Por José Antonio Rodríguez.
La Real Maestranza de Caballería y la Soledad
Una de las instituciones nobiliarias que más vinculación tienen con la Semana Santa de Sevilla es, sin dudas, la Real Maestranza de Caballería. Hay que tener en cuenta el componente religioso de esta corporación cuyo nacimiento se remonta a la conquista de la ciudad en el año 1248 por el Rey Fernando III el Santo. Los caballeros que le acompañaron en esta gesta fundaron una Cofradía o Hermandad Caballeresca y, bajo la advocación de San Hermenegildo, se agruparon para adiestrarse en el manejo de las armas y las prácticas ecuestres.
Siglos después, tras varios intentos de rehabilitarla, en 1670 se constituye de manera oficial, tomando como patrona a la Virgen del Rosario y con la bendición de Felipe V que la reconocería con un Real Despacho firmado el 19 de abril de 1925.
Consta que de los 27 hermanos fundadores de la Real Maestranza, 11 de ellos formaban parte de la junta de gobierno de la hermandad de Nuestra Señora de Soledad, es decir, la Soledad de San Lorenzo que en aquel momento recibía culto en el Convento Casa Grande del Carmen de la calle Baños – actual conservatorio -. De hecho, el primer Hermano Mayor maestrante desde 1671 a 6174, Agustín de Guzmán y Portocarrero, Marqués de la Algaba, fue nombrado Hermano Mayor de la Soledad en 1673.
Sería, sin dudas, la hermandad de la Soledad la que más vinculación tendría con esta Real Corporación. Según las investigaciones de Ramón Cañizares parece cierto que la aristocracia sevillana “se asoció en torno a estas dos instituciones: a la Real Maestranza para cumplir sus funciones militares y de caballería y a la hermandad de la Soledad para la práctica del culto.
De los 38 caballeros que dirigieron la Maestranza desde su primera junta en 1671 hasta la invasión francesa en (1808) un total de 23 fueron destacados miembros de la junta de gobierno de la cofradía – por aquel entonces – del Viernes Santo.
Hermanos Mayores, Tenientes de Hermanos Mayor, Secretarios y Caballeros de la Real Maestranza llenaban la nómina de hermanos de la Soledad. E, incluso, ganaderos de reses bravas. Sirva como dato que las primeras ganaderías de reses bravas que hubo en Sevilla eran propiedad de hermanos de la Soledad. De hecho, hay un dato relevante que sitúa a la perfección este entronque entre la corporación nobiliaria y la hermandad de penitencia: En 1730 se lidiaron en Sevilla 25 toros procedentes de once fincas, 8 de las cuales pertenecían a miembros de la junta de gobierno de la Soledad: el conde del Águila, el marqués de Vallehermoso (y la familia Bucarelli), el marqués de Nevares, el marqués de Tablantes, el marqués de la Granja, Lorenzo Ignacio de Ibarburu y Rodulfo de Aguasvivas.
Esta intensa relación se perdió cuando la hermandad de la Soledad tuvo que abandonar su capilla del Convento del Carmen con motivo de la Invasión Francesa y la desamortización de sus bienes. La actividad de la hermandad no se retomó hasta 1860 pero, para aquel entonces, las relaciones con la Real Maestranza habían decaído.
En 1938, la hermandad procuró restablecer las relaciones ofreciendo al Teniente de Hermano Mayor de la institución de caballeros el cargo de Hermano Mayor Honorario, distinción que aceptó. A esto se le une que la cofradía distinguió con su medalla de oro a la Real Maestranza en 2010.
Esta unión ha cristalizado con el tiempo, no sólo en relaciones protocolarias, sino en una labor de mecenazgo de la que la hermandad se ha visto beneficiada. La Real Maestranza, que tiene entre sus fines contribuir a la cultura y al patrimonio, ha destinado importantes ayudas como la que en 2011 sirvió para restaurar la Capilla de Nuestra Señora de Rocamador, titular de la Soledad de San Lorenzo y cuya donación ascendió a costear el 50% de la rehabilitación valorada en 77.000 euros.