Alejandro Guillermo Roemmers
Empresario
Alejandro Guillermo Roemmers es un conocido empresario argentino al que el corazón le puede más que la cabeza y se introdujo en el mundo de la poesía a golpe de pluma. Combina su labor en la empresa farmacéutica que heredó con la literatura. A ambas actividades habría que añadir la de mecenas de músicos y pintores, escultores, hace sus pinitos de arquitecto, es guionista de telenovelas, ha diseñado automóviles, compone, es intérprete de piano y ha triunfado con el musical “Franciscus”. Quizá una vida no sea suficiente para desembocar tanta inquietud y, como los felinos, precise de siete. En el pasado mes de mayo presentó en Sevilla el libro “España en mí”, una recopilación de poemas escritos, muchos de ellos, durante su estancia en España en la que pasó buena parte de su adolescencia.
Antes de empezar la entrevista, el escritor toma un libro en sus manos y nos lee unos versos.
“Dios te salve, poesía, / llena eres de gracia, / de alamedas, caracolas y alboradas. / El Amor está contigo, / y su Verdad, más profunda que el silencio, / y su Misterio, más grande que la vida. / Humilde tú eres entre todas las artes / y bendita es la Palabra de tu vientre. / Salva, poesía, y redime a quien te invoca. / Ven a nosotros, errantes soñadores, / ahora, en la pasión del canto ardiente, / y en la noche de vuestros versos más tristes, / para conducirnos al umbral del Día”.
Qué suerte escucharlo en directo…
Mi poesía es para ser escuchada porque yo explico las circunstancias de cada momento. Es como si te doy una partitura. Como si te doy “La Boheme” de Puccini. Te la puedes imaginar, pero otra cosa es verla en el escenario con todo funcionando junto.
¿Qué es España en mí?
Hace 20 años participé en un homenaje que Argentina le hacía a España aprovechando el décimo aniversario del fallecimiento de Borges. El libro se llamó “España en mí” y se presentó en la Biblioteca Nacional. De modo que 20 años después hemos hecho una selección de distintas épocas de mi obra recordando en el título a mi primer libro.
Imagino que aquí habrá una parte de su adolescencia, cuando vivió en España. ¿Por qué vino?
En los años 70 Argentina tenía muchos problemas de terrorismo. Era un país inseguro. Mis abuelos tenían una casa en Portugal de tal manera que mis padres decidieron venir a España. Vivíamos en Madrid y aquí estuvimos cinco años, entre 1073 y 1978. Aquí hice el bachillerato y mis estudios universitarios.
¿Qué supuso salir de Argentina?
Un impacto fuerte. No me dio tiempo ni de despedirme de mis amigos. En aquel tiempo no había Facebook de modo que con alguno me he vuelto a encontrar 40 años después.
¿Y entrar en España?
Fue una sensación de libertad muy grande. Me compraron una moto de modo que sentí por primera vez lo que era la libertad- Iba al Escorial, a la Sierra… allí caminaba, meditaba. Entendí que lo agreste de la meseta lo asociaba a como yo me sentía en ese momento…
Llegó en el fin de la dictadura…
Viniendo de Argentina, me pareció como hacer un viaje en el tiempo. Sentía que iba al pasado. Había mucho aislamiento. Lo veía en las prendas, los coches antiguos… Estaba todo bien pero faltaba alegría.
¿Y qué tal el cambio de régimen?
Nos volvimos a Argentina cuando empezó lo más divertido, que fue el destape (risas).
Qué mala suerte…
Yo no quería volver. Sentí una comunión muy especial, con España, que se había convertido en mi segunda patria. Me despedí una tarde, sentado en un lugar donde se veía todo el Guadarrama y le escribí un “Himno a Castilla”. España estaba en un momento especial, de lamento… como estaba yo. De modo que conecté con eso.
Estuvo en Sevilla…
La primera vez que estuve en Sevilla fue un Domingo de Pascua para ver una corrida de toros. Vine también por los 500 años del Descubrimiento… he venido varias veces pero creo que esta es la que más me ha gustado. No sé si por la primeras, todas las jacarandas, la flor azul… Además, Sevilla está más linda por la zona del río… Es alegre. Los andaluces tienen una alegría de vivir que es muy linda.
Dicen que tiene un color especial
Me quedo con los paisajes, la luz, el color, la música. Me gusta el flamenco pero, sobre todo, las sevillanas. Me divierten mucho. Yo escuchaba mucho a María Jiménez, María del Monte, Rocío Jurado… A veces no la pongo porque las canciones de ella me emocionan mucho.
¿Qué le pareció la fiesta de los toros?
Soy muy amigo de Cayetano Rivera. Es algo difícil, yo sé que es polémico. Entiendo a los que lo rechazan pero el toro de lidia sólo existe gracias a las corridas de toros. Y vive una vida maravillosa y sólo sufre un rato. No es un mal balance. Los seres humanos sufrimos más. Pero entiendo a las dos partes. Me gustan las tradiciones. Es algo muy de acá. Tiene que ver con cosas muy antiguas. Quizá habría que buscar una fórmula para que el animal sufra lo menos posible y después soltarlo.
¿En qué nos diferenciamos los españoles de los argentinos?
El español es más alegre. La Argentina, desde la época del Gaucho… es como si la planicie de la Pampa la hiciera más melancólica. El tango, tan sentimental y melancólico… nuestro folclore es más triste.
Su labor como empresario y su perfil como poeta le hace estar todo el rato entre el corazón y la razón…
Al principio sí, me costaba un poco. Yo notaba que era uno cuando estaba en la empresa y cuando estaba en casa haciendo otra actividad creativa era otro. Lo más difícil fue integrar la cabeza y el corazón. Poder ser yo mismo en cualquier lugar.
¿Y eso cómo se hace?
Pues humanicé la empresa. En los pasillos de la compañía los abrimos para que todo el mundo pusiera fotografías, pinturas… Hicimos seminarios de desarrollo personal, hicimos reuniones para el vecindario, actividades con niños… Este año nos han dado el permio a la empresa más querida y en la que todo el mundo quiere trabajar.
Un poeta sevillano, Antonio García Barbeito, suele decir que él se encuentra a Dios antes en la naturaleza, en el tronco de un olivo… que donde el resto solemos ir a buscarlo. ¿A usted le pasa eso?
Si, me pasa con frecuencia. Pero también veo a Dios en cada ser humano. La gente se encariña mucho con un perrito, un árbol, una planta y no nos damos cuenta de la maravilla que es un ser humano. Nosotros, al cruzarnos con otro ser humano deberíamos de hacer una reverencia. Es una maravilla que haya miles de millones de átomos que formen moléculas, que a la vez se agrupan en células que tienen funciones y crean órganos, que mantienen vivo a un ser humano…. Es una maravilla tan increíble que no nos damos cuenta. En la Patagonia hay muy poca gente. Cruzarte en esa soledad con un ser humano te alegra y te das cuenta de lo maravilloso que es… porque no hay ninguno.
¿Reza?
Me la paso agradeciéndolo todo el día. Mi mejor forma de rezar es dar gracias. Vivo dando gracias. Es el mejor camino para ser feliz. El mundo no está mal por el Isis o por un coreano loco. El mundo está mal por los miles de potenciales ángeles que no hacen lo que tienen que hacer alrededor suyo. Si los millones de buenas personas que hay en este mundo hicieran algo bueno en su entorno, el mundo sería otro. Pero hay demasiados espectadores que no intervienen haciendo todo lo que tienen que hacer.
Conoce al Papa Francisco…
Me impacta su sencillez. Toda persona que tiene grandeza, tiene sencillez. Y también me conmueve su conciencia de “o todos nos salvamos o ninguno”. Tenemos que ser muy compasivos. Tenemos que volver a las bases de nuestras creencias religiosas. No juzgar, aspirar a la perfección aunque no lleguemos a ella. Ser más generosos, solidarios y compasivos con nuestro prójimo con nosotros mismos.
José Antonio Rodríguez Benítez