de la Transición española. Fue fundador de la Facultad de Empresariales de Sevilla en 1971. Abogado, economista, sociólogo, psicólogo, y sobre todo humanista, ha contribuido a la expansión de las empresas españolas en Latinoamérica desde finales de la dictadura hasta nuestros días. Acaba de recibir la Medalla de Oro de la Cámara de Comercio de Sevilla, aquella por la que tanto luchó en colocar como referente internacional. La Revista Escaparate habla con el protagonista de su vida, sus logros, su historia y del papel de España en el mundo.
¿Quién es el Miguel Sánchez Montes de Oca?
Soy complejo de definir por todo lo que he hecho. Soy un docente que se ha dedicado a la formación empresarial desde el Instituto Universitario de Ciencias de la Empresa, creador de la Facultad de Empresariales de Sevilla, me he dedicado a la política, a la cultura y a la empresa. Esos son mis cuatro perfiles. Esa es mi definición. Y, una cosa que es muy importante: mi dedicación a América.
¿Qué faceta es la que más le ha aportado a su vida?
Independientemente de la de profesor, que es la más importante; la psicología. Los cuatro apoyos de mi vida han sido: familia, amigos, maestros y mentores. Mi vida ha sido a base de maestros y mentores y yo tuve un maestro excepcional: José Luis Pinillos, el padre de la psicología moderna en España. Es mi profesión más querida. Me motivó buscar las capacidades de la gente.
Usted fue fundador de la Facultad y autor de su primer Plan de Estudios, ¿cómo afrontó aquel reto?
Era la España de la siesta, el país estaba dormido y un profesor excepcional de la Universidad de Sevilla, que era don Ignacio María de Lojendio e Irure, catedrático de Derecho Constitucional y, al mismo tiempo, consejero delegado de la Cruz del Campo. Entonces, él veía que la manera de arrancar es coger un modelo ya existente en el País Vasco y en Europa: las escuelas de negocio. Entonces creó el Instituto Universitario de Ciencias de la Empresa que fue el germen de la Facultad.
¿Cómo fue la modernización de ese país?
Los años 60 fueron el laboratorio en el que se fraguaron las personas que luego han desarrollado su actividad de liderazgo en el último tercio del siglo XX y principios del XXI. El cambio de un país que vive en la autarquía con la entrada de las técnicas americanas y la creación de las primeras escuelas de negocio. Es decir, la modernización de la empresa. Aparece el marketing, aquel gran desconocido por entonces. Se le llama la década del “Desarrollo Salvaje” porque creíamos que iba a ser posible crear todos nuestros sueños.
¿Y esos inicios de aquella Facultades de Empresariales?
La Facultad tuvo en esos años un éxito impresionante. El primer año se matricularon 1.500 alumnos. Utilizábamos el salón de actos de Derecho para dar clase. Los resultados fueron sorprendentes, porque el tejido empresarial de Sevilla son alumnos de aquello. Esta fue la primera Facultad en España y extendió su modelo al país.
Sevilla siempre ha sido muy universitaria…
Sí, pero solo de cuatro o cinco facultades: Derecho, Medicina, Filosofía, Arquitectura y Bellas Artes.
¿Qué factor fue clave para el desarrollo empresarial de España?
La firma de los tratados con Estados Unidos. Nos llegó tarde, pero llegó el Plan Marshall y su técnica. Los primeros profesores vinieron de las universidades americanas. Luego, llegaron los europeos. El continente nos llevaba décadas de adelanto.
¿Qué tuvo que ver la Cámara de Comercio de Sevilla en todo eso?
La Cámara de Sevilla tuvo mucho que ver en los sesenta, porque creó el primer centro de formación de las Cámaras de España. Comienza a dar cursos trayendo los mejores profesores que llenaban aulas. Ha vertebrado la ciudad. En aquellos años, el de Sevilla, era presidente del Consejo Superior de Cámaras de España: Pepe González Reina, que luego fue hermano mayor de la Macarena.
¿Qué enseñanza de sus maestros han marcado su vida?
Es muy difícil, porque los maestros van dejando ideas en la espesura de la vida. Tú ya no sabes de quién es cada enseñanza. Pero destaco como personas a José Luis Pinillos, Faustino Gutiérrez Albi o Manolo Clavero. Digo que, si no hubiera sido por mis mentores, no hubiera progresado en la vida.
¿Por qué estudió psicología?
Es una vocación muy antigua. El sueño de mi vida ha sido vencer las capacidades que yo traía al nacer. ¿Cómo puedo ayudar a los que están cerca de mí y a sus capacidades? Pues con la Psicología. Tuve de maestros a todos los grandes genios de la psicología en España por entonces. Entrando en su faceta americanista.
Estamos conmemorando el V Centenario de la Vuelta al Mundo, ¿se está haciendo todo lo que se debería para celebrarlo?
No está teniendo el eco que debería tener. Se están haciendo cosas interesantes, pero lo veo muy apagado. Es el fenómeno contrario a lo que sucedió con la Expo 92: Se decidió quemar las naves y tirar a fondo. La ciudad reacciona ante los grandes proyectos. Sevilla siempre ha sido grande cuando ha mirado a lo lejos.
¿Qué significó aquella gesta para el futuro de la Humanidad?
La marina de Castilla se constituye en Sevilla. La marina de guerra española tiene una fiesta nacional coincidente con la fecha de la Reconquista de Sevilla. Eso, como antecedente. Con la gesta de Elcano se da una visión del mundo impresionante. Es la primera etapa de la globalización, esto que ahora está de moda.
¿Cree que España rehúye de su gloria americana?
Sí, abiertamente. Que no haya una Casa de América en Sevilla… Yo le llamo al Guadalquivir “el Río de América”. Mientras esta ciudad no se identifique como Iberoamericana, está dejando atrás su historia. Lo mira como algo secundario. Tenemos un Archivo de Indias con historiadores e investigadores de primer nivel mundial. Tenemos un modelo de decadencia desde el momento en el que la clase dirigente se traslada a Madrid en el siglo XVIII.
Usted fue una figura clave en la Transición. ¿Vómo fueron aquellos años?
Que Manolo Clavero me llamara para crear el Ministerio de las Regiones, que tuviera un amigo de mi juventud como Adolfo Suárez… Estaba en la Universidad de Puerto Rico y querían venir a conocer a Suárez. Ya no estaba en el Gobierno, Adolfo me puso por las nubes. Al terminar me preguntó: “¿Te parece bien como te he puesto?”. Yo siempre le estaré agradecido. Tuve mi periodo en Moncloa y de secretario general de Iberoamérica. Fue inolvidable.
¿Qué recuerda de él?
Todo. Uno de los últimos actos antes de que su Alzheimer se lo llevara, fue en Sevilla. Él era el modelo de una frase que yo tengo: “Imaginar lo deseable y hacer que lo deseable sea posible”. Se ponía una meta y luchaba por conseguirlo, sin caérsele los anillos. A ver cuantos han renunciado por España como lo hizo él…
¿Se está desprestigiando ahora La Transición?
Esto es de locos, porque hemos caído en el politiqueo. Felipe González tiene una frase: “Hay políticos que tienen ideas y moral, hay otros que tienen moral, otros con ideas y algunos que no sirven para nada”.
Quizás piense en Cataluña…
Es algo demencial. Que el partido que gobierna es de derechas convencida, nacionalista local y se están aliando con lo que sea necesario. No es una lucha a favor del país, sino de poder. Trabajé mucho en Cataluña en los años duros en los lugares del catalanismo profundo, nunca vi esta situación actual.
Hábleme entonces de la situación política actual
Totalmente incierta. Estamos en una sociedad muy volátil y cambian las opiniones de un día para otro. Se hace ahora política emocional pensando en la conquista del voto y no en el país.
¿España ha superado la crisis de 2008? ¿Vendrá otra?
Todo sistema de globalización encierra un problema: Los beneficios no les llegan a todos. Los que mandan hoy no son los empresarios que creaban beneficios y desarrollaban el país, ahora el poder está en los medios financieros, ni siquiera en los bancos. Ha aumentado la pobreza de gente que está trabajando. Pero con todo ello, tenemos la suerte de estar en la Unión Europea, esa es nuestra malla.
¿Un Personaje histórico?
El arte de la prudencia del jesuita aragonés Baltasar Gracián.
¿Cuál es el futuro de España para los próximos años?
No hay una época mejor en la historia de la humanidad que la estamos viviendo. Hubiera deseado tener años para vivir esta etapa del mundo. Estamos en una era exponencial donde los avances son gigantescos. España tiene que apostar por la modernidad porque somos un país de talento. Como los iberoamericanos, somos ingeniosos y el Estado debe fomentarlo. Piensa que un rey en el siglo XVIII vivía peor que nosotros.
Texto y Fotos: Javier Comas