Manuel de Prado y Colón de Carvajal
El hombre que trajo la Expo
Fue un 12 de octubre de 1992, hace ahora 25 años, cuando se apagaron las luces de la Exposición Universal que había colocado a Sevilla en el centro del mundo. Quinientos años después del descubrimiento de América, la ciudad volvía a alcanzar cierta “capitalidad” sobre el nuevo continente rememorando aquel Imperio en el que nunca se puso el sol.
Para que tuviera lugar aquel glorioso capítulo en la historia de la ciudad fue determinante el papel de políticos, diplomáticos… y de la Casa Real española… ferviente entusiasta de este proyecto que tendiera puentes, muy especialmente, con Hispanoamérica.
Quizás por ello, la figura de Manuel de Prado y Colón de Carvajal, descendiente directo de Cristóbal Colón, fue clave en este largo proceso que se prolongó durante más de una década y que acabó con el feliz final de la celebración de la Exposición y la transformación por completo de Sevilla.
De Prado y Colón de Carvajal nació en Quito (Ecuador). Su padre era chileno y su madre, española. Estudiar en España y desarrollar una intensa actividad profesional en el ámbito internacional – especialmente en Iberoamérica – le hicieron tejer toda una red de contactos e influencias que lo hicieron brillar en actividades de comercio exterior, banca, bolsa…
Fue encargado de acompañar a los Reyes de España, entre otros países, a sus visitas a México, Perú, Ecuador, Argentina y Estados Unidos. Y de esa vinculación con la Corona y el Gobierno español se acrecentó la figura y su papel fue fundamental para desarrollar proyectos económicos y misiones solidarias en el territorio iberoamericano.
Quizás por ese papel que empezó a jugar en aquel territorio era el hombre idóneo para luchar por el gran proyecto de la Expo.
En 1981, Manuel de Prado y Colón de Carvajal constituyó la Comisión Nacional para la Celebración del V Centenario del Descubrimiento de América. Por ello fue nombrado Presidente y Comisario Regio con la Alta Representación de SM el Rey.
Como resumen de la filosofía que debía inspirar la Celebración del V Centenario elevó al entonces presidente del gobierno, Calvo Sotelo, un informe exhaustivo que dio lugar a la creación de la Sociedad Estatal de Ejecución de Programas Conmemorativos del V Centenario.
Según sus propias palabras al diario ABC de Sevilla: “Desde el Gobierno se me resistían a aceptar una expo en España. Luego, cuando la idea fue asumida, me daban tres ciudades candidatas a sede: Valencia, Barcelona y Madrid. Y yo decía siempre: ´Sevilla, Sevilla, Sevilla´”.
Por eso defendió en Francia ante el Bureau Internacional de Expositions la organización de la Exposición Universal en Sevilla en 1992 y presidió la Delegación que se ocupó de defender esta candidatura en la asamblea general celebrada en París en junio de 1982. Allí, de Prado y Colón de Carvajal propuso la fórmula de una exposición compartida con Chicago, solución transitoriamente aprobada por dicho organismo que dio finalmente lugar a la adjudicación, en exclusiva, de la misma para España.
Quizás ese fue el comienzo de su apasionante relación con Sevilla. O, también, el inicio de una intensa vida económica, política y social que tendría su eje en la capital andaluza. Y es que la figura de Manuel de Prado y Colón de Carvajal supuso en la ciudad un aliento para el desarrollo de numerosas iniciativas empresariales y, fundamentalmente, culturales.
Texto: José Antonio Rodríguez Benítez