En 1919, Manuel Font Fernández de la Herranz mandó a su hijo Manuel Font de Anta, que triunfaba por aquel entonces en los grandes teatros en Madrid, una caja china con cuatro fotos de la Virgen de la Amargura. Aquello motivó que el maestro diera forma al himno oficioso de la Semana Santa de Sevilla. Por desgracia, la de 2020 no vivirá en la calle el cierre del centenario de su marcha más emblemática, «Amarguras», pero al menos quedará el recuerdo en uno de los documentales de cofradías más conseguidos de la historia. El trabajo audiovisual que desvela las claves de esta marcha que ha cambió la forma de entender la música procesional en la mano de dos profesionales de primer nivel.
El Teatro de la Fundación Cajasol acogió la presentación del documental «Un siglo de Amarguras», el acto que cierra el centenario del himno oficioso de la Semana Santa. Dirigido por Mario Rodríguez Balbontín y realizado por Carlos Valera Bastida, esta pieza resume las intrigas, los desvelos y los fundamentos de una de las composiciones fundamentales de la música sevillana.
La obra con la intención de aproximarse a la autoría de la marcha, pero fundamentalmente, como señalan sus autores «pretende poner de relieve la figura de dos importantes músicos sevillanos: los hermanos Manuel y José Font de Anta. Especialmente relevante en la primera mitad del siglo pasado fue la figura de Manuel, por la importancia y volumen de su obra y por dar a la copla su estructura tal y conocemos hoy en día».
Un año y medio de trabajo y cientos de horas de producción, investigación y trabajo que han dado luz a una obra que «refuerza la idea de que la marcha puede ser una obra coral de dos hermanos fundamentales para la música andaluza», señala Balbontín.
Más de una docena de personas entrevistadas, «algunas que han conocido de primera mano a José Font de Anta» que descubren la figura de los Font de Anta, señala Carlos Valera. Un documental que descubre a las nietas de Manuel Font de Anta y las trae a escena junto a familiares y personajes cercanos al entorno de esta familia de músicos: «Se descubre la vida y obra de Font de Anta como hasta ahora no se ha explicado. Vamos a dejar sobre la mesa todas las conclusiones sacadas con diversas opiniones», señala Valera.
Este documental espera emitirse próximamente con visión de llegar a «algunas televisiones internacionales que ya se han interesado en emitirlo», apunta Valera. De momento, más de 400 personas disfrutaron del mejor documento audiovisual que se ha hecho hasta ahora de una pieza musical de la Semana Santa de Sevilla.
Lo que cuenta la marcha
Cuando Font de Anta compuso en 1919 la marcha «Amarguras», no solo imaginó el rostro de la dolorosa de San Juan de la Palma o su paso de palio en una noche de Domingo de Ramos, también una historia narrada bajo un intenso guión. Tras los acordes del himno de la Semana Santa está descrito a conciencia el pasaje de la calle de la Amargura, el camino al Calvario que Jesús de Nazaret realizó para llegar a la cruz, en cada nota y en cada acorde.
Los mismos llevan al espectador a situarse «en la calle de la Amargura. La marcha avanza y se oyen los rumores del cortejo que conduce al Redentor. Los primeros compases, que constituyen el tema fundamental de la obra, describen la omnipotencia de Cristo. Tras ello, se escuchan las trompetas anunciadoras de la comitiva que se aproxima. Continúa el poema con el desarrollo el tema inicial. Constituye el segundo motivo, una frase de apacible dulzura, inspirada en las consoladoras palabras de San Juan a la Virgen. Dicha frase es interrumpida por los apóstrofes e imprecaciones lanzadas por las turbas al Redentor. Esta segunda frase llega a su más alto grado de sonoridad. Seguidamente, comienza el tercer motivo en forma de Coral, en “pianísimo”, evocador de los rezos de los creyentes y es interrumpido varias veces por las trompetas romanas. Continúa el Coral en “fortísimo”. Alejase el cortejo dejándose escuchar el nuevo tema base de la obra… el cortejo ha desaparecido. Óyense los comienzos de una saeta interrumpida por las campanas, saeta que queda sin terminar, como invitando al pueblo para que la continue. Termina el poema con la frase en “fortissimo”, fundamento del mismo».
Así lo describió Font de Anta hace ahora 101 años. En 2019 se ha celebrado el centenario de estos acordes tocados mil y una veces en cada rincón de España y en todas sus Semanas Santas.
Textos y Fotos: Javier Comas